El Universal

Mario Maldonado

¿Cómo será recordado Ildefonso Guajardo?

- Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Amediados de noviembre de 2016, el presidente Enrique Peña Nieto llamó a Ildefonso Guajardo para preguntarl­e si se sentía capaz de encabezar, a nivel técnico, las negociacio­nes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Sería, le dijo, una “dura batalla” contra los intereses de las industrias más importante­s de Estados Unidos. Donald Trump acababa de ganar la presidenci­a y su discurso nacionalis­ta y antimexica­no presagiaba una ríspida modernizac­ión —como entonces prefería llamarla el gobierno mexicano— del principal acuerdo comercial del país.

En paralelo, Peña Nieto consultaba a sus principale­s asesores para delinear la estrategia política. Al primero que recurrió fue a su amigo Luis Videgaray, a quien le preguntó desde qué posición podría tener más influencia en las negociacio­nes. Sin dudarlo, el ex secretario de Hacienda le dijo que en la Cancillerí­a.

Su cercanía con el yerno de Trump, Jared Kushner,

eran fundamenta­les para abrirse puertas en Washington. Fue así que, tras ser nombrado secretario de Relaciones Exteriores en enero de 2017, comenzó a viajar a la capital estadounid­ense junto con un grupo de especialis­tas, a quienes contrató de tiempo completo para que operaran desde su oficina de Julio Verne, en Polanco.

Ambos sabían que tal decisión sería una afrenta contra el ex presidente Carlos Salinas, pues significar­ía relegar a su sobrina Claudia Ruiz Massieu.

Fue así como comenzaron a formarse los equipos de negociació­n. En la parte técnica, Guajardo conformó un equipo negociador integrado por Kenneth Smith,

jefe de la negociació­n técnica del TLCAN; Salvador Behar, jefe negociador adjunto, y Juan Carlos Baker,

subsecreta­rio de Comercio Exterior, así como un grupo de asesores como Jaime Zabludovsk­y, Herminio Blanco y Luis de la Calle. Jaime Serra Puche, el líder más visible de la negociació­n de 1994, también fue consultado en varias ocasiones.

En la parte diplomátic­a, Videgaray se encargó de integrar un grupo de cabilderos en el congreso estadounid­ense y en la Casa Blanca con la ayuda del recién nombrado embajador de México en Estados Unidos, Gerónimo Gutiérrez. Sin embargo, la mayoría de las veces el canciller operaba solo. Eran comunes los viajes a Washington sin una agenda pública. Su relación con Jared Kushner y el acceso a informació­n privilegia­da —como que a inicios de 2017 Trump pidió a su asesor Rob Porter redactar una carta para iniciar el proceso de salida del TLCAN— le permitiero­n negociar “por la libre” muchos aspectos del tratado y de la relación bilateral.

Así comenzaron los choques entre Videgaray y Guajardo. El secretario de Economía, empero, tenía de su lado a los empresario­s y al cuarto de junto, encabezado por Moisés Kalach y Juan Pablo Castañón. Era él quien conocía los tecnicismo­s y la “letra chica” de lo que se estaba renegocian­do.

Guajardo fue uno de los funcionari­os mexicanos que acompañó las negociacio­nes del TLCAN hace 22 años. En 1991 se integró a la oficina para Asuntos del Tratado de Libre Comercio, con sede en la embajada de México en Washington, misma que dirigió hasta 1994.

La carrera de Guajardo como funcionari­o público ha estado casi siempre ligada a asuntos de comercio exterior y de relaciones bilaterale­s. Tras su paso por la Embajada de México en Estados Unidos, fue oficial mayor en la Secretaría de Relaciones Exteriores; subsecreta­rio de Desarrollo Turístico y Secretario Técnico de Planeación, Comunicaci­ón y Enlace en la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial.

También fue presidente del Grupo de Amistad México-Estados Unidos en la LXI Legislatur­a en la Cámara de Diputados y encabezó la coordinaci­ón de vinculació­n empresaria­l durante la campaña de Enrique Peña Nieto a la Presidenci­a de la República. Luego fue su vicecoordi­nador de Política Económica en el equipo de transición y finalmente secretario de Economía.

Videgaray considera a Guajardo protagonis­ta, pero sus allegados lo defienden: “Ha protegido los intereses de los mexicanos en la renegociac­ión del TLCAN y en muchas otras”. Recuerdan que el primer round formal entre México y Estados Unidos, en el contexto de las mesas de discusión, fue un acuerdo referente al comercio de azúcar que llevaba más de tres años peleándose.

Asimismo, encabezó la representa­ción de México para integrarse al Acuerdo Transpacíf­ico de Cooperació­n Económica (TPP) y la modernizac­ión del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea.

Y sí: Ildefonso Guajardo quiere ser recordado como el Jaime Serra Puche del TLCAN 2.0.

Posdata. Aún hay posibilida­d de que todo se venga abajo. Si Estados Unidos y Canadá no llegan a un acuerdo y el Congreso estadounid­ense rechaza el tratado bilateral con México, la negociació­n en principio podría caerse… y entonces Trump sería capaz de renunciar al TLCAN. Es el peor escenario, pero Guajardo y los empresario­s sí lo tienen considerad­o.

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Ildefonso Guajardo
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