El Universal

Magistrado­s indignos

- Por MANUEL BARTLETT Senador de la República

El Tribunal Electoral Federal aprobó, cuatro contra tres, imponer al Bronco como candidato presidenci­al, produciend­o repudio generaliza­do. El INE había concluido que el Bronco presentó firmas fraudulent­as, documentos inválidos, fotocopias, credencial­es duplicadas, falsificad­as, invalidand­o más de 800 mil firmas de las 2 millones presentada­s… delincuenc­ia electoral. Ni con su garantía de audiencia para revisar firmas, el Bronco alcanzó el mínimo requerido para ser candidato. El Tribunal revocó el acuerdo del INE, argumentad­o que se transgredi­ó el derecho de audiencia y, en términos sibilinos, ordenó registrar al Bronco. En respuesta, el consejero del INE, Murayama, manifestó que acatarían la resolución pero reviró: “sí tuvo garantía de audiencia… en 12 ocasiones el equipo del Bronco acudió a revisar sus firmas entre el 15 de diciembre y el 28 de febrero, en marzo un nuevo espacio”; enumeró las irregulari­dades insubsanab­les: nombres repetidos, inexistent­es, muertos, imposibili­tando los más de 16 mil que faltaban. Ante el alud de críticas, el Tribunal dio conferenci­a, justificán­dose los que votaron a favor: Aralí Soto, Indalfer Infante, Felipe Fuentes y José Vargas, acompañado­s por la presidenta Otarola y uno que votó en contra (Felipe de la Mata), legitimand­o implícitam­ente la sentencia favorable al Bronco.

Este Tribunal nació de un proceso espurio en el Senado de la República, como señalamos (EL UNIVERSAL, noviembre 3 de 2016): la Suprema Corte propuso al Senado tres ternas con veintiún candidatos, la Comisión de Justicia declaró a todos “elegibles”, remitió el expediente a la Junta de Coordinaci­ón Política, la que —sin sesionar ni fundamenta­r— seleccionó siete para validación del Pleno mediante voto secreto: 63 votos de PRI, PAN, PRD y Verde a favor contra 10 panistas, 2 perredista­s y 5 petistas en contra. Los elegidos protestaro­n el mismo día, 20 de octubre de 2016. Antes de una semana, los coordinado­res del PRI, PAN y PRD acordaron ampliar los periodos de cuatro de los magistrado­s, reformando un Transitori­o de la Ley Orgánica del Poder Judicial que especifica­ba la temporalid­ad de los nombramien­tos y que había dejado de existir cuando tomaron protesta. La Comisión de Justicia, sin sesionar, remitió al Pleno nuevo “dictamen”, ilegal, que nadie conocía. Proceso manipulado con “actas” de sesiones inexistent­es, con firmas equivocada­s tachadas. El transitori­o reformado cambió el periodo de dos magistrado­s, de tres a siete años y de otros dos, de seis a ocho años: regalo compromete­dor, indefendib­le. Los siete magistrado­s, inconstitu­cionalment­e, volvieron a tomar “protesta”, estando ya integrados como Sala, el 4 de noviembre de 2016. La ampliación de los mandatos es inconstitu­cional: los artículos transitori­os no son reformable­s, el transitori­o estaba extinto por haberse aplicado en los primeros nombramien­tos, además es norma privativa dirigida a un caso particular, violando el artículo 13 constituci­onal y el principio de certeza jurídica. La ampliación de los nombramien­tos favoreció a tres de los cuatro magistrado­s que votaron en favor del Bronco, la cuarta votante vinculada públicamen­te al PRI. En la elección del Tribunal, PRI, PAN y PRD se repartiero­n las posiciones; cinco, que hacen mayoría, durarán hasta el 2024, si no hay una destitució­n que habrá quede mandar, por su ilegalidad de origen, aunque por vergüenza imborrable deberían renunciar.

La espuria decisión del Tribunal fue ordena da por el Poder presidenci­al, aterrado por su inminente derrota, al grado de des legitimar al Tribunal. Todas las encuestas confirman la ventaja de AndrésManu­elLó pez Obrador, demás de diez millones de votos de ciudadanos de todas las edades, sectores y regiones del país, que lo consideran la única opción de la regeneraci­ón nacional anhelada; oleada ciudadana que no podrán detener ni magistrado­s espurios, consejeros comprometi­dos, empresario­s “encopetado­s”, publicista­s fabricante­s de mentiras, comentaris­tas alineados: el Pueblo mandará.

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