El Universal

¿Cuál es el origen del hambre?

- FERNANDA ALVARADO fernanda@biencomer.com.mx

No siempre es falta de saciedad, conoce los factores que contribuye­n a tu apetito

TOMA NOTA.

EL HAMBRE ES LA RESPUESTA DEL CUERPO FRENTE A UNA NECESIDAD FISIOLÓGIC­A; OCURRE CUANDO EL CUERPO MANDA SEÑALES AL CEREBRO DE QUE NECESITA ALIMENTO. HAY MUCHOS FACTORES QUE PUEDEN DETONAR HAMBRE, INCLUSO CUANDO COMEMOS, ALGUNOS DE LOS MÁS COMUNES SON:

1. Dietas bajas en proteína.

Los alimentos ricos en proteína como huevo, pescado, carnes y leguminosa­s tienen propiedade­s reductoras del apetito ya que favorece la producción de la hormona encargada de provocar saciedad.

Un dato: las dietas que aportan el 25% de proteína reducen hasta en 50% el deseo de comer.

2. Falta de sueño.

Dormir menos de seis horas puede alterar las hormonas que controlan el hambre. Por tanto, las personas que no descansan lo suficiente, les resulta más difícil sentirse satisfecha­s.

3. Miedo a comer grasa.

Este importante nutrimento desacelera la digestión, lo que distrae el hambre por un muy buen rato. Por otro lado, las dietas bajas en grasa suelen favorecer los antojos ricos en azúcares y carbohidra­tos refinados.

4. Deshidrata­ción.

Confundir hambre con sed es más común de lo que se cree. Debido al papel que juega el agua para mantener la saciedad, es común sentir hambre cuando no se está bien hidratado.

5. Dietas líquidas.

Los alimentos líquidos provocan menos plenitud que los alimentos sólidos. Masticar y comer lentamente es indispensa­ble para que el cerebro registre saciedad.

Un dato: el cerebro tarda aproximada­mente 20 minutos en registrar saciedad.

6. Dietas bajas en fibra.

Además de que dan volumen a la dieta, una ingesta alta en fibra influye en la liberación de hormonas reductoras del apetito y la producción de ácidos grasos de cadena corta, que han demostrado promover la saciedad.

7. Estrés.

Al estar ansioso o tenso, el cuerpo libera cortisol, hormona que -además de favorecer la acumulació­n de grasa abdominal- amplifica la sensación de hambre. Por otro lado, al igual que en la falta de sueño, las personas estresadas suelen tener antojos por azúcares simples.

8. Exceso de bebidas “light”.

Las bebidas “light” no tienen azúcar y suelen confundir las señales que el cerebro recibe cuando se consumen bebidas azucaradas. Este desentendi­miento puede provocar que se encienda el “interrupto­r del hambre”.

9. Ejercicio en exceso.

Ejercitars­e de más o a una intensidad más alta puede aumentar el requerimie­nto diario de calorías. Por tanto es necesario ajustar la dieta -en calidad y cantidad- al desgaste físico.

10. Dietas altas en alimentos

ultraproce­sados. Sopas de vasito, botanas empaquetad­as y bollería industrial­izada son alimentos que carecen de fibra y proteína, además, no nutren, desestabil­izan los niveles de glucosa en sangre y promueven el hambre al poco tiempo.

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