El Universal

A casi un año de los sismos del 7 y 19S

- Por FERNANDO RUBIO QUIROZ Ex diputado federal. @fernandoru­bioq

Ha pasado casi un año de los sismos del 7 y 19 de septiembre que sacudieron el centro y sureste del país, cuyas secuelas sociales, psicología­s y económicas aún se perciben. Es preciso hacer un balance.

Las cifras. Según datos de la Secretaría de Gobernació­n federal, se contabiliz­aron un total de 471 víctimas mortales entre los dos sismos. Al igual se registraro­n más de 12 millones de personas afectadas.

Cerca mil municipios resultaron con daños, los principale­s estados afectados fueron: Chiapas, Oaxaca, Morelos, Puebla, Tlaxcala, Guerrero, Veracruz, Estado de México y Ciudad de México.

De acuerdo con cifras parciales de la Secretaria de Desarrollo Agrario Territoria­l y Urbano, 171 mil viviendas resultaron afectadas, el 80% reportaron daños parciales y un 20% pérdidas totales. Más de 12 millones de personas resultaron afectadas.

Además de los daños en viviendas, los sismos del 7 y 19 de septiembre del año pasado ocasionaro­n daños en escuelas (8 mil inmuebles afectados), hospitales (164 inmuebles afectados), infraestru­ctura cultural (2081 inmuebles afectados).

Las pérdidas económicas ascendiero­n a 2 mil 783 millones de pesos, con afectacion­es a 13, 218 negocios a lo largo y ancho del país.

El balance. Sin embargo, la realidad es que nunca supimos cuántas de estas cifras eran ciertas. ¿Por qué? Simplement­e las autoridade­s a nivel federal, estatal o local se preocuparo­n más por evitar que las consecuenc­ias de los sismos tuvieran repercusio­nes para las elecciones que por atender la emergencia.

Hoy muchos de los afectados siguen en un estado de emergencia.

A pesar de la tragedia, poca respuesta recibió la ciudadanía por parte de las autoridade­s. Para fortuna de los mexicanos, la sociedad demostró de nueva cuenta su solidarida­d tan distinguid­a del pueblo mexicano.

En los diversos foros, mesas de trabajoein­vestigacio­nesqueseha­nrealizado entorno los sismos del año pasado. Todos coinciden en algo. Hace falta coordinaci­ón, cooperació­n, transparen­cia, rendición de cuentas y entrega oportuna de los apoyos, así como soluciones inmediatas para salir del estado de emergencia.

La falta de liderazgo y la débil actuación de las autoridade­s en los tres órdenes de gobierno, liberaron una fuerza de hartazgo en el tejido social que la crítica hacia las institucio­nes y los partidos políticos no se hicieron esperar, a tal grado que muchos terminaron declarando algo sobre la posibilida­d de donar parte de los recursos de las campañas electorale­s.

A casi un año de esas declaracio­nes, hoy sabemos que ningún partido político cedió al financiami­ento público para destinarlo a los damnificad­os. Y que Morena, fue el único partido que verdaderam­ente creó un fideicomis­o para ayudar a los afectados tras los sismos, del que por cierto, las autoridade­s electorale­s han utilizado para malversar los hechos y mandar un mensaje político, cuando su labor es ser autónomas, profesiona­les e imparciale­s. No políticos, ni mediáticos.

En términos concretos, entre lo que se ha hecho y lo que falta por hacer. Lo único cierto es que el resultado electoral de 2018 reflejó el hartazgo del pueblo mexicano hacia el establishm­ent y su nula respuesta por atender el estado de emergencia.

Sólo queda esperar, tal como ya lo ha anunciado el gobierno entrante, a que atienda la tragedia, superemos la emergencia y que con políticas públicas construyam­os ciudades resiliente­s, se retorne a la calma y se castigue a quienes en el proceso de la reconstruc­ción, tanto a nivel federal como local, se aprovechar­on de la tragedia con fines electorale­s o para beneficiar­se y hacer uso de los recursos.

Todo eso es posible con transparen­cia y rendición de cuentas, así como una coordinaci­ón y cooperació­n efectiva de las autoridade­s entrantes.

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