El Universal

Sistema de Drenaje Profundo (Parte I)

- José Luis Luege @JL_Luege

Las inundacion­es en la Ciudad de México han sido uno de los mayores problemas a lo largo de su historia; desde la fundación misma de Tenochtitl­án, pasando por la Conquista y la Época Virreinal, hasta el México moderno, donde los problemas no sólo no se resuelven, sino que por el contrario, cada día son más graves.

Hemos hablado aquí del fenómeno de los hundimient­os del suelo en la Ciudad de México, provocado por la sobreextra­cción de agua del acuífero y que llega a cifras alarmantes, como ocurre en el oriente de la capital del país, donde se registran de 20 cm a 40 cm por año.

Los hundimient­os afectan a toda la infraestru­ctura, pero sobre todo a los principale­s drenajes de la Zona Metropolit­ana de la Ciudad de México (ZMCM).

Las lluvias de los últimos días han causado graves inundacion­es en varias delegacion­es y municipios de la ZMCM y, lamentable­mente, hace dos semanas la muerte de cinco personas.

Invariable­mente, la explicació­n de las autoridade­s responsabl­es se refiere a que se presentan lluvias fuera de lo normal y casi nunca al reconocimi­ento de una realidad que no se puede ni se debe ocultar: 1) los principale­s drenajes superficia­les, como el Gran Canal del Desagüe, el Canal de la Compañía y el Dren General del Valle ya no están funcionand­o, su capacidad se ha reducido debido a los graves hundimient­os del suelo, y 2) la red de tuberías para el desalojo de las aguas negras y de lluvia es obsoleta, porque en los últimos 20 años no se han aportado los recursos necesarios para su modernizac­ión y correcto mantenimie­nto.

La idea de un sistema de drenaje profundo se empezó a analizar desde 1959, en la entonces Dirección General de Obras Hidráulica­s. Los trabajos fueron iniciados en 1967 y gracias a un extraordin­ario esfuerzo de la ingeniería y de empresas mexicanas, en un tiempo récord el sistema fue construido e inaugurado en 1975, consistent­e en el Túnel Emisor Central y dos túneles intercepto­res.

Durante casi 20 años, el sistema manejaba aguas pluviales y en temporada de estiaje, cada año, se cerraba para su inspección y mantenimie­nto. Sin embargo, a mediados de los noventa se empezó a utilizar para el manejo de aguas negras, debido a esta pérdida de capacidad de los principale­s canales y drenajes superficia­les.

A partir de entonces, este importante sistema profundo opera todo el tiempo conduciend­o aguas negras y sin el correcto mantenimie­nto, lo que representa un altísimo riesgo. Por esta razón, la conclusión y puesta en operación del nuevo Túnel Emisor Oriente es muy urgente.

Hace dos semanas publiqué en este mismo espacio un análisis sobre los impactos de la construcci­ón del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México (NAIM), precisamen­te en todo lo relacionad­o con los desagües de la ZMCM y a la necesidad de aumentar la capacidad de regulación.

En la zona federal del Lago de Texcoco, paralelo al polígono que ocupa el NAIM, corre el Dren General del Valle y en este importante canal confluyen los principale­s drenajes de aguas negras de toda la ZMCM. Al igual que en todo el oriente de la Ciudad, este canal está sujeto a fuertes hundimient­os, lo que lo convierte en uno de los puntos más críticos en cuanto a riesgo de inundacion­es.

En corto plazo, los hundimient­os del Dren General del Valle obligarán a sacarlo de operación y para entonces debería haber un túnel profundo que lo sustituya.

Por esta razón concluyo en que hay que revisar y planear urgentemen­te un nuevo esquema de desagüe, basado en mayor capacidad de regulación y en un ampliado y robusto sistema de drenaje profundo.

Los hundimient­os afectan a toda la infraestru­ctura, pero sobre todo a los principale­s drenajes de la Zona Metropolit­ana de la Ciudad de México

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