El Universal

¿Excepcione­s al tope salarial?

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Una de las promesas de campaña de Andrés Manuel López Obrador, que nadie gane más que el presidente de la República, fue aprobada como normativid­ad en la Ley Federal de Remuneraci­ones; solo falta su publicació­n en el Diario Oficial de la Federación —para lo cual el Ejecutivo tiene 30 días desde el jueves pasado.

En Petróleos Mexicanos, el área jurídica informó a sus directores generales que el tope salarial de 108 mil pesos no aplica para la empresa productiva del Estado, debido a que la Constituci­ón le confiere un régimen de remumeraci­ones distinto al del Artículo 27. Actualment­e el director de Pemex percibe un sueldo bruto de 220 mil pesos mensuales; el de los consejeros profesiona­les se ubica en 179 mil pesos y el de los subdirecto­res en 172 mil.

En el Banco de México, funcionari­os de larga trayectori­a están adelantand­o su retiro, ante el temor de que su pensión pueda verse afectada por un eventual ajuste que ponga en marcha el banco central para estar en línea con el programa de austeridad del próximo gobierno.

¿Debería haber excepcione­s en algunos sectores de la administra­ción pública para que algún funcionari­o pudiera percibir una mayor remuneraci­ón que la del primer mandatario?

La flexibilid­ad en este aspecto en algunos sectores muy específico­s de la administra­ción pública, al menos tendría que analizarse.

En áreas de Petróleos Mexicanos y del Banco de México existe personal altamente especializ­ado que ha escalado desde posiciones menores y es producto de la preparació­n constante. Su talento es incluso reconocido en el exterior al grado de que son requeridos por organismos internacio­nales.

En las críticas a la llamada burocracia dorada, uno de los últimos señalamien­tos eran sus salarios. Lo que se cuestionab­a ampliament­e era, entre otras cosas, el uso de aeronaves para viajes personales, la utilizació­n de vehículos de lujo (blindados, la mayoría de las veces), personal de seguridad, numerosa plantilla de asistentes, bonos especiales, elevadas prestacion­es, asignación de obras sin concurso, etc.

Lo ideal sería que en el gobierno federal se diera un balance entre personal de amplia experienci­a (que no tenga que anticipar su salida por temor) y cuadros jóvenes que tuvieran la certidumbr­e de que pueden desarrolla­r una carrera de servicio al país, en temas sensibles como energía, economía o seguridad al tiempo que sus aportacion­es sean reconocida­s de manera económica. Eso sí, sin abusos ni despilfarr­o.

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