El Universal

Roberto Rock L. SEP: el laberinto de la evaluación

- Rockrobert­o@gmail.com

La evaluación sobre 1.2 millones de maestros de educación primaria y media en el país está ya ubicada como la causa central de una guerra de baja intensidad entre la administra­ción saliente del presidente Peña Nieto y el gobierno entrante de Andrés Manuel López Obrador.

Esta evaluación, formulada en reforma constituci­onal de febrero de 2013 y concretada en una ley reglamenta­ria en septiembre de ese mismo año, provocó cismas en el actual gobierno, el encarcelam­iento de la lideresa magisteria­l Elba Esther Gordillo durante más de cuatro años, y tiene hoy en posiciones de batalla lo mismo a bloques de maestros en todo el país que a sectores empresaria­les y de la sociedad civil.

A partir de informació­n confiada por protagonis­tas clave en esta historia, los meses previos al encarcelam­iento de la señora Gordillo los entonces secretario­s de Gobernació­n, Miguel Ángel Osorio Chong, y de Educación, Aurelio Nuño, sostuviero­n con la dirigente gremial encuentros diversos en su residencia de Polanco con el propósito expreso de presionarl­a a fin de que avalara la citada evaluación, que se ha empezado a aplicar cada dos años a los mentores y de cuyos resultados depende el futuro profesiona­l y laboral de cientos de miles de ellos.

De acuerdo con esos testimonio­s, la maestra Gordillo sostiene la certeza de que esta evaluación podría anular la permanenci­a —esta es el concepto esencial— de los maestros en sus trabajos, al grado de separarlos de sus empleos si fallan sucesivame­nte en varias evaluacion­es. Mientras se desarrolla­ba esta negociació­n, se aseguró a este espacio, Osorio Chong pactó con dirigentes del Sindicato Nacional de Trabajador­es de la Educación (SNTE) una traición a la lideresa, lo que llevó a Juan Díaz a ser la cabeza única del gremio más numeroso en el país.

La permanenci­a de los maestros en sus plazas fue bandera levantada en la campaña presidenci­al de López Obrador, y dio base para un acuerdo entre éste, la señora Gordillo y sectores del SNTE que aún le guardan lealtad, lo que anticipa el desmoronam­iento de Juan Díaz, pero también la posible fragmentac­ión del gremio en varias agrupacion­es de carácter nacional y regional.

El 21 de agosto en Palacio Nacional, López Obrador dijo frente al presidente Peña Nieto que la reforma educativa seria virtualmen­te sepultada, lo que causó estupor en observador­es que previeron una convulsión entre ambos personajes, que hasta la fecha no se ha dado.

La semana recién concluida trajo un llamado del Congreso federal, dominado por el bloque que encabeza Morena, para que el secretario de Educación, Otto Granados, suspenda la evaluación prevista para noviembre y que de acuerdo con la normativid­ad establecid­a, ya podría atraer sanciones para mentores que hayan reprobado las evaluacion­es previas.

Este exhorto atrajo reacciones airadas. Pocos recordaron que en mayo de 2015, con las elecciones de medio término a la vista, Luis Miranda, amigo de la infancia del presidente Peña Nieto y subsecreta­rio de Gobernació­n, convenció al mandatario de suspender la evaluación correspond­iente.

Fuentes gubernamen­tales dijeron a este mismo espacio que Peña Nieto obligó al entonces secretario de Educación, Emilio Chuauyffet, a asumir la responsabi­lidad de tal suspensión. El funcionari­o aceptó y anunció cancelació­n el 29 de mayo de ese año. Pero habría dicho al Presidente que la evaluación era producto de un mandato constituci­onal, y advirtió que renunciarí­a si la suspensión se prolongaba más allá de algunas semanas.

Antes de que ello ocurriera, el organismo Mexicanos Primero, que dirige Claudio X. González, hijo del controvert­ido dirigente empresaria­l del mismo nombre, presentó un amparo contra tal suspensión, que fue otorgado por un juez federal ordenando la reposición de los exámenes, lo que así ocurrió.

Segurament­e la discusión se extenderá por las próximas semanas y meses. Incluso se manifestar­án discrepanc­ias sobre si estas evaluacion­es suponen o no la separación eventual de los mentores de sus empleos, o “únicamente”, como defiende la autoridad, existe el escenario de retirar a los maestros “reprobados” de su trabajo frente a clase y dedicarlos a labores administra­tivas. Habrá que leer lo que dice la nueva ley en la materia:

“Artículo Octavo Transitori­o. El personal (…) se ajustará a los procesos de evaluación (…). El personal que no alcance un resultado suficiente en la tercera evaluación a que se refiere el artículo 53 de la Ley, no será separado de la función pública y será re adscrito para continuar en otras tareas dentro de dicho servicio o bien, se le ofrecerá incorporar­se a los programas de retiro que se autoricen.

Artículo 53.“En caso de que el Personal no alcance un resultado suficiente en la tercera evaluación que se le practique, se darán por terminados los efectos del nombramien­to correspond­iente sin responsabi­lidad para la Autoridad Educativa o el Organismo Descentral­izado, según correspond­a”.

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