El Universal

AMLO y el fracaso de la comentocra­cia

- Por HERNÁN GÓMEZ BRUERA Investigad­or del Instituto Mora. @HernanGome­zB

Una de las peculiarid­ades de esta elección ha sido la desconexió­n entre lo que nos contaba la comentocra­cia y lo que realmente ocurría en el sentir ciudadano. Articulist­as y opinólogos demostraro­n habitar una realidad paralela. A lo largo de estos meses los escuchamos repetir las mismas fórmulas, las mismas frases hechas y hasta las mismas palabras. Vale la pena un apretado recuento:

En enero fue la “intervenci­ón rusa en las elecciones”. La prueba irrefutabl­e era ésta: John Ackerman es colaborado­r del Russia Today. Luego entonces, hay nexos con los rusos. El nado sincroniza­do de la opiniocrac­ia, tratando de parecer serio, exigía: AMLO debe ofrecer “certeza absoluta” de que no hay ningún tipo de intervenci­ón. Pero Amlovich los rebasó con sentido del humor.

Luego AMLO propuso una amnistía que fue tergiversa­da al extremo. La comentocra­cia hacía como si no entendiera. Se explicó que no se trataba de perdonar a quienes cometieron asesinatos, sino de ofrecer una oportunida­d a los que se involucrar­on en el comercio de drogas por necesidad. No importó, todo lo que escuchamos fue: AMLO quiere perdonar criminales y asesinos, una narrativa que tampoco caló entre la ciudadanía.

Luego vino la funesta alianza entre Morena y el PES. De pronto la comentocra­cia se convirtió en la mayor defensora de la diversidad sexual. ¡Indignante! ¡AMLO es un conservado­r! ¡Un homófobo que quiere regresarno­s al siglo XIII! ¡Un religioso enemigo del Estado laico!, dijeron. Claro, nunca nos contaron que AMLO apareció en un spot donde expresaba su respeto a la diversidad sexual o que en un acto levantó el brazo a una mujer trans.

Los opinadores fracasaron en esta elección porque fueron incapaces de entender lo que realmente estaba pasando en la política y la sociedad

Los nados continuaro­n: AMLO dice en una entrevista que desconfiab­a “de eso que llaman” la sociedad civil. El corifeo contestó: AMLO es un autoritari­o, quiere acabar con la sociedad civil independie­nte y encabezar un gobierno totalitari­o. No importó que el candidato hiciera referencia a un grupo en concreto (el matiz estaba en “eso que llaman”).

Ocurrió algo similar en mayo, cuando AMLO apuntó contra seis empresario­s del Consejo Mexicano de Negocios. El corifeo nadó ahora dándose golpes en el pecho: ¡AMLO es enemigo de los empresario­s! Como si seis hombres de negocios hablaran por los cientos de miles de empresario­s que hay en el país. Pero la narrativa tampoco caló.

Y así podríamos citar más ejemplos. El caso es que ni el intento de presentarl­o como el enemigo del progreso y lamodernid­adporopone­rsealacons­trucción del nuevo aeropuerto ni el absurdo de acusarlo de censor (¡antes de ser presidente!) por haber criticado aquella serie televisiva sobre populismo les sirvió. AMLO creció y creció.

Y cuando ya no pudieron con él, vino un nuevo nado sincroniza­do: los mismos que ayer decían que el país necesitaba mayorías para garantizar la gobernabil­idad y promover reformas se volvieron los profetas del voto cruzado como estrategia para evitar eso que con su pomposidad habitual llaman la concentrac­ión del poder “en manos de un solo hombre”.

En suma, la comentocra­cia ofreció de todo a lo largo de esta campaña: psicólogos expertos en analizar la personalid­ad de AMLO; peritos judiciales expertos en revivir casos ya cerrados y magistrale­s economista­s que acabaron por convertirs­e en videntes de las crisis que vendrán (y hasta sugerir secretario­s de Hacienda capaces de evitarlas). La última de las brazadas llegó al terreno de parodia y desesperac­ión: “AMLO está enfermo”, nos decían, “no puede gobernar”, “tenemos derecho a saber si goza de cabal salud”.

La comentocra­cia fracasó en esta elección. No solo porque la ciudadanía ya no los toma en serio, sino porque fueron incapaces de entender lo que realmente estaba pasando en la política y la sociedad. Tal vez haya llegado la hora de que veamos en los medios nuevas caras, capaces y dispuestas a entender más, y menos plumas dedicadas simplement­e a repetir lo mismo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico