Deforestación: un asunto de vida
La sobrevivencia de bosques y la de mamíferos es un vínculo que debemos resguardar cuanto antes
Hace una generación, el pensador francés Edgar Morin insistía en el vínculo humano con la naturaleza: “no debemos considerar el entorno como orden, ni como desorden, sino como organización”.
Por eso, el vínculo con uno de los fundamentos de la eco-organización global, como los bosques naturales, se encuentra en el centro de las ocupaciones de la humanidad; no por nada motiva la agenda de los movimientos ecológicos, políticas públicas y cooperación internacional.
Pero pese a posicionarse como tema de interés y de acción global, lo cierto es que queda mucho por hacer en la materia.
Al respecto, Alfredo Sandoval Villalbazo, coordinador del Programa de Servicio Departamental de Física de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, señala que desde hace más de una década se confirmó “que la deforestación es de las principales causas del cambio climático”.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) hizo notar esta situación pues, aunque “la relación entre las reacciones de combustión utilizadas en las actividades humanas y la producción de gases de efecto invernadero es bien conocida, el vínculo entre la deforestación y el calentamiento global antropogénico es menos evidente”.
Agrega que, cuando se destruye un bosque por quema o tala, se comete ecocidio: “no solo se pierden seres vivientes capaces de facilitar la existencia de otras formas de vida, también se provoca que el carbono presente en la estructura de árboles y plantas se expulse hacia la atmósfera como dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero”.
En este sentido, el doctor Sandoval considera que el combate a este problema aún es una asignatura pendiente y advierte que su desatención “daría lugar a una factura ecológica inmanejable”.