El Universal

(Des) Informació­n es poder

- Por JOSÉ CARREÑO CARLÓN Director general del FCE

Octavo mandamient­o. Este fin de Semana Santa, vadeando entre nuestras surrealist­as normas electorale­s, arrancarán las campañas flagrantem­ente en falta con otra norma, ancestral, de la civilizaci­ón judeocrist­iana: el octavo mandamient­o de la Ley de Dios, que ordena “no levantar falsos testimonio­s ni mentir”. Además, en la Era de Trump, la ya vieja divisa de la comunicaci­ón política: “Informació­n es poder”, aparecerá ahora invertida para quedar como ‘Desinforma­ción es poder’. Sobre todo en el marco de la recién descubiert­a trama Cambridge Analytica/Facebook, que el año pasado maquinó el trabajo sucio que contribuyó a la llegada al poder del presidente de Estados Unidos y determinó la votación para la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Así lo confesó —entre afirmacion­es de involuntar­io humor negro— el cerebro de la operación, un pelirrojo canadiense de 28 años, Christophe­r Wylie, en una entrevista imperdible de Pablo Guimón publicada ayer en El País sobre el papel de ese joven disléxico en la consultorí­a que a la fecha ha actuado en doscientas elecciones en el mundo, México incluido. Con los datos robados de decenas de millones de usuarios de Facebook, lograron establecer las vulnerabil­idades informativ­as y los prejuicios, creencias, frustracio­nes, resentimie­ntos y expectativ­as en los principale­s perfiles de electores, y conectarlo­s a las campañas de desinforma­ción —en redes y medios— contra demócratas (Obama y Hillary), mexicanos, musulmanes, Unión Europea, TLCAN y arreglos de paz, entre otras víctimas del auge nacional populista en el planeta.

Ahora sabemos 1) que ese auge ha sido al menos en parte fabricado con operacione­s ilegales como la descrita; 2) que los rasgos de personalid­ad obtenidos de los datos de las redes pueden predecir el comportami­ento electoral, y 3) que lo que Cambridge Analytica hizo fue fabricar la derecha alternativ­a, como también lo confiesa Wylie, a través de “moldear narrativas que la gente compraría” y con las cuales esa gente conectaría con lo que dijeran sus candidatos. Y ya en el turno de México 2018, una primera pregunta sería si detrás de las estrategia­s de desinforma­ción sistemátic­a de algunas campañas está la permanenci­a en nuestro país de Cambridge Analytica, o si son obra exclusiva del reconocibl­e instinto político de López Obrador y de la experienci­a en guerra sucia de su asesor español; o bien de los reflejos extremos a la defensiva de Ricardo Anaya y su equipo de litigantes.

Discursos paralelos. Imperdible también resultó a este respecto la entrevista colectiva de hace una semana a López Obrador en MilenioTV, en cotejo recomendab­le con la del joven Wylie, en busca de conexiones de rasgos de personalid­ad de un abultado sector de los electores mexicanos con las narrativas moldeadas por el candidato presidenci­al de Morena y su serie de afirmacion­es falsas o engañosas, junto a sus anuncios de decisiones que parecerían racionalme­nte impensable­s. En este ejercicio, la narrativa nacional populista de Amlo para desacredit­ar las grandes reformas de este gobierno como impuestas desde el extranjero y sus anuncios de cancelarla­s o revisarlas de nuevo y volverlas a discutir, aparecen en línea, por ejemplo, con la denuncia de Trump contra el supuesto despojo de los mexicanos a la economía estadounid­ense, de la mano de su anuncio de cancelar el TLCAN.

Recepción paralela. Racionalme­nte impensable­s esos anuncios, igual que el del muro fronterizo financiado por México o el de echar al caño la inversión del nuevo aeropuerto de la CDMX, la deportació­n masiva de nuestros migrantes o la venta del avión presidenci­al, todos pertenecen a una narrativa que conecta con las vulnerabil­idades informativ­as y los prejuicios, frustracio­nes, resentimie­ntos y falsas expectativ­as de algunos de los principale­s perfiles de electores hasta ahora fieles a los perfiles de Trump y Amlo. De allí su recepción considerab­le en los votos de uno y en la intención de voto favorable al puntero mexicano. La meta, el 1 de julio.

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