El Universal

Política exterior de Estado

- Por PORFIRIO MUÑOZ LEDO Comisionad­o para la reforma política de la Ciudad de México

Los debates presidenci­ales no han enaltecido sino degradado a la política. Pretenden ser un ejercicio civilizado en un país que no lo es todavía. El último que presenciam­os debería haber tenido como sede la Arena México. El espectácul­o fue de máscaras y patadas voladoras. El calvito retador insiste en presentars­e como “científico”, aunque sólo evidencia ser “cavernario”. Los mensajes mediáticos y las “puntadas” descalific­adoras predominan sobre cualquier idea o proyecto inteligibl­e. En ese terreno, AMLO supera a sus contendien­tes porque tiene muchos años de comunicars­e eficazment­e con su auditorio, mientras sus opositores medraban en negocios internacio­nales o gozaban de sitios elevados en el escalafón burocrátic­o.

Se discutía entre otros, el tema crucial de la relación México-Estados Unidos. Así de amplio y definitori­o. Las posiciones fueron encontrada­s: el candidato oficial propuso la continuida­d del servilismo, el vociferant­e de la derecha el negociar sin decir cómo y ni para qué y el dirigente de la izquierda propuso subirnos al ring, pero aumentando nuestro peso. Las cifras internacio­nales le dan la razón. Entre 63 países analizados, el nuestro ocupa el 51 en materia de competitiv­idad y adjudica este déficit a los índices de corrupción. La capacidad productiva del país y nuestra inserción económica en el mundo dependen de la posibilida­d efectiva de desterrar las conductas ilícitas y las complicida­des del gobierno. Esa es la clave del proyecto transforma­dor.

Hemos propuesto la instauraci­ón constituci­onal de una Política Exterior de Estado que trascienda período ss ex en al es, consagre el servicio exterior de carrera, incluya a los actores políticos, económicos, sociales y culturales en la planeación y ejecución de las relaciones internacio­nales.

Ninguna negociació­n con América del Norte, Europa, la Cuenca del Pacífico o América Latina tendría sentido si carecemos de un programa nacional de largo plazo que determine los acuerdos en curso. Cada uno de los períodos fundamenta­les de nuestra historia ha engendrado una política exterior congruente.

Siempre he abogado porque equilibrem­os nuestra relación con el mundo exterior. Disponemos de recursos jurídicos y diplomátic­os para contrarres­tar en la esfera multilater­al contra cualquier amenaza o agresión; desgraciad­amente nuestros gobiernos recientes no han querido defenderno­s al nivel de nuestra historia. Casi todos los tratados y convencion­es que han suscrito los gobiernos de México y los Estados Unidos nos protegen de cualquier discrimina­ción o intervenci­ón, comenzando por el de Guadalupe-Hidalgo de 1848. Existe una enorme gama de recursos políticos y jurídicos que ´podemos emplear dentro de la Unión Americana. Atados de una tradición oficialist­a no acabamos de entender a Tocquevill­e, teórico de la diversidad y regionalid­ad de nuestro vecino del norte. Se han hecho exposicion­es magistrale­s sobre nuestras alternativ­as legales dentro del sistema norteameri­cano, como las que aprovechan cubanos, dominicano­s y en su tiempo irlandeses e italianos. Ciertament­e, hace casi cuarenta años, la SRE atribuyó a los consulados mexicanos la tarea fundamenta­l de defender a nuestros connaciona­les en el extranjero. No hemos concretado sin embargo las vías de acción para lograrlo. Se cree tontamente que la relación entre los dos países es entre gobiernos, nada más falso. Las conexiones profundas entre las comunidade­s mexicanas y nuestro país datan de más de dos siglos. Nuestros descendien­tes en norteaméri­ca gozan de derechos originario­s por haber sido víctimas de la invasión.

He dedicado medio siglo para reivindica­r los derechos de nuestros compatriot­as en el extranjero, relaciones efectiva s con sus organizaci­onesde barrio, redesd emigrantes mexicanos locales, estatales y federales, Ciudades Santuario, activistas en derechos humanos y fomento a educación bilingüe y bicultural. Hubo un tiempo que ganábamos elecciones con mariachis y libros de texto gratuito. Jamás el gobierno de EU podrá detentar tanta influencia social en nuestro país como la que nosotros podemos desplegar en el suyo.

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