El Universal

¿Qué llevó a Javier Solís a la muerte?

La versión oficial indica que un fallo cardiaco, la leyenda, que fue desobedien­te

- REYNA AVENDAÑO — reyna.avendano@correocpn.com.mx

La inconfundi­ble voz de Javier Solís sonó simultánea­mente en todas las estaciones de radio en México cuando se informó que el intérprete había muerto.

Su fallecimie­nto, el martes 19 de abril de 1966, fue sorpresivo, apenas tenía 34 años y disfrutaba del éxito gracias a la prodigiosa voz que lo coronó como “El Rey del bolero ranchero”.

En las páginas del miércoles 20, este diario informó que uno de los ídolos más grandes de la canción mexicana había muerto un día antes a las 5:30 horas a consecuenc­ia de una operación en la vesícula biliar.

Seis días antes de su muerte, el cantante fue internado en el Hospital Santa Elena, en la colonia Roma, para operarse de la vesícula biliar, pues ya le habían detectado piedras.

Debido a que se agravó su estado de salud, tuvo que ser intervenid­o; la cirugía salió aparenteme­nte bien, el 18 de abril, sus estudios no mostraron algo negativo y se esperaba que pronto se le diera de alta.

Sin embargo, la madrugada del 19 todo cambió, a Solís se le prohibió beber agua (debido a que después de cualquier cirugía, los medicament­os que se suministra­n durante ésta, impiden el buen funcionami­ento del estómago y el intestino) pero en un descuido, el intérprete desobedeci­ó.

De acuerdo a su acta de defunción, Solís falleció por un fallo cardiaco a consecuenc­ia de un desequilib­rio electrolít­ico, producido por la colecistec­tomía (procedimie­nto quirúrgico para extirpar la vesícula biliar).

Este periódico publicó, el día del entierro, la declaració­n de uno de sus familiares, quien contó que había muerto sentado después de un largo suspiro.

Cuando se cumplieron 19 años de la muerte de Javier Solís, EL UNIVERSAL entrevistó al doctor Manuel Trillanes, médico homeópata que por años le curó la vesícula a Javier con “chochitos”.

EL UNIVERSAL recuerda que Solís desobedeci­ó la orden del médico Salvador Subiria, quien lo operó; a pesar de que no debía tomar líquidos, el intérprete se acabó una jarra de agua de limón aprovechan­do el descuido de la enfermera “cuando se volvió a poner grave confesó lo que había hecho”.

Para muchos, Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís conformaro­n la tercia de reyes de la música mexicana.

Solís probó su talento en varios oficios: panadero, mecánico, y carpintero, y llegó a trabajar como empleado de una carnicería. Era amante de los deportes, desde pequeño dedicó tiempo al futbol, beisbol y box.

Su muerte significó el fin de una era en la música mexicana.

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El cantante murió sorpresiva­mente a los 34 años

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