MESSI, LA DECEPCIÓN
EL ASTRO ARGENTINO FALLA EL PENALTI QUE PUDO DAR LA VICTORIA A SU SELECCIÓN.
Moscú.— Es obvio, el número de asistentes al estadio del Spartak no se modificó, pero Lionel Messi sintió muchas más miradas sobre él en cuanto el arquero islandés Hannes Halldórsson le detuvo el penalti, ese que impidió a la selección argentina tener un debut positivo en la Copa del Mundo y a su estrella igualar la competencia aparte que sostiene con Cristiano Ronaldo.
Nadie dudó que la Pulga tomaría el balón en cuanto el árbitro polaco Szymon Marciniak decretó la pena máxima. Pocos imaginaron lo que sucedería después: el disparo del astro fue anunciado y el meta lo aprovechó.
Recompensa para un equipo que no falló en su presentación mundialista. Le arrancó el empate (1-1) a uno de los siete representativos que se han coronado en la Copa del Mundo.
Los islandeses demostraron que, para entender el arte de defender, no hay nadie más apto en este territorio. Parecía que estaban en juego dentro de su territorio, como si a Reikiavik la defendieran los 339 mil habitantes que viven en todo Islandia.
Simple, el entrenador Heimir Hallgrimsson profundizó en la estrategia y entendió que para detener a futbolistas como Messi hace falta que sus jugadores entreguen sus carreras en un solo partido de Copa del Mundo.
Diez futbolistas dentro del área. Cada pase que intentaban la Pulga, Nicolás Otamendi, Ángel di María o Sergio Agüero, el receptor era marcado por hasta cuatro islandeses, quienes —con su fortaleza— detenían y no dejaban mover a los argentinos.
Lucía como un día normal para Argentina: tenía la pelota ante el supuesto rival débil, intentando por todos lados, hasta que el Kun anotó (19’), tras una individualidad sobresaliente. Hasta ahí, todo bajo el guión que imaginó Jorge Sampaoli. Era cuestión de meter uno y todo lo simple vendría después, de manera natural.
Pero fue inmediatamente después cuando Islandia encontró la recompensa a su buen trabajo de transición defensa-ataque y concretó un gol. Alfred Finnbogason anotó el primer gol en la historia de este país en Copas Mundiales. Y ahí inició, con frecuencia extrema en la tribuna, el ritual que se hizo tan famoso en la pasada Eurocopa: sus seguidores le cantan al combinado con los brazos abiertos, las palmas apuntando al cielo y las mueven hacia arriba hasta encontrarse en la parte superior de la cabeza. Espectacular estampa.
La defensa era férrea, pero vino el penalti y todo parecía acabado. El plan no funcionó tras la falta sobre Agüero y menos con Messi como cobrador.
Pero al lanzarse Halldórsson, con la decisión que lo hizo, enterró todo para Argentina y levantó al equipo que hoy es sensación en Rusia 2018, donde anhela emular lo hecho durante el certamen del viejo continente.
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