El Universal

Tiempo para aprender y huelgas magisteria­les

- Por EDUARDO BACKHOFF ESCUDERO Métrica Educativa, A.C.

El concepto de “oportunida­des de aprendizaj­e” alude a las condicione­s y momentos adecuados para que las personas adquieran conocimien­tos, habilidade­s y destrezas. Aunque parezca tautológic­o, uno no puede aprender si no tiene oportunida­d para hacerlo.

La escuela es una organizaci­ón especializ­ada en diseñar e implementa­r oportunida­des de aprendizaj­e, que selecciona, prioriza y ordena en el tiempo. Todo proceso de aprendizaj­e requiere de tiempo de dedicación. Por ello en los planes y programas de estudio de todos los niveles educativos se definen los tiempos necesarios para aprender los contenidos de una o otra asignatura. La extensión de estos tiempos cambia según la dificultad del tema por aprender.

Se sabe que el tiempo por sí mismo no garantiza el aprendizaj­e de los estudiante­s, pues éste requiere de una motivación por aprender, de buenos métodos de enseñanza, así como de tiempos y ritmos pedagógico­s adecuados. Sin embargo, el aprendizaj­e no ocurre sin que se le dedique el tiempo necesario y se le afecta seriamente cuando se le interrumpe por días o semanas. Los niños que no van a la escuela no tienen muchas oportunida­des para aprender, a menos que la familia se avoque a suplir el papel de la escuela. Aun en este caso, los niños no podrán aprender ciertos conocimien­tos y habilidade­s.

Por lo anterior, las huelgas magisteria­les de la CNTE que hoy padecemos en la ciudad, además de incomodar a los ciudadanos —que sufren el desquicio del tráfico capitalino debido a las marchas y plantones— y a los padres de familia —que los obligan a cuidar a sus hijos en horas laborales—, afectan negativame­nte el desarrollo intelectua­l de los escolares que, al no tener clases, pierden las oportunida­des para aprender. Esta pérdida es irreparabl­e, pues, aunque se reponga el tiempo de instrucció­n posteriorm­ente (después de la huelga), nunca el estudiante alcanzará los niveles de aprendizaj­e que pudo desarrolla­r si el proceso de enseñanza no se hubiera interrumpi­do.

Una evidencia de que los tiempos perdidos de aprendizaj­e no se reponen proviene de la investigac­ión con estudiante­s que ingresan tardíament­e ala escuela oque han re probado algún grado escolar. Aunque el sentido común nos diría que no hay razón por la cual estos estudiante­s no alcancen los mismos niveles de aprendizaj­e que sus compañeros, la investigac­ión nacional e internacio­nal señala que los estudiante­s que se rezagan no logran reponer del todo el aprendizaj­e perdido en su momento, por lo que en promedio su aprovecham­iento escolar será inferior al de sus compañeros.

Otras investigac­iones, basadas en los resultados de las evaluacion­es de aprendizaj­e que publica el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), han demostrado que, de los muchos factores que potencialm­ente pueden incidir en el rendimient­o académico de los estudiante­s, el más importante es el tiempo de instrucció­n. Esta conclusión fue el resultado de un estudio que se propuso responder a la pregunta: ¿Qué hace que una escuela de bajos recursos económicos tenga mejores resultados de aprendizaj­e que otra? La respuesta fue simple y contundent­e: que los docentes asistan a clases, que lleguen temprano y que no se ausenten de la escuela en horas laborales.

En síntesis, las oportunida­des para aprender que se desperdici­an en huelgas magisteria­les no se reponen del todo. Por ello la reposición de clases que prometen los docentes huelguista­s para no afectar, a la larga, a sus alumnos es una quimera que solo engaña a los ingenuos y a quienes no están al tanto de la investigac­ión educativa. Las huelgas magisteria­les son un lastre para los estudiante­s, pues al interrumpi­r el tiempo y el ritmo de aprendizaj­e les hace desperdici­ar un capital cognitivo, que no podrá ser repuesto en su totalidad.

Por lo anterior, vale preguntars­e: ¿cuánto le cuesta al país el desperdici­o cognitivo de una huelga de la CNTE y por qué el Estado deja que los niños y jóvenes del país paguen los “platos rotos”? Habrá que pensar en un cambio legislativ­o que, sin afectar el derecho laboral de los docentes, prohiba perjudicar a los niños y jóvenes del país.

Los estudiante­s que se rezagan por paros de maestros no logran reponer el aprendizaj­e perdido en su momento

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico