Remix de un éxito italiano
Prueba. Fiat reintenta conquistar al público mediante un mejorado 500L en equipamiento y estilo
Luego de haber alcanzado su máximo punto de popularidad, es fácil encontrar a los grandes éxitos del pop en versiones remezcladas de distintos ritmos o, bien interpretadas por otro artista con el propósito de alargar y refrescar su gusto en el público. La industria automotriz no es ajena a la idea de perseguir este principio. Y, luego de haber reintroducido exitosamente al Fiat 500 en 2007 a nivel mundial, le surgieron una serie de variantes en carrocería que buscaron aprovechar la popularidad de dicho modelo y atacar uno de los segmentos de mayor crecimiento a nivel global: los crossovers compactos.
Así pues, cinco años después de la develación del “cinquecento” del nuevo milenio, se presentó el Fiat 500L, una versión alargada y ampliada en sus capacidades de carga para conjugar el look de este ícono italiano y las bondades de un crossover. Las intenciones eran buenas pero el resultado fue fatal y la popularidad de dicho modelo no fue la esperada por el corporativo italiano.
Sin embargo, Fiat ha decidido fortalecer y rediseñar sutilmente este modelo para convertirlo en lo que potencialmente podría ser un éxito en un nicho que busca en la misma jerarquía estilo y practicidad.
Los cambios son encabezados en apariencia de la parte delantera y trasera, las cuales se han rediseñado. Asimismo, es notoria y agradable la incorporación de luces de circulación diurna y, ahora, la cámara de reversa es estándar en todas las versiones. Hay numerosos cambios interiores, los cuales incluyen un grupo de instrumentos digitales, una consola central reorganizada, un nuevo volante, e iluminación interior ambiental LED.
En el apartado del infoentretenimiento, se ha actualizado la plataforma UConnect con una pantalla táctil de siete pulgadas en el centro del tablero, la cual es compatible con Android Auto y Apple CarPlay. Esta interfaz es agradable en cuanto a diseño y muy amigable en términos de utilización.
La experiencia. La labor del periodista automotriz brinda la oportunidad de manejar autos que jamás consideraría comprar. Ya sea por su elevado precio, por su mala calidad, una experiencia negativa a la hora de manejarlo o simplemente, porque no va de acuerdo a sus gustos personales.
Al recibir el nuevo 500L recibí un comentario de una señora mayor que se acercó al auto atraída por su diseño y me preguntó “¿es suyo, joven?”. Decidí que era más fácil mentir y decir que sí a explicarle que solo lo probaría por una semana. La amable señora me felicitó por “tan bonito coche” y concluyó diciendo “le va muy bien con su estilo, joven”.
Más allá de las porras de la señora y la reflexión inmediata de cuál es mi estilo, me pregunté “¿de verdad tendría un Fiat 500L?”.
Nunca me he considerado un entusiasta de las SUVs de dimensiones reducidas pero el diseño de este modelo no se asemeja a la generalidad de este segmento y sí cumple con las mismas virtudes de éstas.
El manejo del 500L es cómodo y, si bien la potencia del cuatro cilindros turbo de 1.6 litros (160 caballos de fuerza) parece insuficiente por un notable “turbolag” en la aceleración inmediata, una vez que se alcanzan los 30 kilómetros por hora, el andar es bastante adecuado para su segmento.
Una gran virtud en la refrescada versión de este modelo es la amenidad que el interior proporciona, pues se han cuidado muchos detalles del equipamiento que nos hacen sentir como justamente la oferta de este segmento busca: cómodos. Los acolchamientos en asientos, volante y reposabrazos son igual de agradables como los detalles estéticos y emblemas que nos hacen recordar que nos encontramos a bordo de uno de los derivados más famosos de la historia automotriz italiana.
En pocas palabras: de adentrarme en el saturado segmento de pequeños utilitarios, lo haría mediante el nuevo Fiat 500L. Sin embargo, su precio me haría sentir que estoy cumpliendo un capricho pues cuenta con costo de $524,900 pesos en la única versión que se ofrece en México por el momento.