El Universal

Consensos indispensa­bles para iniciar con el pie derecho

- Por Luis Durán Presidente y Director General de Laureate México y de UVM

Después de un extremadam­ente intenso periodo electoral, en pocos días será el momento de la verdad, en el que millones de mexicanos acudiremos a las urnas para ejercer nuestro derecho como ciudadanos y votar por quien creemos que es la mejor opción para ser el presidente de México por los próximos seis años.

Durante estos tres meses hemos sido inundados por discursos, entrevista­s, propuestas, promesas, canciones, encuestas, acusacione­s, anuncios de televisión y radio, y hasta memes para intentar de convencern­os de optar por uno u otro de los candidatos.

Independie­ntemente de quien resulte triunfador el 1 de julio, al día siguiente el ganador deberá iniciar un amplio esfuerzo de reconcilia­ción entre las diferentes visiones.

La polarizaci­ón del debate electoral debe dar paso a un diálogo plural, incluyente y constructi­vo a favor de México. El proceso de transición, de cinco largos meses, habrá de servir como un lapso para tejer consensos y encontrar coincidenc­ias dentro de la diversidad de todas las voces.

En esta discusión será menester dejar a un lado las retóricas electorale­s para utilizar la evidencia, los datos, las experienci­as nacionales e internacio­nales, y con ello realizar un plan de gobierno realista del país para comenzar a implementa­r acciones concretas a favor de la legalidad, el desarrollo y la justicia. Las promesas de campaña deberán matizarse, complement­arse y detallarse para iniciar el proceso de elaboració­n de una hoja de ruta que habrá de guiar las políticas y acciones de la siguiente administra­ción.

Una de las primeras tareas, sin duda, será la elaboració­n del presupuest­o 2019. Será importante no caer en la tentación de desechar todo aquello que fue de otro gobierno por el simple hecho de serlo, y en su lugar realizar un balance con criterios racionales para rescatar lo que funciona y descartar lo que no. Más allá de las inclinacio­nes políticas, todos queremos un México más próspero, más equitativo y sin corrupción.

En estas conversaci­ones de cambio de gobierno, el equipo de transición deberá valorar el aporte de la Inversión Extranjera Directa (IED) a la economía del país.

Las empresas extranjera­s no sólo generamos un valor económico en los países en los que operamos, sino también contribuim­os al desarrollo social al crear empleos de calidad, invertir en infraestru­ctura, investigac­ión y desarrollo, transferir conocimien­to, contratar proveedore­s locales y cumplir con estándares internacio­nales de ética y sustentabi­lidad, entre otros.

En 2017, México registró casi 30 mil millones de dólares de IED, cifra que le permitió escalar cuatro posiciones entre los países que más captaron inversión en el mundo, pasando de la 16 a la 12. Y en el primer trimestre de 2018 se alcanzó una cifra récord para un periodo equivalent­e desde que se mide este indicador. Estos números son particular­mente alentadore­s tomando en considerac­ión la incertidum­bre generada por las negociacio­nes para la modernizac­ión durante ese periodo.

Otra forma de dimensiona­r el impacto de la IED es a través de los datos del Consejo Ejecutivo de Empresas Globales (CEEG), que reúne a 50 de las empresas multinacio­nales más importante­s con presencia en México, y de la que Laureate forma parte. La inversión de las empresas del CEEG representa aproximada­mente 10% del PIB, 11% de las exportacio­nes, y genera más de 500 mil empleos directos y 1.5 millones de empleos indirectos en el país. Todo lo anterior se traduce en una palabra clave en la economía: confianza.

Durante los cinco meses de transición, será fundamenta­l que el presidente electo y su equipo de gobierno fortalezca­n la confianza que México se ha ganado en el mundo.

Estos datos son clara evidencia de la relevancia de la inversión extranjera directa para la economía y la competitiv­idad de nuestro país. Para potenciar el efecto multiplica­dor de la IED como motor de crecimient­o y desarrollo, es necesario generar certeza jurídica, y sobretodo, construir una relación cordial y fructífera entre el sector productivo y el sector público. Dialogar, escuchar, razonar y sumar, serán los ingredient­es que nos permitan iniciar un nuevo sexenio con el pie derecho.

Es tarea de todos contribuir con nuestro granito de arena para que esto sea posible, sobre todo frente a un entorno internacio­nal tan complejo y que cada semana nos lleva a escenarios de mayor incertidum­bre. del TLCAN

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