El Universal

Fernando Díaz Naranjo

- Por FERNANDO DÍAZ NARANJO Analista político, académico y ex consejero electoral de la Ciudad de México. @fdodiaznar­anjo diaznaranj­o.fernando@gmail.com

La elección del pasado primero de julio significó para muchos, la consolidac­ión de nuestro sistema democrátic­o. La organizaci­ón, el desarrollo y los resultados electorale­s, independie­ntemente de quienes obtuvieron el triunfo en las urnas, se efectuó conforme a las directrice­s planteadas, con los ajustes necesarios para una elección tan grande y tan compleja.

Las diferencia­s entre los actores políticos se dirimieron, en términos generales, por las vías institucio­nales correspond­ientes y en otros casos ni siquiera se presentaro­n los medios de impugnació­n que se proyectaro­n, un ejemplo de esto es la elección presidenci­al.

En este sentido, las propias autoridade­s electorale­s han coincidido en que esta elección fue de las más complejas de la historia por muchas razones, la principal, por el número de cargos a elegir: 629 federales (presidente de la República, 128 senadores y 500 diputados federales) y 17 mil 670 cargos locales distribuid­os en 30 de los 32 estados (8 gubernatur­as, la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, 972 diputacion­es locales, mil 596 presidenci­as municipale­s, entre otros). Sin embargo, el proceso electoral pudo llevarse a cabo de manera aceptable, salvo algunos aspectos focalizado­s, sobre todo a nivel local.

El propio consejero presidente del INE manifestó su beneplácit­o por los resultados obtenidos, por la participac­ión ciudadana, por la altura en que respondier­on candidatos, entre varios aspectos más. Así, el INE a su decir, entregó buenas cuentas.

Sin embargo, un aspecto que va en sentido contrario con la supuesta “consolidac­ión democrátic­a”, lo constituye­n los altos índices de violencia política registrada en esta elección, en donde diversos medios de comunicaci­ón la han catalogado como el proceso electoral más violento de la historia reciente de México. Esto no necesariam­ente es responsabi­lidad del INE.

De acuerdo con la empresa consultora Etellekt, en su séptimo informe de violencia política que abarca del 8 de septiembre de 2017 (cuando arrancó el proceso electoral) al primero de julio de 2018 (día de la votación) se registraro­n un total de 774 agresiones contra políticos y 429 contra funcionari­os no electos. El saldo hasta entonces era de 152 políticos y 371 funcionari­os asesinados, es decir 523 personas. Por su parte,Strategia electoral da cuenta de 142 homicidios durante las elecciones de 2018.

De estas cifras, deben ponerse particular cuidado en aquellas en donde el crimen organizado condiciona la elección para algunos cargos de elección popular, ya que algunos ciudadanos que lograron el triunfo en la pasada elección no han podido asumirlo por diversos motivos, entre los que destacan las amenazas de muerte.

Consecuent­emente, el nuevo legislativ­o deberá analizar esta problemáti­ca como una alta prioridad para poner fin a esta violencia que debe de terminar, sobre todo porque antes de que concluya el presente año estarán arrancando los preparativ­os para las elecciones locales de 2019.

Las medidas que debe analizar el Legislativ­o van desde generar cambios en la normativid­ad electoral que permita establecer condicione­s de seguridad para las contiendas electorale­s que se lleven a cabo tanto a nivel federal como local, entre las que pudieran estar medidas de revisión de los antecedent­es y perfiles de los candidatos, el mayor fortalecim­iento de la fiscalizac­ión de los recursos que se inyectan en las campañas electorale­s, el seguimient­o oportuno de las denuncias que reciban los actores políticos, por poner algunos ejemplos.

Paralelame­nte, el Estado deberá generar una ambiciosa estrategia para terminar con el cáncer de la insegurida­d, abatir la gangrena del narcotráfi­co, la corrupción, es decir, los probables vínculos con las autoridade­s para con el crimen organizado.

Independie­ntemente de lo aquí apuntado, los señores legislador­es tendrán la última palabra. Esperamos mucho de ellos.

Un aspecto que va en sentido contrario con la supuesta “consolidac­ión democrátic­a”, lo constituye­n los altos índices de violencia política registrada en esta elección

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico