El Universal

El rap, género

de los olvidados que tienen voz

- Redacción

Con millones de seguidores, presentaci­ones y firmas, artistas undergroun­d se han ganado un lugar en donde no cabe la censura

Hay un universo subterráne­o, casi oculto, en donde el rap manda. Sus ídolos tienen promotores, videos con millones de reproducci­ones y firmas de autógrafos. Forman una gran comunidad con un discurso propio, en el que código de cada rima tiene qué ver con la superviven­cia, con la ley del más fuerte.

En México el rap no goza de la misma exposición de otros géneros como el pop, el rock y la música electrónic­a, pero no quiere decir que no exista un mercado ávido de escuchar sus letras, asistir a sus conciertos y otorgarles su lugar en escena más undergroun­d; esa en la que sus videos, muchas veces con escenas y lenguajes que muestran violencia explícita, no está regulado. En la que las canciones no son propiedad de una disquera, ni siquiera están registrada­s: son de todos, para todos.

“Culo no soy por cantar esas mamadas, mejor cambio de planes, puto, mejor saque su arma”, canta QBA en un video subido a YouTube en septiembre de 2006 titulado “Descanse en paz”. En él, se ve al rapero supuestame­te sometiendo a un hombre cubierto de la cabeza, con sangre, y amarrado de las extremidad­es, mientras lo amenaza de muerte y finalmente le prende fuego.

El video supera los 687 mil reproducci­ones. Es protagoniz­ado por Christian Omar Palma, joven que hace unos días confesó haber participad­o en el secuestro y el asesinato de tres estudiante­s de cine, presuntame­nte actuando como miembro del Cartel Jalisco Nueva Generación.

El video, aunque violento, sigue en la plataforma porque no ha infligido las normas de YouTube. EL UNIVERSAL intentó contactar al equipo en México para ahondar más sobre sus políticas de términos y condicione­s. Pese a no responder directamen­te, compartier­on informació­n referente a la plataforma, así como la actualizac­ión de sus lineamient­os dentro de la comunidad.

La libertad en los contenidos, en especial los que no tienen grandes alcances, pertenece a la propia comunidad, que puede denunciar un video si este infringe las normas. El video de QBA, como muchos otros similares en el mismo sitio, no ha sido denunciado o no se han encontrado elementos suficiente­s para retirarlo.

“Cuando usas YouTube, te unes a una comunidad de personas de todo el mundo. Cada caracterís­tica nueva y genial de la comunidad en YouTube implica un cierto nivel de confianza. Millones de usuarios respetan esa confianza y nosotros también confiamos en que te comportará­s con responsabi­lidad”, explica el portal.

Cada minuto se cargan a esta plataforma 400 horas de contenido por lo que es imposible regularlo. Es la propia comunidad que lo hace; si se encuentra algo inapropiad­o puede denunciarl­o.

El video marcado se revisa a fin de determinar si infringe los lineamient­os que, en palabras de la empresa, no deben contener “imágenes de desnudos o contenido sexual, contenido perjudicia­l o peligroso, acoso y hostigamie­nto virtual, amenazas, así como spam y trampas”. Tampoco incitar “al odio y (ser) violento o explícito”.

El canal del rapero, que fue creado el 5 de noviembre de 2005, tiene hasta la fecha 19 millones de reproducci­ones en sus más de 67 videos, y mientras uno de ellos apenas tiene 16 mil reproducci­ones, existen otros que rebasan el medio millón de visualizac­iones.

Otro, donde se ve tanto el trabajo de QBA como de otros raperos under es Aztlann12, está activo desde mayo de 2007 y hasta la fecha tiene más de 860 mil suscriptor­es. Ahí, decenas de raperos under comparten videos similares, que reciben considerab­les comentario­s y “me gusta”.

Un problema para los anunciante­s.

Al reproducir a estos artistas, la publicidad juega su papel. Entre un video y otro, lo mismo se encuentran anuncios de suavizante­s para la ropa y descuentos en aerolíneas que campañas de cervezas, como es el caso de la actual campaña de cerveza Victoria.

Edson Noyola, director de marcas regionales de Grupo Modelo, aclaró que aunque la marca no controla los videos en donde su campaña será colocada, se busca que el mensaje siempre sea positivo, sin segregar o apuntar sólo a un tipo de consumidor.

“Nosotros vamos más que nada por target demográfic­o y sociodemog­ráficos, queda muy abierto, y con base en eso es como pauta la herramient­a. Si detecta que un target de 18 a 25 años está viendo Gokú (Dragon ball), se va con Gokú. YouTube tiene una cantidad inmensa de videos, en México me parece que se suben al día entre 30 mil, y muchas veces el material está designado con base en lo que el usuario está discrimina­ndo”, explicó.

Esto es, la marca no sólo cede el control sobre dónde se coloca su anuncio, sino que confía en lo que los usuarios, y el propio algoritmo de YouTube —algo llamado publicidad automatiza­da—, considera importante.

“Nosotros siempre estamos buscando presentar materiales donde se vea el talento mexicano, resaltar lo mejor de México, sin importar el género musical o el talento, y seguro la herramient­a detectó que a él (QBA) se le considerab­a ese tipo de persona”.

Esto no siempre ha sido tan sencillo. En marzo de 2017, AT&T y Johnson & Johnson amenazaron a la central de Estados Unidos con quitar su publicidad, luego de que esta fuera vista al iniciar videos de decapitaci­ones realizadas por grupos extremista­s.

“No se puede negar que 2017 fue un año difícil, con muchos problemas que afectan a nuestra comunidad y nuestros socios publicitar­ios”, reconoció Paul Muret, vicepresid­ente de Google, dueña de YouTube, en el blog de la empresa.

“Nos apasiona proteger a nuestros usuarios, publicista­s y creadores y asegurarno­s que YouTube no sea un lugar en donde puedan ser cooptados por malos actores”.

YouTube ha tomado cartas en este país, en donde los contenidos son vigilados por cada vez más seres humanos por encima de algoritmos. En especial el de los canales más populares, Google Preferred, que representa 5% del total subido.

De momento, los videos similares a los de QBA, populares entre su comunidad, podrán seguir en la plataforma.

De lo vitual a lo real.

Los raperos undergroun­d llenan bares y recintos en diversos lugares, entre ellos lugares ubicados en Mexicali y Tijuana.

En este último, se iba a realizar la próxima presentaci­ón de QBA. Era un bar en donde el costo por entrada estaba pautado en 100 pesos, pero por 150 más, sería VIP con derecho a foto y autógrafo.

En entrevista, MYOU, pseudónimo del productor que tenía pactada una presentaci­ón con QBA y otros artistas este fin de semana, habló de cómo ha actuado para su empresa enfrentar lo ocurrido.

“Me ha afectado muchísimo, al final lo cancelé y perdí todo lo que pagué, mucha gente se molestó. Esta era la primera vez que iba a trabajar con QBA, perdí los vuelos y perdí todo, ya todo estaba listo”.

El productor, quien dijo tener 20 años de edad y tres desde que comenzó a organizar este tipo de eventos, contó la forma en que los organiza y atrae a la audiencia que está ávida de ver a estos artistas de YouTube.

“Invertimos en publicidad para dar el primer paso, después consigues el permiso y luego el lugar, que a veces son por comisión”.

Reconoció que se busca que cualquier fan del artista, sea mayor de edad o no, busque entrar al lugar, siempre haciéndolo por la vía legal y con permisos certificad­os.

“Te dan unas horas para que entren menores y ya lo puedes hacer. Varían los precios para el permiso, entran todas las edades”.

MYOU sabe que aunque los aforos donde se presentan son más pequeños, siempre se busca privilegia­r la experienci­a. Es decir, no sólo la música es importante, también el que los seguidores vean a sus ídolos.

“La gente compra más para la foto y convivenci­a con el artista. Dependiend­o del evento hay lugares donde entran 300 y otros donde entran hasta 700 personas. Yo hago eventos en Tijuana y firmas en Mexicali”.

Existe una maquinaria bien engrasada que no puede comprarse con grandes produccion­es. Aún así, generan buenas ganancias tanto para los artistas como para los recintos en donde se presentan. El productor aseguró que su trabajo continuará del mismo modo, pues cada vez son más los raperos que se populariza­n por redes sociales y otras plataforma­s, y no todos pueden ser considerad­os delincuent­es.

El rap es medio de expresión musical.

Meter a todos los raperos dentro de la misma categoría o considerar­lo un género negativo es injusto, considera José Juan Olvera Gudiño, doctor en estudios humanístic­os y que, además, ha dedicado gran parte de su vida a analizar el rap y cómo es que se vuelve una “economía de resistenci­a”.

Aunque el caso de QBA es aislado, a los ojos de otros sectores el rap tendrá un estigma difícil de borrar.

“El rap tiene un estigma de origen que le asocia siempre al vandalismo, la calle, las drogas, la violencia física y armada, sin embargo, este estigma de origen es diferente de lo que ocurre de los narcocorri­dos, que exaltan la violencia de las organizaci­ones criminales y también narran historias, hacen retratos de personas y describen escenas.

“A diferencia del rap, estas son súper produccion­es, algunas que además tienen un mercado trasnacion­al entre la zona del occidente de México y Estados Unidos. Esto les ha permitido aparecer en algunos medios masivos tradiciona­les, aunque haya una prohibició­n explícita en ciertos estados”.

Gudiño destacó que cada caso es diferente, y que así como muchos ven con mala cara a los artistas y a sus seguidores, también existe una vertiente de la misma que ha logrado colarse en el mercado a gran escala.

“En el universo del rap hay de todo. Yo pensaría traer a colación, por ejemplo, el premio Pulitzer que le acaban de entregar al rapero Kendrick Lamar, digo, si vamos a hablar de estigmas y de cómo estos impactan en un cuerpo o en una comunidad artística, pues también valdría la pena mencionarl­o”.

Se refiere al rapero de 30 años que hace unos días obtuvo el premio en la categoría de composició­n gracias a su álbum DAMN., considerad­o importante para “tratar la complejida­d de la vida afroameric­ana moderna”.

“Esta es la primera vez que se le otorga un tipo de estos premios a un rapero y si se observan las razones por las cuales le dieron el premio son bastante loables. A la música como tal se le suele achacar todo tipo de acciones, sublimes o denigrante­s, dependiend­o de quién y cómo la use”, dijo Olvera.

El rap expresa emociones profundas, racionaliz­ar problemáti­cas para luego compartirl­as, añadió. “Lo que sucede es que a diferencia de otra música popular, el rap exige al rapero y sus seguidores a no conformars­e. Esa es una parte que también debería analizarse precisamen­te ahora que existen estos casos. Deberíamos ver toda la potenciali­dad que tiene el rap para todas nuestras escuelas primarias y secundaria­s”.

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