El Universal

Marea verde, en pleno

El aficionado en la grada no repara en analizar la táctica, pero sí entiende de esfuerzo y pasión

- Enviado — abraham.guerrero@clabsa.com.mx ABRAHAM GUERERO G.

Moscú.— Locos, todos locos por lo que veían sobre la cancha... Se abrazaban unos a otros, aunque no se conocieran. ¡Qué va!, si lo de menos es saber quién se sienta a un lado tuyo y de dónde viene. La cosa era disfrutar del partido y conforme éste avanzó, de festejar el triunfo más importante de la Selección Nacional en los Mundiales.

El aficionado no se detiene en analizar la táctica, pero sí entiende de esfuerzo, garra, pasión. Y ayer, fue lo que más destacaron de un equipo al que nunca dejaron de apoyar, porque entendiero­n que los de la cancha nunca dejaron de esforzarse por una victoria que sorprendió a muchos, pero todos disfrutaro­n en la tribuna.

Que así es el futbol... cierto. Tan impredecib­le como ser esclavo del estado de ánimo de los de la cancha, de su concentrac­ión y disposició­n al esfuerzo colectivo, mientras que para los de las gradas, siempre bastará con que se haya entonado el himno, para comenzar el apoyo y la ilusión de que el que está en turno, siempre puede ser mejor partido que el anterior y soñar con ganar.

Habrá que decir que no faltó lo desagradab­le: se volvió a gritar puto y el comportami­ento de algunos (que no respetaban los lugares asignados), ocasionó que seguidores de otras partes del mundo no disfrutará­n de las misma manera, aunque al final se unieron en la euforia de los tricolores.

Al minuto 80 la mayoría pedía el final. Y le gritaban al árbitro como si estuviera a unos metros y en verdad pudiera ya terminar el partido. Nerviosos, se levantaban, se volvían a sentar. Arriba otra vez. No siempre se es testigo de cosas como vencer a Alemania en el debut en Copa del Mundo y silenciar a su afición, que aunque respetuosa, se sentía superior antes del inicio del duelo.

La fiesta, claro, se trasladó a las calles de Moscú en las que ya de por sí la marea verde que las ha recorrido no da descanso... Festejos por todas partes y la esperanza de que puede ser el mejor Mundial en la historia de México, lo que no es un pecado y resulta hasta normal después de lo sucedido en el estadio Luzhniki.

El seguidor mexicano seguirá sin detenerse en la táctica y apelará, en todo momento, al esfuerzo que ayer disfrutó de parte de un grupo de futbolista­s al que cuestionan, reclaman y otras sensacione­s negativas, pero nunca dejan de apoyar... Mucho menos después de vencer al campeón del mundo, lo que será recordado para siempre, pero con la ilusión de llegar más allá del tan mencionado “quinto partido”.

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