A BAILAR CON J BALVIN
El reggaetonero colombiano viene a México a cantarle a su “gente”.
Puede que sus canciones destaquen en los charts de distintas partes del mundo y que sus videos tengan millones de reproducciones, pero J Balvin no ha perdido el piso.
Entra a la sala con lentes oscuros y una sonrisa que hurga; que indaga en el humor de cada uno. Antes de hablar de sí, quiere conocer de quienes le rodean.
José Álvaro Osorio Balvin, nombre real del cantante, se nota sereno, feliz de platicar y ni él ni el equipo que lo rodea pone límites a la hora de ser cuestionado. Lo mismo habla de Maluma, familia y religión, pero hace hincapié a la hora de explicar qué quiere lograr con su música.
“Para mí la música es el medio y no el fin. Me permite mandar los mensajes que quiero, que es inspirar a la gente y que luchen por sus sueños. Me ha abierto muchas puertas y hemos podido inspirar a muchas personas a que sigan sus sueños”, reconoce.
Con esa honestidad, explica que quiere ser el artista que más suene en la Tierra. Así, sin mediar, del mismo modo en que admite, sin pena, el tipo de música que escucha.
“Escucho de todo. Puedo pasar de Facundo Cabral, que en paz descanse, a una canción de Metallica y de ahí irme a Nirvana y de ahí irme a Carla Morrison”.
Como artista, afirma, quiere “ser el número uno, el más escuchado del planeta. Estamos dos en en este momento en Spotify que es muy importante y hacer otro statement dentro de la cultura latina a nivel mundial.
“Daddy Yankee lo logró el año pasado, después vino ‘Despacito’ y después vino ‘Mi gente’ que se volvió súper global. Sueño que el álbum salga número uno antes de salir y hay que pensar fuera de la caja e inspirar al mundo que así se puede cambiar”.
Aunque se ha habla de una rivalidad con Maluma, lo nigena. Es más, no descarta trabajar con él.
“¡Claro, obviamente! Yo creo que el ser humano siempre se encarga de buscar las vibras donde no son pero yo estoy súper contento de trabajar junto con Luis, lo quiero mucho, lo respeto y creo que no era el momento antes, no es porque no quisiera, ni de él ni el mío”.
Balvin sabe que su música o su persona puede que no sean del agrado de todo el mundo, pero esa parte lo tiene sin cuidado.
“Yo no soy una persona religiosa, pero de doce hay uno que no te quiere, como los apóstoles y eso es para todo el mundo, es una ley del planeta y el universo entonces no me afecta. Cuando uno está claro qué quiere en la vida, pues menos”.
Al señalarle lo extraño que puede sonar su afirmación cuando es él mismo quien porta un arete con una cruz, añade: “Una cosa es la religiosidad, otra cosa es la espiritualidad”.
Con 33 años cumplidos este mes, el oriundo de Medellín, Colombia, volverá a la capital para ofrecer un concierto este 26 de mayo en la Arena Ciudad de México.