Salvador García Soto
Konsentrantionslager del führer Trump
Los campos de concentración d emigrantes indocumentados creados por Donald Trumpy su política de “tolerancia cero” han detonado la indignación mundial por la extrema crueldad con la que el gobierno de Estados Unidos aplica sus leyes migratorias. Separar familias y abusar sicológicamente de niños indefensos y de sus padres o familiares no solo violenta los tratados internacionales en materia de migración, refugio y derechos de los menores de edad, junto con los derechos humanos de los migrantes, sino que representa una política claramente racista y xenófoba que, más que aplicar la ley, busca infligir un castigo y un dolor sicológico y emocional intencional a migrantes ilegales y deja en la indefensión y la vulnerabilidad total a los niños.
No hay gobierno en el mundo, por dura y estricta que sea su política migratoria, que maltrate emocionalmente a niños al separarlos de sus padres como “castigo y penalización” por infringir sus leyes migratorias. No lo hace Europa central, a pesar de las oleadas masivas de migrantes provenientes de Africa o Siria.
El único referente de las imágenes dolorosas e indignantes que llegan desde Texas, es el nazismo y su política de esclavización y exterminio de judíos. Trump y sus seguidores racistas comenzaron con un discurso que estigmatizó a los mexicanos y latinos como “delincuentes peligrosos”, que desató sentimientos de odio en su sociedad y que luego procedió a la segregación en campos alambrados y en condiciones infrahumanas; sólo que en vez de castigos físicos o trabajos forzados de la Alemania nazi, hoy en EU a latinos y mexicanos se les somete a tortura sicológica al separar padres e hijos.
Lo más triste y doloroso es que esto no comenzó ayer. Lleva más de un año ocurriendo. Semanas después de que Trump llegó al poder, en 2017, comenzaron a ocurrir las detenciones arbitrarias de personas por el color de su piel y por su tipo racial, en las calles o en sus centros de trabajo, separados de sus hijos menores y deportados sin consideración. Pero esto escaló a un sistema de castigo en vía doble: a los niños, al retenerlos ilegal e inmoralmente separados de sus padres y deportarlos solos, con el miedo, la angustia y la desprotección que eso significa para un niño; y a los padres y familiares porque se les separa con la reprimenda de que les quitarán a sus hijos “para que aprendan a no volver a intentar entrar ilegalmente a EU y menos con niños”, y luego se les deporta sin decirles el lugar de la frontera en donde podrán recoger a sus hijos o menores acompañantes.
¿Qué gobierno disfruta, argumentando la aplicación de la ley, del dolor y la angustia de niños y padres que por horas o varios días no saben uno del otro y encuentra eso legal, ética y humanamente válido en aras de la “seguridad de sus fronteras?
No se entiende por qué el gobierno de México, su presidente y su canciller, no hicieron nada durante meses ante esa política inhumana y cruel contra migrantes mexicanos que fue escalando, más allá de “condenas”, “rechazos y declaraciones”. Aún ahora que el canciller Luis Videgaray reaccionó obligado ante la ola de indignación nacional e internacional por los videos donde se ve a niños llorar y preguntar por sus padres, mientras los agentes de EU se burlan, la respuesta del gobierno es tibia y timorata como ha sido su política exterior ante el abusivo y ofensivo Trump. Una declaración desde la Cancillería y una “nota diplomática” no es suficiente ante el tamaño de la tragedia que está ocurriendo contra los migrantes mexicanos y centroamericano, que además son deportados arbitrariamente, sin respetar protocolos, horarios o puntos de entrega, y en la mayoría de los casos deambulan sin apoyo ni sustento buscando a sus hijos en las distintas ciudades fronterizas de México que tampoco tienen el presupuesto ni la infraestructura para ayudarlos.
¿Qué espera México y el gobierno de Peña Nieto para iniciar una ofensiva internacional junto con los gobiernos centroamericanos contra Trump y su “tolerancia cero” ante la ONU, la CIDH y cualquier otra instancia que pueda apoyar para detener esa crueldad contra los niños migrantes? ¿Dónde está el canciller Videgaray tan activo y rudo contra los abusos y la democracia simulada de Nicolás Maduro en Venezuela y tan inepto y débil para defender a los migrantes mexicanos del führer Trump y sus Konsentrationslager texanos?