La derrota de México en el primer Mundial
La selección perdió ante Francia, Chile y Argentina en el primer Mundial, celebrado en Uruguay, en 1930. Se habló de un “entrenamiento defectuoso” y de un juego sin conjunto
La primera aventura mundialista de la selección mexicana de futbol dejó como saldo tres derrotas, 13 goles en contra y cuatro a favor. El mexicano fue el equipo que más goles recibió en el primer Mundial celebrado en Uruguay en 1930, pero también fue la escuadra que disputó el partido que dio inicio a esta competencia, que hasta la fecha se sigue celebrando cada cuatro años.
Los seleccionados nacionales estuvieron fuera del país por casi tres meses, hicieron giras previas y posteriores a la competencia mundial que fue ganada por el país anfitrión, Uruguay. A la Ciudad de México llegaron a primera hora del martes 2 de septiembre de 1930, según lo consignaba esta casa editorial en su edición impresa.
“A bordo de un carro Pullman arribaron antier a primera hora y por la estación de Buenavista, los 17 jugadores, el delegado en jefe y el árbitro mexicano. No venía en el grupo el entrenador que con ellos salió de México, el señor don Juan Luque de Serrallonga, designado por nuestra Federación de football, para instruir y enseñar a los representativos mexicanos, todos los secretos, toda la gama, la ciencia y la belleza del deporte que popularizaron los ingleses.
“En el andén, contra lo que era de esperarse, la concurrencia no fue numerosa: los familiares de los expedicionarios, una nutrida representación del América, representantes del México, del Marte, del Atlante, comisión de árbitros, y un buen número de aficionados, unos cincuenta que siempre vemos en todo acto deportivo”, relataba EL UNIVERSAL.
De aquel carro Pullman descendió un “convoy de 19 personas”, Carreño El Viejo Sánchez y Pepe Ruiz habían aumentado 10 kilogramos, cada uno, durante la gira.
Francisco Garza Récord fue consultado sobre cómo estaban los uruguayos, el defensa respondía: “Soberbios, chico, siguen invencibles”, ¿Y las uruguayas?:“¡Lo mismo!”.
Sobre el balance de la Selección Nacional en la Copa del Mundo, el jefe de la delegación mexicana, Ernesto Soto García, se negó a dar respuesta, lo mismo que Rafael Garza Récord quien llevó la capitanía del equipo nacional. Sin embargo, el reportero “hurgó” y logró tejer “los principales detalles de los sucesos ocurridos durante la gira, sucesos que abarcan cosas grandes y maravillosas.
“Nos refirió uno de nuestros informantes que, durante e1 viaje, en la Habana, en Nueva York y en Río de Janeiro, fueron objeto de multitud de atenciones por parte de las sociedades deportivas de cada localidad. En Río practicamos, dice otro jugador, en el campo del Botafogo”.
A su llegada a Montevideo, la capital uruguaya, el primero de julio de 1930, “reinaba un frío intensísimo”, pero fueron recibidos por una enorme cantidad de aficionados que los ovacionaron largo rato. “En todas partes de Montevideo fuimos extremadamente agasajados”, aseguraban.
Según declaraciones del jefe de la delegación mexicana a diarios sudamericanos, el doctor Soto García afirmaba que “para obtener los servicios del entrenador fue preciso pagarle un sueldo mensual de 450 dólares”.
El equipo mexicano disputó el primer juego del mundial contra el seleccionado francés, perdió 4-1; también cayó ante Chile y Argentina.
Al respecto, los jugadores mexicanos recién llegados a la capital expresan que no hubo “cohesión dentro del equipo. Que el entrenamiento había sido por demás defectuoso.
“Antes de terminar nuestro compromiso oficial, ya las dificultades con el entrenador habían hecho crisis. Pero de este punto no soltaron prenda” los jugadores. El entrenador nacional, Juan Luque, no regresó con sus pupilos a la capital del país.
De regreso, los mexicanos jugaron dos veces en Chile, empataron y perdieron. El mismo número de juegos e idéntico resultado obtuvieron en su paso por Lima, Perú.
En una editorial publicada en EL UNIVERSAL, después de la llegada al país del equipo nacional de futbol, apuntaba que el fracaso del cuadro mexicano en Uruguay “se debió a la total falta de preparación”.
Agregaba que “el entrenador declaró—después del primer fracaso del grupo—que el equipo había sido derrotado por el frío, como si no fuera sabido que iban a donde el invierno reinaba en esa época del año”.
Después de una dura crítica, se lanzaba la siguiente advertencia: “En Holanda quedamos mal; en Montevideo quedamos peor. Todavía es tiempo de que aprovechemos las duras lecciones que dan las derrotas; ahora es cuando debemos convencernos de que en football no se triunfa ‘de chiripa’, sino mediante los esfuerzos coordinados de equiperos que, como principal cualidad, deben tener la de saber jugar football.”
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