El Universal

“Corea, hermana, ya eres mexicana”

• En el Zócalo hubo pucheros por derrota • Capitalino­s dejan el trabajo y van al Ángel

- ANDREA AHEDO Y ALEJANDRO ORELLANA —metropoli@eluniversa­l.com.mx

Hace una semana los coreanos eran los rivales, pero ayer todo cambió: los mexicanos levantaron la bandera de aquél país, cargaron sobre sus hombros a cada persona con rasgos asiáticos que veían en la calle y gritaron lo suficiente para que de la embajada de Corea del Sur en México salieran algunos diplomátic­os para entonar con la afición el Cielito Lindo.

Así los chilangos festejaron el pase del Tri a octavos de final en el Mundial de Rusia, que sin los dos goles de Corea no hubiera sucedido.

Este escenario no se vislumbró a las nueve de la mañana, cuando 25 mil personas llegaron al Zócalo para ver, por tercera ocasión, un partido de México. Mientras alrededor de 300 personas olvidaron los estrictos horarios laborales y se reunieron en el Ángel de la Independen­cia, donde también se transmitió el partido.

El primer tiempo del partido pasó sin novedad, fue hasta el segundo que el monumento ubicado en Reforma acumuló a 9 mil personas.

Los asistentes, ya con algunas bebidas alcohólica­s en la mano y espuma en la otra, hicieron pucheros, gritaron, patalearon y movieron la cabeza en desaprobac­ión por el reñido partido en el que, a diferencia de los dos anteriores, no figuraba un México triunfador.

En los últimos treinta minutos, los narradores del partido comentaron una posible solución ante la goliza que estaba sufriendo México ante Suecia: que Alemania no anotara ningún gol a la portería coreana.

Los mexicanos inmediatam­ente cambiaron sus esperanzas en México por las de Corea del Sur. En el primer gol de los asiáticos que a los pocos segundos fue anulado, los aficionado­s ya habían aventado suficiente cerveza y espuma.

Al final del encuentro, un coreano delgado fue alzado en hombros por el público en el Ángel, situación que se repitió en el suelo del Zócalo.

En ese momento la frase “¡Corea, hermana, ya eres mexicana!” era repetida en los alrededore­s del monumento. Kitae-Da sólo sonreía y posaba para las fotos, en las que compartió cuadro con desconocid­os, adultos y niños.

Para ese entonces, Francisco Alcauter-An un niño de 8 años de nacionalid­ad mexicana y coreana, pero con rasgos totalmente orientales, llegó con sus papás al Ángel y la gente se desbordó sobre él, no lo soltaron ni para conceder una entrevista, al contrario, lo cargaron y él solo se limitó a sonreír, sin decir una palabra.

Los aficionado­s dejaron su celebració­n en el Ángel y fueron a la Embajada de Corea del Sur, ubicada en la calle Virreyes, en Lomas de Chapultepe­c, para “agradecer el favor”.

Los fanáticos, muchos bajo la influencia del alcohol, cantaron, bailaron y ondearon sus banderas en el perímetro del recinto. Ante la insistenci­a de la gente, un consejero de la embajada de Corea del Sur en México salió del edificio a festejar y coreó el clásico Cielito Lindo, con un grupo de mariachis que también llegó.

Se fotografió con los presentes, quienes lo exigieron a gritos como próximo presidente de México. Al final, el representa­nte diplomátic­o del país asiático se puso la playera de la Selección de México.

Pero esta convivienc­ia molestó a los vecinos de la calle Virreyes, quienes se mostraron indignados por tener que soportar a los aficionado­s que cantaron, bebieron alcohol y hasta se orinaron en sus jardines. No creían el alboroto.

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Alrededor de 300 personas olvidaron el trabajo y se reunieron en el Ángel de la Independen­cia a ver el partido.
 ??  ?? Aficionado­s arribaron a la embajada de Corea del Sur y lograron que diplomátic­os salieran a festejar el pase de México a octavos.
Aficionado­s arribaron a la embajada de Corea del Sur y lograron que diplomátic­os salieran a festejar el pase de México a octavos.
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A las nueve de la mañana, 25 mil personas llegaron al Zócalo para ver, por tercera ocasión, un partido del Tri.

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