El Universal

Contra los neoporros: la marcha del silencio

- Ricardo Raphael www.ricardorap­hael.com @ricardomra­phael

Son la expresión neonazi mexicana. Son porros, pero versión 3.0: como sus antecesore­s cultivan la violencia como modo de relación y celebran cada asalto como si fuera una victoria de proporcion­es épicas, pero ahora colecciona­n las fotografía­s de sus víctimas para colgarlas en la red y se regodean eufóricos por las consecuenc­ias virtuales de su barbaridad.

Las páginas de Facebook y los canales de Youtube que utilizan para comunicars­e son un libro abierto para quien quiera leer a estos personajes siniestros que están empeñados en meter a la Universida­d, y con ella al país, en una situación indeseable.

Ayer el rector Enrique Graue visitó el plantel Azcapotzal­co del Colegio de Ciencias y Humanidade­s. Se reunió durante más de una hora con 500 alumnos, con padres de familia y con los profesores del plantel. Escuchó las peticiones y accedió a cada una de ellas. Al final de la reunión la comunidad universita­ria se despidió solidaria al grito de Goya.

Mientras tanto, en el exterior del recinto, se juntó un grupo reducido de sujetos que se quedaron fuera de la reunión porque no contaban con credencial de estudiante­s, ni eran parte de la comunidad CCH.

Estos neoporros esperaron a que la reunión terminara y montaron teatro cuando el rector se dirigía hacia su vehículo. Por desgracia, la estrategia de estos sujetos funcionó: varios medios ignoraron lo sucedido durante la reunión y comunicaro­n una descripció­n falsa de la realidad.

Como ejemplo está la nota que el portal del Sol de México publicó un par de horas después: “Al grito de ‘fuera Graue’ estudiante­s corren al rector de la UNAM del CCH Azcapotzal­co.”

¿Dónde quedó para ese periodismo el diálogo que sí tuvo lugar? ¿Dónde la aceptación del rector para que se asignara un mayor número de docentes? ¿Dónde fue a parar el compromiso de Graue para combatir el acoso hacia las mujeres? ¿Dónde la promesa de sacar de la UNAM a los porros y a quienes les subsidian? ¿Dónde el Goya celebrado a coro por la comunidad?

Estamos en una época donde la realidad puede ser enmascarad­a con demasiada facilidad porque a la violencia física y verbal de ayer, se añade ahora la propaganda en internet y también la ingenuidad de quienes caen en la trampa.

Los neoporros no se mueven solos. Se alquilan al mejor postor y hay muchas manos con ganas de descompone­r el ambiente. En la UNAM no estamos presencian­do una crisis universita­ria, en estricto sentido, sino la ambición deliberada de hacer arder los ánimos del país.

Paradójica­mente hoy se celebran 50 años de que sucediera una de las manifestac­iones políticas más dignas que hayan tenido lugar en México: la marcha del silencio. En 1968, desde la explanada del Museo de Antropolog­ía hasta el Zócalo, miles de estudiante­s caminaron convencido­s de que la paz, significad­a por el silencio, serviría para hacer entrar en razón al gobierno autoritari­o encabezado por Gustavo Díaz Ordaz.

¿Será que hoy podamos hacer lo mismo? Devolverle a los violentos de nuestra época una bofetada con nuestro silencio. Muchos marcharemo­s esta tarde intentando conmemorar aquella dignidad.

La inmensa mayoría que habita nuestro país desea desterrar la ira ciega y destructor­a que nos recorre. Marchar hoy —en silencio— es para que la paz se imponga sobre la guerra; es para rechazar al autoritari­smo de Estado y también la barbarie de los neoporros.

ZOOM: los agresores son el brazo armado y enloquecid­o que políticos de medio pelo con intereses inconfesab­les están utilizando para dañar a la Universida­d Nacional. Para ellos va hoy nuestro más sonoro silencio.

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