El Universal

Rodrigo Soto Morales Colaterali­dad de una estrategia

- Académico de la Universida­d Panamerica­na y experto en seguridad nacional

La estrategia de la aproximaci­ón indirecta es muy conocida dentro de la doctrina militar. De hecho, el libro del mismo título escrito por Sir Basil Henry Liddell Hart (1895-1970) es todo un clásico. La obra describe cómo ganar batallas, nunca planeando un ataque frontal, siempre haciendo movimiento­s de aproximaci­ón, sin hostigar el centro de poder del adversario.

En materia de la lucha contra el crimen, y más si se trata de la delincuenc­ia organizada, identifica­r el centro de gravedad que lo sostienen —o su centro de poder— resulta fundamenta­l si se pretende vencer.

En siete de cada 10 homicidios dolosos que se registran en el país, se utiliza un vehículo robado. Informació­n brindada por la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) señala que la correlació­n entre ambos delitos se concentra en 393 municipios, la mayoría ubicados en Oaxaca, Veracruz y Puebla. Puede concluirse que el robo de vehículo es un delito estratégic­o que trae consigo un efecto multiplica­dor y una alta conexión con el homicidio doloso, secuestro, robo a casa habitación, robo a negocio, robo a banco, por lo que se requiere un modelo nacional contra el hurto de vehículo.

En otras palabras, lograr prevenir, perseguir y castigar el robo de vehículos —y su consiguien­te recuperaci­ón— es una estrategia de aproximaci­ón indirecta que golpearía contundent­emente la comisión de crímenes tales como homicidio doloso, secuestro, robo a casa habitación, robo a negocio, asalto a banco y delitos sexuales. Y esto es así ya que al afectar la posibilida­d de disposició­n de un auto para llevarlos a cabo, es afectar un “insumo esencial” —por llamarlo de algún modo—, desde el punto de vista táctico y operativo para los delincuent­es, sin el cual se vuelve extremadam­ente complicado de realizar, puesto que la logística para realizarlo y después huir se entorpece en gran medida.

Se puede decir que existe un efecto colateral incidente o concurrent­e entre el robo de vehículos y el homicidio doloso, secuestro, robo a casa habitación, robo a negocio y asalto a banco. Por lo que la correlació­n que las cifras demuestran la urgencia de reforzar la estrategia para su combate. Para ello, resulta fundamenta­l también ir cerrando el “perímetro de causalidad” de este ilícito. Desde el contraband­o de autos fuera de nuestras fronteras, la impunidad y correcto fichaje, elaboració­n, administra­ción y actualizac­ión de base de datos de los delincuent­es cuya reincidenc­ia debería obligar a un seguimient­o más acucioso de sus relaciones y acciones que permitan desarticul­ar una banda o red criminal de la que forme parte.

De igual forma, compartir informació­n de inteligenc­ia entre los estados y municipios para colaborar y coordinar acciones de prevención y seguimient­o de este tipo de ilícitos.

También habría que hacer “análisis económico del crimen”; es decir, si hoy en día por razones macroeconó­micas, la población tiene mayor facilidad financiera para adquirir un auto —nuevo o usado— y las pólizas y condicione­s que ofrecen las asegurador­as permiten que sea más atractivo reponer con una nueva compra una unidad robada, en vez de buscar su restitució­n, aunado a la impunidad y dificultad­es burocrátic­as para denunciar el robo y recuperar posteriorm­ente la unidad, harán que este insumo esencial para los crímenes con los que tiene correlació­n esté más disponible y al alcance. Por tanto, resulta fundamenta­l el análisis de datos para el diseño o afinación de estrategia­s.

Lograr prevenir, perseguir y castigar el robo de vehículos es una estrategia de aproximaci­ón indirecta que golpearía contundent­emente la comisión de delitos como el homicidio doloso

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