¿Amistad fingida?
••• Washington.— Con apretones de manos exagerados y un par de besos, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo francés, Emmanuel Macron, mostraron su cercanía el martes. Un día después, el amor acabó.
Durante la recepción a Macron en la primera visita de Estado de su gobierno, que culminó con una lujosa cena el martes en la noche, Trump se mantuvo firme en sus críticas a los proyectos pasados y duraderos de Washington en Irán y en otras naciones de Medio Oriente. Pero pareció abierto a las peticiones del dirigente francés para mantener la implicación de Estados Unidos en Siria, y expresó su disposición a negociar un nuevo acuerdo con Teherán.
“Es un honor llamarlo mi amigo”, dijo Trump el martes sobre Macron. “Tenemos una relación especial; de hecho, le quité esta pequeña caspa. Tenemos que hacerlo perfecto; él es perfecto”, subrayó luego el estadounidense. La pomposa bienvenida a Macron incluyó una salva de 21 disparos. Ante una audiencia de soldados estadounidenses y miembros de su gobierno, Trump dijo que la relación que forjó con Macron al inicio de su presidencia era un testimonio de la “amistad perdurable que une a nuestras dos naciones”.
Ayer, el discurso del francés cambió totalmente. Frente al Congreso, criticó abiertamente el aislacionismo de Trump. De inmediato surgieron voces cuestionando si la anunciada amistad no es más que una farsa.