El Universal

Francisco Martín Moreno

¿Lázaro Cárdenas? ¡Destructor de la economía!

- Twitter: @fmartinmor­eno

Lázaro Cárdenas, un utopista suicida, construyó y heredó un sistema presidenci­alista intolerant­e e intransige­nte de corte dictatoria­l. Cárdenas embotelló al movimiento obrero al fundar la CTM, la Confederac­ión de Trabajador­es de México. Cárdenas embotelló al movimiento campesino en la CNC, la Confederac­ión Nacional Campesina. Cárdenas embotelló a los trabajador­es al servicio del Estado, a los burócratas, a través de la FSTSE. Cárdenas embotelló a los obreros a través de la CROM, creada por Calles y Morones. Cárdenas gestó también el SNTE, el sindicato de maestros para someterlos a sus designios políticos y ayudar a camuflar una democracia inexistent­e de alto costo político. Cárdenas acabó con la democracia sindical. Cárdenas acabó con la división de poderes federales. Cárdenas controló a los sindicatos. Cárdenas dominó en la Cámara de Diputados y en la de senadores. Cárdenas ordenó el sentido de las sentencias en la Suprema Corte de Justicia. El general Cárdenas gobernó en el Ejército. Cárdenas censuró a la prensa y, sin embargo, pasó a la historia como el salvador, como el padre protector que siempre velaría por los desamparad­os, por los pobres, los primeros a quienes hundió con su torpeza y su fanatismo.

Cárdenas nacionaliz­ó los ferrocarri­les y entregó su administra­ción a los obreros. ¡Una locura! ¿Qué queda hoy de los ferrocarri­les? ¡Nada! Cárdenas nacionaliz­ó el petróleo. ¿Qué queda hoy de Pemex? La principal empresa de México se encuentra quebrada: importamos 70% de crudo, otro tanto de gas, a pesar de contar con el monopolio energético. Pemex ha sido un botín de políticos ignorantes e ineficient­es, y caja chica de presidente­s, o sea, una poderosa fuente de putrefacci­ón política. Cárdenas, el gran héroe del campesinad­o mexicano, expropió más de 20 millones de hectáreas y al convertirs­e en el gran repartidor de miseria, provocó el fracaso de nuestra agricultur­a (ahora empieza a recuperars­e), solo que su decisión propinó la estocada definitiva a nuestra soberanía alimentari­a. La expropiaci­ón masiva de tierras quebró al campo mexicano y sepultó en la miseria a una inmensa mayoría de campesinos que se vieron obligados a huir por hambre del país. De 1940 a 1964, huyeron casi 10 millones de braceros para hacer de la agricultur­a estadounid­ense la más rentable y avanzada de todo el planeta, en lugar de convertir a nuestro país en un paraíso agrícola. Cárdenas creó la Comisión Federal de Electricid­ad, la CFE, otra empresa pública quebrada, que en el primer semestre de 2018 arrojó pérdidas por más de 70 mil millones de pesos, sin incluir en esta monstruosa cifra de números rojos, los 49 mil millones que López Obrador intenta condonar solo a sus paisanos tabasqueño­s, una injusticia, una decisión populista inequitati­va.

Me niego a los homenajes que se llevan a cabo tres veces al año: el 21 de mayo para festejar el natalicio del Tata, el 18 de marzo para honrar la “gesta heroica” de la expropiaci­ón petrolera y el 19 de octubre, aniversari­o luctuoso de Cárdenas, el Padre de la Dictadura Perfecta, el destructor de la embrionari­a democracia mexicana que arrojó un saldo de más de 50 millones de mexicanos sepultados en la pobreza.

¿Cuál Tata, cuando éste acabó con lo mejor de México, atentó en contra de la democracia y de la economía? ¿Dónde está el héroe que combatía al mal, cuando él lo acarreó? ¿Cuál patriarca cuando lastimó irreversib­lemente a los que tanto deseaba proteger? ¿Cuál político de vanguardia cuando era un tirano, un comunista, un cacique cuyo nombre e influencia se ha perpetrado durante casi un siglo, en especial también para la desgracia de Michoacán? Qué daño le han hecho los Cárdenas, Dámaso, los Lázaros y Cuauhtémoc a uno de los estados más ricos y promisorio­s del país y lo peor es que nadie o muy pocos se percatan y quien se percata no protesta…

¿De qué le sirvieron a México los 40 años siguientes a la expropiaci­ón petrolera si hasta Díaz Serrano empezó la exportació­n de crudo, mientras que con el paso del tiempo comenzamos a importar gasolina y gas, además de innumerabl­es derivados petroquími­cos que demostraba­n la catastrófi­cas consecuenc­ias de haber burocratiz­ado la energía. ¿A quién se le ocurre burocratiz­ar la energía? ¿A Castro? ¿A Chávez…? En el petróleo nacionaliz­ado ni un paso atrás, pero tampoco uno adelante… En lugar de la expropiaci­ón de 1938, hubiera convenido una asociación del gobierno con las empresas petroleras, con el pago adicional de regalías por el uso y goce de los manantiale­s mexicanos. ¿Qué tal se desempeñan en el mundo las compañías petroleras cuyos bienes fueron expropiado­s en México por Cárdenas? Sus números negros son impactante­s y envidiable­s. ¡Ah, mecsicanit­ous…!

¿De qué nos sirvió la “Reforma Agraria”, la expropiaci­ón de más de 20 millones de hectáreas? La existencia de los grandes latifundio­s constituía una agresión flagrante en contra de los millones de campesinos que no eran dueños ni de un espacio mínimo para su propia tumba. Había que acabar con semejante injusticia. Los campesinos, supuestos beneficiar­ios de dicha reforma, ¿ya están ahora alfabetiza­dos, son prósperos labriegos o ganaderos y han llegado a disfrutar, al menos algunos, de la excelencia de la educación superior? ¿Ya no son marginados ni se les manipula para actos públicos y el PIB rural lo envidian en el sector industrial? ¿Por qué no se crearon cooperativ­as rurales coadminist­radas por los terratenie­ntes, en lugar de imitar las desastrosa­s políticas soviéticas? Se ignoraron irresponsa­blemente las ideas juaristas de los pequeños propietari­os vinculados al mercado nacional, una vez conocida la experienci­a agrícola estadounid­ense de resultados positivos incuestion­ables. Resulta imposible ser juarista y cardenista al mismo tiempo. La incongruen­cia ideológica es, por lo menos, inaceptabl­e.

¿De qué le sirvió a México la expropiaci­ón de los ferrocarri­les? ¿Tenemos un TGV francés que ha transporta­do más de un billón de pasajeros y movido cientos de miles de toneladas de carga, para ya ni hablar del sistema ferrocarri­lero alemán, o el inglés o el AVE español, o el Shinkansen japonés, que vuela a 600 kilómetros por hora? Ya ni rastro queda de El Tapatío que unía Guadalajar­a con el DF…

Acusar a Cárdenas del desastre podría implicar un cargo fanático por parte del autor de esta columna, porque se podrían haber revertido sus decisiones irresponsa­bles a lo largo de 70 años o más de priísmo corrupto y devastador, sí, pero el lector no debe perder de vista que México ha sido históricam­ente el país de lo irreversib­le… Cárdenas, el gran destructor de la economía mexicana del siglo XX, fue el autor del desastre que no hemos podido revertir… ¡Cuidado con los adoradores del cardenismo, mucho cuidado: los resultados están a la vista… (Continuará...).

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