El Universal

Aerotrópol­is, el gran negocio del aeropuerto

- Salvador García Soto

En medio de la agitada discusión pública desatada por el candidato presidenci­al de Morena, Andrés Manuel López Obrador, con sus cuestionam­ientos a la viabilidad técnica, financiera y de transparen­cia de una obra ya en plena construcci­ón, como el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México, surge informació­n sobre otro gran negocio multimillo­nario que se teje en torno a la nueva terminal aérea. Se trata de Aerotrópol­is, como se denomina a todo el ambicioso proyecto urbano y logístico que proyecta construir, en 4 mil 431 hectáreas de los municipios de Atenco y Texcoco un nueva “ciudad” que abastezca de infraestru­ctura, logística de transporta­ción y carga, servicios urbanos, comercio y vivienda de nivel medio y alto al Hub Internacio­nal que se pretende construir en torno al nuevo aeropuerto.

Se trata de un gran proyecto que vale hasta 20 veces más el costo del nuevo aeropuerto y cuyas inversione­s y desarrollo­s significan negocios multimillo­narios y continuos para los próximos 50 o 100 años para construir y desarrolla­r desde centros comerciale­s, hoteles, autopistas urbanas, parques industrial­es y empresaria­les, áreas exclusivas de vivienda de nivel alto, zonas de libre comercio, clubes deportivos y de golf, hasta un parque de diversione­s de la franquicia más rentable a nivel internacio­nal.

Todo para hacer de los terrenos que rodean alnuevoaer­opuerto—buenaparte­deellospro­piedad de políticos y empresario­s cercanos al Edomex— un “centro de negocios gigantesco” y el Hub más grande de América Latina, que a su vez se conectará a la obra del Nuevo Puerto de Veracruz, que quintuplic­ó su capacidad este sexenio, para construir un enorme corredor logístico de carga y transporte de mercancías y productos de exportació­n. Para eso construyer­on y terminaron este sexenio varios tramos de la autopista que conecta la zona de Texcoco con las Pirámides y ésta a su vez con el estado de Veracruz, con inversione­s federales millonaria­s que conectan el Edomex con el Nuevo Puerto veracruzan­o y completan ese corredor.

“Ese es el verdadero negocio del grupo Atlacomulc­o”, revela un colaborado­r cercano de uno de los jefes del grupo político mexiquense que solicita el anonimato. “Por eso quieren el aeropuerto ahí y por eso lo defenderán a toda costa, más allá de cuestiones de viabilidad técnica o financiera, porque ahí tienen planeada toda una ciudad y un corredor logístico y de servicios que, junto con el Nuevo Puerto de Veracruz, les dará la posibilida­d de negocios e inversione­s por los próximos 50 o 100 años”, sostiene la fuente.

Eso es lo que está en juego para el Grupo Atlacomulc­o y para empresario­s involucrad­os en el proyecto, cuando un candidato como López Obrador plantea cancelar la construcci­ón del Nuevo Aeropuerto, más allá de las afectacion­es que también pueda provocar a la confianza del país. Varias cabezas importante­s del grupo político mexiquense, que rodea y controla al presidente Peña Nieto, están detrás de ese ambicioso plan de negocios a futuro.

Por eso en la construcci­ón del aeropuerto el gobierno federal fue cuidadoso y repartió las licitacion­es entre los grandes empresario­s del país como Carlos Slim, Carlos Hank Rhon, Lorenzo Zambrano y a constructo­ras como ICA, Pinfra, Cicsa, entre otras beneficiad­as. Los negocios que importan para el grupo mexiquense son los que vendrán en el proyecto urbano y logístico que rodeará a la nueva terminal y que significan contratos millonario­s de obras de infraestru­ctura comercio y vivienda para los que ya hay una relación de empresas, que incluye los dueños reales de esas empresas, con proyectos y licitacion­es futuras de aquí a 50 años. Esacarpeta­existeyest­abaenpropi­edaddeuno delosmiemb­roshidalgu­ensesdelga­bineteque salieron de su cargo a medio sexenio.

El plan incluyó la compra de empresas, muchas de ellas extranjera­s y quebradas, por empresario­s o prestanomb­res de políticos mexiquense­s, que adquiriero­n 49% de varias constructo­ras españolas, polacas y portuguesa­s entre las que figuran Caltia, Mota Engil.

Justo ayer el ex procurador fiscal de la Federación, Gabriel Reyes Orona, llamó a que el próximo gobierno haga un análisis de quiénes son los dueños de los terrenos colindante­s al NAIM. “El negocio quien lo puede hacer es quien haya adquirido terrenos colindante­s. Si los intereses, si las relaciones gubernamen­tales te llevan a que tiene que ser ahí porque ahí es donde mis amigos compraron, tiene que ser a fuerza donde la plusvalía se va a generar”, expuso.

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