DISFRUTA LA UNAM
Hay mucho por descubrir, explorar y disfrutar con la vasta oferta cultural y de entretenimiento que ofrece la Universidad: festivales, exposiciones, obras de teatro y conciertos.
Algunos de los jóvenes que hoy toman asiento junto a la Biblioteca Central, en el corazón de Ciudad Universitaria, no habían nacido cuando estalló la huelga en 1999. Otros simplemente saben qué pasó ahí.
Miran la obra de Juan O’Gorman, esa especie de códice que habla en cada lado de sus muros —del México prehispánico, colonial y actual; además del mundo contemporáneo—; de vez admiran la elevación de Quetzalcóatl, la sabiduría de Copérnico y el esfuerzo de un estudiante inmortalizado.
De costado, David Alfaro Siqueiros destaca con El derecho a la cultura. Es una pieza de 250 metros de largo que acoge Rectoría; un largo brazo que acaricia fechas emblemáticas para el país: 1520 (La noche triste); 1810 (el inicio de la Independencia); 1857 (la constitución del Plan de Ayutla), 1910 (la Revolución) y “19??”.
Se dice que la idea de Siqueiros al no pintar un año exacto en la última fecha era esperar una nueva revo- lución, la marxista, que tendría lugar antes de fin de siglo pasado. En 1999, cuando la huelga paralizó la UNAM durante un año, otros jóvenes alteraron ese mural: signaron la fecha de su propia revolución (1999).
Devino la crítica, hubo moderados y ultras, pliegos petitorios, toma de instalaciones. Luego, la entrada de la Policía Federal (PFP): 3 mil 100 elementos en Ciudad Universitaria.
Lo demás fue restaurar no sólo lo material sino el espíritu moral de la Universidad. Los chicos juegan futbol, se tocan, estudian, fuman y ríen. Pocos no saben de esa revolución fallida de 1999 que no fue la esperada por Siqueiros, aunque puso a prueba el valor histórico y cultural de ese lugar.
Dato.
El campus central de CU fue incorporado a la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 2007.