NUEVA YORK: HAY UN TEATRO INTERACTIVO DONDE PUEDES RECORRER VARIOS ESCENARIOS
Sleep No More es uno de los espectáculos más extraños de Nueva York. En él, debes entrar enmascarado y puedes interactuar con los actores
NUEVA YORK, EU. — Estoy en el pasillo de un hotel antiguo en la penumbra. Frente a mí, una pareja ejecuta una extraña coreografía. Ella viste un entallado vestido de noche y él, traje. Coquetean entre sí y se acercan demasiado. De pronto, después de recibir un dulce por parte de la mujer, el hombre lleva sus manos hacia la garganta y respira desesperado, como si se hubiera envenenado. Varias personas enmascaradas lo persiguen mientras se arrastra por el suelo, agonizando. En ese grupo me encuentro yo.
No es una pesadilla, ni estoy alucinando con alguna película de Stanley Kubrick. Es solo un pequeño fragmento de mi experiencia en “Sleep No More”, una de las producciones teatrales más famosas en la ciudad de Nueva York, y la más extraña que he presenciado.
Es una puesta en escena interactiva que permite moverte libremente por sus escenarios y acercarte a los actores. La trama se desarrolla en los cinco pisos de un edificio ambientado como un hotel abandonado de los años treinta, en el barrio de Chelsea, en Manhattan.
Nervios a flor de piel
Todo comienza en un bar. Tras cruzar la entrada del “Hotel McKittrick”, llego a un salón escasamente iluminado e invadido por una bruma de hielo seco. El Manderley Bar, como es denominado, luce como un speakeasy de la época de la Prohibición, con sus cortinas rojas cubriendo las paredes. También parece un set del cineasta David Lynch.
Todavía no entro al “escenario”, pero ya estoy nerviosa. Es culpa de la decoración y los meseros, quienes hablan y gesticulan como si estuvieran actuando, aunque ni siquiera forman parte del elenco de la obra. Antes de partir hacia la aventura, me dan a elegir dos opciones de trago: una copa de champaña o absenta, el famoso licor de ajenjo que bebían Hemingway, Van Gogh y Oscar Wilde. En el siglo XIX, se creía que producía alucinaciones.
Cuando llega la hora de mi cita, un hombre muy elegante me entrega una máscara y forma un grupo de personas que entrarán conmigo. Cada noche existen varios horarios de acceso y, mientras la función se repite más de una vez, puedes permanecer el tiempo que desees.
Mi máscara blanca recuerda un poco a las que usaban los médicos de la peste negra. El presentador me aclara que no puedo quitármela por ningún motivo. Explica que los miembros del staff llevan máscara negra y únicamente los actores tienen el rostro sin cubrir.
Con su voz profunda y aterciopelada, el hombre conduce a mi grupo hasta la entrada.
Máscaras, sangre y música electrónica
Un pasillo totalmente oscuro me lleva hasta un tétrico elevador. Ningún asistente tiene permitido hablar. Al llegar al último nivel, me doy cuenta que estoy sola, sin mi grupo. Puedo explorar cada piso las veces que quiera. En un principio, el shock es grande: no existe un solo sitio bien iluminado y la imagen de las máscaras es bastante siniestra.
Aparentemente, la ambientación de cada espacio no tiene relación con el resto; los escalofríos que producen son lo único que tienen en común. Un piso está lleno de árboles artificiales sin hojas, que simulan un bosque y resguardan una misteriosa cabaña de madera. En otro, se creó un callejón con polvorientas tiendas victorianas. También hay dormitorios, bodegas con animales disecados y hasta un cuarto lleno de tinas vacías, con agua y supuesta sangre.
Cuando llegan los actores, mi confusión aumenta. Aparecen sin previo aviso y en las escenas nunca se emplean diálogos.
Oficialmente, “Sleep No More” es una adaptación libre de Macbeth. Alguna vez leí esta obra de Shakespeare, pero no es ventaja: es muy difícil identificar a un personaje y la enorme cantidad de escenas vuelve imposible atestiguarlas todas de una vez. Aun así, cada una es intensa, interesante y asombrosa por sí misma. La experiencia vale la pena, la entiendas o no.
Cuando menciono que los actos son intensos, lo digo en serio. Hay peleas coreografiadas, asesinatos, movimientos perturbadores y sangre. Tan solo una escena involucra actores desnudos fingiendo una orgía, cobijados por luces destellantes y música electrónica.
Todo el tiempo ocurren interacciones con el público. Los intérpretes eligen a las personas que se acercan más a ellos o se ven más interesados. Usando gestos solicitan su participación: alcanzar un objeto, tomar un trago o bailar. En ocasiones, toman a un espectador de la mano y se encierran con él en un cuarto, cerrándole la puerta “en la cara” a los demás; son encuentros “uno a uno”, donde el actor cuenta una historia o regala un souvenir a su invitado. Por eso, no me sorprende que las multitudes persigan corriendo a los histriones.
No es necesario quedarte a ver la obra entera. Yo decido salir 20 minutos antes para tomar un trago en el bar y disfrutar el show de jazz. Y, para recuperar energía, hago una visita al restaurante Gallow Green. Es un espacio lleno de vegetación ubicado en la terraza, el cual también está ambientado como parte del hotel.
Pido una pizza gourmet y, poco a poco, asimilo lo que acabo de observar. Miro hacia todos lados para verificar que los comensales y meseros actúan normal. Es bueno saber que la locura quedó atrás. Sin embargo, seguro regresará a mi mente cuando sea hora de dormir.
En un episodio de la serie “Gossip Girl”, los protagonistas acuden a una función de “Sleep No More”. El capítulo pertenece a la quinta temporada y se estrenó en 2011.