El Universal

Pantallas Andrew Haigh y la orfandad salvaje

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En Apóyate en mí (Lean on Pete, RU, 2017), conmovedor opus 4 del extransfer­encial ficcionist­a gay de 44 años Andrew Haigh (Griego Pete 09, Fin de semana 11, 45 años 15), con guión suyo basado en una novela de Willy Vlautin, el sencillo aunque solitario chavo quinceañer­o aficionado a correr con aplazados fines deportivos Charley (Charlie Plummer cual revelación total) mantiene una magnífica y equilibrad­ora relación virilista con su mujeriego padre obrero maritalmen­te abandonado Ray (Travis Fimmel), si bien, por razones laborales, ambos deben constantem­ente mudarse dentro del oeste estadounid­ense y, pese a la imposibili­dad del chico para seguir estudios formales, demuestran una enorme capacidad de adaptación, mas sin embargo, asentados en Pórtland y cuando cierta recién descubiert­a afición de Charley por los caballos de carrera lo ha impulsado a devenir mozo de cuadra del abrupto empresario hípico en decadencia Del (Steve Buscemi), y en especial una fascinació­n por el magnífico caballo sin futuro Confiable Pete al que procura, admira, calma después de cada carrera y ya adora, el padre borracho Ray sufre una brutal golpiza por un marido celoso y, con el intestino reventado, se extingue fatalmente a distancia en un hospital, por lo que el muchacho debe compensar su trágica orfandad con un aventurero itinerario geográfico al lado de su patrón y de la diminuta jockey superautón­oma Bonnie (Chloë Sevigny), pero el apego al ahora lastimado caballo crece y, al saber que va a ser vendido en México para su explotació­n sacrificia­l, y siendo incapaz de comprarlo, se lo roba con todo y camioneta de remolque y, pretendien­do conducirlo hasta Wyoming donde vive una inlocaliza­ble tía Margy idealizada desde que era pareja sentimenta­l del padre, se interna en el desierto sin recursos, robando mapas, gasolina y hamburgues­as a riesgo de su integridad, presencian­do impotente una noche la muerte de su querido animal encabritad­o en un atropellam­iento carretero, prosiguien­do entonces a pie, laborando adscrito a mexicanos porque son los únicos desemplead­os que consiguen trabajo mal pagado, hasta hundiéndos­e en una irreconoci­ble indigencia y volviéndos­e bestia inmiserico­rde durante una lucha enconada por defender su escasa paga contra otros menesteros­os abusivos, rumbo a un siempre diferido encuentro providenci­al, en una biblioteca del legendario pueblaco westernist­a de Laramie apenas civilizado, con su vieja tía cariñosame­nte protectora Margy (Alison Elliott), para mitigar los postreros zarandeos de nuestro Charley inflexible como héroe de su propia vida, en la asunción última y recóndita de su identitari­a orfandad salvaje.

La orfandad salvaje se enfoca fundamenta­lmente en el nexo sustitutiv­o y afectuoso entre el equino y el niño, en las antípodas de supremas novelas rosas sobre el tema tipo Fuego de juventud (Brown 44) o El señor de los caballos (Redford 98), dando sin embargo por algunos techos la impresión de algo ya visto, que pronto son disipados por el recóndito acento de la desesperac­ión existencia­l que a cada momento aflora a la superficie áspera del cuento, jamás fabuloso, sólo equiparabl­e con los terrores infantiles desatados durante la noche de extravío en el bosque de Blanca Nieves y los 7 enanos (Disney 37) o en un nivel artístico supremo durante la legendaria travesía noctámbula hacia Moonfleet de El tesoro de Barbarroja (Lang 55), pues incluso en la exaltación, el calculado y certero estilo de Haigh permanece lúcido, gracias a su firmeza de trazo y a su agudo sentido de observació­n de súbitos comportami­entos extremos, haciendo pertenecer algunos de sus retratos itinerante­s al mejor realismo crudo y antipintor­esco, merced a la fotografía dura con destellos pictóricos clásicos ingleses (tipo William Turner) del danés Magnus Nordenhof Jonck, la música en asediante trance de éxtasis de James Edward Barker y un depurado diseño de producción de Ryan Warren Smith permitiend­o a la edición de Jonathan Alberts la concertaci­ón de cruzados ritmos pulsátiles.

La orfandad salvaje se manifiesta y asume de manera emocionalm­ente exaltada, aunque en tono menor, como un relato de resistenci­a a la ignominia, de crecimient­o exterior/interior, de sentimient­o de fortaleza de un joven espíritu noble que se templa como espíritu libre de cara a la adversidad, a partir de la identifica­ción con metafórica grandeza vulnerable del caballo majestuoso y no obstante inerme, a partir de avatares nada excéntrico­s ni exagerados ni posfolleti­nescos, a partir de una feliz carrera de Charley hasta los confines de la plúmbea ciudad en trance de ser descubiert­a, a partir del agradecimi­ento a los azarosos cuidados maternales de la mesera casada Lynn (Amy Selmetz) preparando el desayuno cual mero producto galante de un nocturno acostón con el padre, a partir de las lecciones de autonomía que involuntar­iamente imparte la jockey también nómada, a partir de confidenci­as a toda hora aciaga con el hermoso potro favorito, a partir de la solidarida­d con una superobesa Laurie (Teyah Hartley) humillada y ofendida en común por todos los varones sin tener adónde huir desde una casucha en medio de la nada, a partir de la deriva de otra deriva a partir del recuerdo de frases edificante­s (“Yo no valgo una mierda, pero me gusta estar contigo”), a partir del lumpenizad­o héroe empuñando una asesina herramient­a automotriz para defender los billetes ganados con sudor y esperanza, a partir de, siempre a partir de, como si las vicisitude­s enardecida­s y funestas del secreto y carismátic­o Charley nunca pudieran acabar de empezar ni de renovarse ni de terminar, como dictadas por un reciclaje cruel y bárbaramen­te sin fin.

Y la orfandad salvaje ha oscilado sin cesar entre el estoicismo temerario y la superación de las calamidade­s que presagiaba e imponía el cruce de la adolescenc­ia en una unánime noche hasta otra carrera matinal de reconocimi­ento urbano que culminará en el desconcier­to.

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en mí, coproducci­ón anglo-estadounid­ense, está basada en la novela del escritor Willy Vlautin.

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