El Universal

ORIBE GUÍA AL AMÉRICA

Con doblete del joven americanis­ta y el reencuentr­ottE con el gol de Oribe Peralta, América no tiene problemas para vencer a un Pachuca en ruinas.

- ÉDGAR LUNA CRUZ —edgar.luna@eluniversa­l.com.mx

Pachuca.— Oribe Peralta había jugado el partido perfecto, o casi. De media punta, sin correr demasiado, pero desgastánd­ose lo suficiente; el veterano jugador había hecho todo por el equipo. Se botaba para recibir, se tiraba a las bandas para abrir espacios.

El marcador favorecía al América por dos goles ante un Pachuca muerto, y mucho tuvo que ver Oribe, a pesar de que Diego Lainez era el autor del doblete... Pero faltaba su gol, faltaba su regreso, el resurgir del Cepillo. Y Llegó. Minuto 82. Pelota por alto, pelota que entró a la portería tuza y proyectada por Oribe, el del oro, el veterano, el Giroud. Y así la noche fue redonda.

Triunfo del América (1-3), sobre un Pachuca que no tiene pies ni cabeza. Que bajo la gestión de Pako Ayestarán no tiene rumbo, con tres derrotas seguidas. Está viviendo tiempo extra en la banca hidalguens­e.

Las Águilas fueron frías y contundent­es de la mano de Oribe y Lainez. Ahí va el América, con mucha calma. Con el más viejo del plantel, llevando al más joven... Cuestión de generacion­es.

A Lainez parece que las palabras de Miguel Herrera, sobre que le faltaba madurar le hirieron el amor propio. El joven mostró algo de lo que todos esperan de él, y que se le exige como si fuera ya un consagrado. El humillado fue Emmanuel García.

El juego del América aisló a Lainez para que en el mano a mano provocara peligro. Lo hizo una, dos, tres veces, Ayestarán lo leyó tarde, cuando perdían 0-1.

Gol que valió el boleto. Lainez, con base en fintas, arrastró a García hasta la línea de fondo, de ahí recortó al centro, nadie fue a apoyar al defensor y con el espacio abierto el joven disparó, el balón fue desviado y reposó en la portería, pegado al poste derecho de Alfonso Blanco.

Tanto dedicado a quienes dicen que no está listo, aunque la realidad es que los elogios desmedidos tampoco consolidan.

Los Tuzos trataron de mostrar vergüenza al inicio de la segunda parte, pero se les acabó pronto. América aguantó vendaval y en el momento adecuado, finiquitó el juego. Oribe robó el balón a un sobrado Barreiro, y pasó a Lainez, el jovencito recortó y con fuerte disparo anotó su segundo del partido.

Llegó el tercero, el más esperado, el de Oribe... Y la fiesta americanis­ta estaba completa a pesar del descuento tuzo... América vuela, Lainez madura, un poco, y Oribe anota.

Noche redonda.

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