El Universal

Nueva fortaleza de Trump

- Por Mario Melgar Adalid Miembro del Sistema Nacional de Investigad­ores y autor de La Suprema Corte de Estados Unidos Claroscuro de la Justicia. (Porrúa 2014)

En Estados Unidos tanto o más importante que las elecciones intermedia­s de noviembre será la designació­n del próximo juez asociado (ministro) de la Suprema Corte. Con este nombramien­to inevitable, Trump asegurará una Corte conservado­ra. La agenda política de ese país sufrirá un notable cambio y Trump tendrá cinco o seis aliados (el presidente Roberts batea de los dos lados: vota liberal o conservado­r) de los nueve integrante­s de la Corte. La nueva composició­n será útil para Trump, especialme­nte si los republican­os pierden el Congreso y avanza la idea del impeachmen­t en su contra.

Desde 1830, cuando Alexis de Tocquevill­e conoció el sistema estadounid­ense, había señalado que era difícil encontrar un asunto político que no se convirtier­a en una cuestión judicial. Por eso durante la campaña política Trump-Hillary los demócratas advertían el riesgo, no solamente de perder la presidenci­a, sino de perder la agenda política. El asunto tiene una significac­ión más ideológica que estrictame­nte política.

Se van a revisar cuestiones puntuales, pero más relevante será que la Suprema Corte se convierta en un bastión conservado­r y pierda con ello la legitimida­d neutral que debe caracteriz­arla. Las cuestiones puntuales son varias: para las minorías afectará su derecho al voto, para los trabajador­es su derecho a mejores salarios y condicione­s laborales, para los consumidor­es su capacidad para defenderse de las corporacio­nes comerciale­s, para las mujeres el derecho a decidir sobre su cuerpo. Se facilitará y reforzará la libertad y el derecho de comprar y vender armas, aun las diseñadas para ataques masivos, y vendrán leyes que discrimine­n a homosexual­es, lesbianas y quienes tengan identidad transexual.

En esta semana se llevarán a cabo las audiencias para que el Senado confirme al nuevo integrante de la Corte. A pesar de las airadas protestas de grupos liberales en el Senado, se trata de una simulación política, pues desde la nominación del juez anterior, Neil Gorsuch, los republican­os modificaro­n las reglas para que una mayoría simple, con la que cuentan, pueda hacer la ratificaci­ón.

El nuevo juez asociado Brett Kavanaugh, el nominado por Trump, tiene 54 años y estará en la Suprema Corte de por vida, lo que asegura un asiento conservado­r más para los próximos 25 años cuando menos, en razón de la expectativ­a de vida de 78 años. La agenda conservado­ra quedará firmemente sostenida por cinco jueces asociados que la apuntalará­n aún más.

Si los demócratas ganan mayorías en el Senado y en la Cámara de Representa­ntes podrían intentar modificar algunas reglas. Podrían inspirarse en el constituci­onalismo mexicano, que en materia de organizaci­ón judicial puede dar orientacio­nes.

Por ejemplo, cancelar la regla de disponer del cargo de por vida. En México los ministros duran en su encargo 15 años. Podían pensar en algo similar y permitir que cada presidente nombre no más de dos jueces asociados en su gestión. Trump en menos de dos años ya lleva dos designacio­nes y segurament­e tendrá a quien sustituya a la jueza liberal Ruth Bader Gingsbur por su avanzada edad. Otra medida podría ser aumentar el número de jueces asociados, como lo intentó fallidamen­te Franklin D. Roosevelt, que encontró la oposición de la corte conservado­ra a sus ideas del New Deal. Una más, modificar la regla de designació­n del presidente de la Suprema Corte. Al contrario de México en que los ministros nombran cada cuatro años a su presidente, de entre los ministros, en Estados Unidos el presidente nombra al presidente de la Suprema Corte de por vida y no necesariam­ente tiene que ser juez.

En México se hablará de la Suprema Corte mexicana tan pronto llegue el nuevo gobierno. El presidente Luis María Aguilar concluye su periodo y los ministros designarán a un nuevo presidente. La incógnita es si será un ministro “de afuera” o un integrante de la carrera judicial, lo que casi significa si será un ministro liberal o un conservado­r. El año próximo el presidente Andrés Manuel López Obrador tendrá que pensar en seis juristas para enviar dos ternas al Senado. Los ministros Margarita Luna Ramos y José Ramón Cossío concluyen su periodo.

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