Salen más trapitos al sol en el INBA

El movimiento #YaPágameINBA se convirtió en el escándalo del año gracias a las redes sociales. El tema no es nuevo: por años, los prestadores de servicio han tenido que esperar sus pagos durante meses por el simple hecho de trabajar bajo el esquema de honorarios —y nos dicen que será muy difícil que accedan a una plaza—. A diferencia de manifestaciones pasadas, ahora se sumó un factor vital: los administradores de la red social del Museo Nacional de Arte —reconocidos por sus ingeniosas campañas— se atrevieron a publicar su situación. Una audacia que les atrajo miles de muestras de apoyo y que provocó que la queja resonara fuerte. Las autoridades se comprometieron a que no habrá sanciones por esa y otras manifestaciones. Pero otro aspecto que salió a relucir fue que muchos recordaron que el encargado de dialogar con los quejosos, Octavio Salazar Guzmán, subdirector de Administración del INBA, cuenta con un pasado escandaloso. Nos recuerdan que hace 10 años se desempeñaba como director de Administración del entonces Conaculta y tiene en su historial tres sanciones de la Secretaría de la Función Pública por negligencia administrativa y violación a las leyes y normatividad presupuestal, que databan de años anteriores, cuando trabajó en otras oficinas públicas, como la Sagarpa. Hoy, además de su cargo, es presidente del Comité de Ética y de Prevención de Conflictos de Interés.