UN ESPEJO DE LA ERA TRUMP
12 horas para sobrevivir: el inicio es un farsa política sobre el rencor social, dice nuestro crítico.
El éxito de La noche de la expiación (2013, James DeMonaco) ha crecido con los años. Su unidad tiempo-acción-lugar es un esquema muy sencillo: a) a lo largo de 12 horas los personajes deben sobrevivir una ola criminal de enorme violencia sin consecuencia legal, b) un grupo se enfrenta a un hecho de fuerza mayor, y c) no todos sobreviven. En 12 horas para sobrevivir: el inicio (2018), segundo filme del intenso director afroamericano Gerard McMurray, el esquema —por cuarta ocasión escrito por DeMonaco— da mayor énfasis al contexto, sugerido en el previo 12 horas para sobrevivir: el año de la elección (2016, DeMonaco). La historia cuenta cómo inició el experimento ideado por la doctora Updale (Marisa Tomei) pretendiendo crear una catarsis como escape a problemas sociales. El asunto interesa al lacayo político Sabian (Patch Darragh), quien interviene soltando como civil a una unidad mercenaria, precisamente en Staten Island, zona densamente poblada por latinos y afroamericanos. Busca con ello cumplir las directrices del nuevo partido fascista de los Padres Fundadores. Farsa política sobre el rencor social, es espejo de la administración Trump debido al desprecio de ésta por las minorías. Por ello McMurray hace valer más el contexto en vez del contenido; dirige con mano firme esta metáfora sobre la perversión política y su disfraz dizque democrático para imponer la violencia contra el opositor: denuncia cómo el racismo es la barbarie absoluta. Aunque con la misma estructura de sus predecesoras, este día de la expiación es una cinta delirante, de acción absoluta. Una cuarta entrega de escalofriante realismo social. 38º Foro Internacional de la Cineteca: lo mejor. El Foro rinde tributo, desde su creación en 1980, a lo poco convencional o ajeno al cine comercial. Destaca la participación de México —cinematografía que parecería sólo producir comedias neo conservadoras de acedo sentimentalismo telenovelero—, con dos cintas que son una bocanada de aire fresco: Extraño pero verdadero (2018, Michel Lipkes) y Ayer maravilla fui (2017, Gabriel Mariño), que rompen esquemas y se aventuran por territorios casi inéditos en el cine nacional tanto temática como estéticamente. Una grata sorpresa. También lo es incluir sendas cintas animadas por completo disímbolas de impresionante trazo concebido con brillante sencillez: la china Que tenga un buen día (2017, Liu Jian), y la colombiana Virus tropical (2018, Santiago Caicedo). Ambas confirman las innumerables posibilidades de la animación, técnica sin necesidad de mayor alarde tecnológico. Excepto una buena historia. Una revelación. Se incluye la oportunidad para ver en pantalla grande, quizá por última vez, la singular obra maestra Cabeza de borrador (1977, David Lynch), uno de los mejores debuts en la historia del cine. El filme sorpresa de este Foro es Caniba (2017, Véréna Paravel & Lucien Castaing-Taylor), documental que aborda un caso de miedo desde una óptica antropológica y desapasionada: la historia de Issei Sagawa, asesino y caníbal, y su saga digna de un manga o de una enfermiza novela. El filme, hipnótico, desconcertante gracias a su protagonista, se interna por las complejidades de la mente humana. Y por la pulsión de un deseo inconfesable y sus consecuencias. El Foro concluye el 30 de julio en la Cineteca, pero circulará por diversas salas hasta fines de agosto, quedando como invitación para espectadores curiosos por asomarse a geografías visuales poco frecuentadas.