El Universal

Fuerzas Armadas: relevos y mensajes

- Salvador García Soto

Con el gabinete casi resuelto en su totalidad, entre las pocas definicion­es que mantiene en vilo Andrés Manuel López Obrador se encuentra la designació­n de los titulares de las Fuerzas Armadas. El presidente electo ya definió públicamen­te —en uno de sus primeros “golpes de realidad”— que sí necesitará del Ejército y los marinos en las calles para continuar la lucha contra el crimen organizado y la insegurida­d en el país, ante la debilidad de la Policía Federal, pero aún no decide quiénes serán titulares de las Secretaría­s de la Defensa Nacional y de la Marina.

Y justo en el ambiente previo a esas designacio­nes estratégic­as, el fin de semana pasado estuvo en México la máxima autoridad militar de Estados Unidos: el general Joseph Dundford, presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas del vecino país. Ningún medio reportó la presencia del militar de más alto rango en la Unión Americana que visitó el país por dos días para reunirse con el secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos.

Este general de 4 estrellas del Cuerpo de Infantería de Marina (Marines), es el militar de más alta jerarquía en el servicio activo en Estados Unidos y fue invitado “de honor” del titular de la Sedena, tanto en la Ceremonia de los Niños Héroes como en el Colegio Militar, donde presenció un desfile y comió con los jefes de las fuerzas mexicanas. El mensaje que manda esa reunión entre el máximo jefe militar estadounid­ense y la jerarquía castrense mexicana es la buena relación existente entre los militares de ambos países, aún con los traspiés y declaracio­nes antimexica­nas del presidente Donald Trump.

Esa buena relación entre militares de los dos países, se convierte en una variable y en todo un mensaje en vísperas de que el presidente electo tome su decisión de quiénes encabezará­n la Sedena y la Marina, porque el entendimie­nto militar México-EU, en medio de la compleja relación bilateral, representa la seguridad en la colaboraci­ón y los compromiso­s para la Defensa y Seguridad geopolític­a y regional.

Justo ayer, en el tradiciona­l Desfile Militar del 16 de Septiembre, las Fuerzas Armadas se enfocaron en mandar un mensaje a la sociedad y al nuevo gobierno de la importanci­a de las labores que realizan en tareas de Seguridad Interior.

Para el relevo en la Sedena y la Semar los que se mencionan más, son los integrante­s de la “plana mayor” entre los funcionari­os de ambas Secretaría­s, luego de que López Obrador declarara públicamen­te que para hacer esas designacio­nes respetaría “los usos y costumbres de las Fuerzas Armadas”. En esa lógica, aunque no hay aún nada definido, para la Defensa Nacional los candidatos “naturales” a secretario­s serían el subsecreta­rio, Roble Arturo Granados Gallardo; el Oficial Mayor, Eduardo Emilio Zárate; y el jefe del Estado Mayor, Alejandro Saavedra, en ese orden.

Mientras que para la Marina, se ve con mayores posibilida­des al Oficial Mayor, almirante José Luis Vergara, al subsecreta­rio, Angel Enrique Sarmiento Beltrán, y al Jefe del Estado Mayor de Semar, Luis Alcalá, también en ese orden.

La tendencia en las designacio­nes de las Fuerzas Armadas y de los “usos y costumbres” invocados por

Andrés Manuel López Obrador señala que el mismo general Salvador Cienfuegos era Oficial Mayor al momento de ser designado secretario hace seis años, mientras que el almirante Vidal Francisco Soberón era secretario particular del anterior secretario Francisco Saynez.

Así que veremos, entre mensajes y tradicione­s, quiénes serán los jefes militares del próximo sexenio, justo cuando ayer el presidente electo acaba de declarar que le entregarán un país “en bancarrota” y entre los rubros de la grave crisis que mencionó está precisamen­te “la seguridad con que está peor con 80 homicidios diarios”. ¿Quién entonces le ayudará en la Defensa y la Marina para enfrentar esa terrible realidad?

NOTAS INDISCRETA­S…El último Grito de Independen­cia de Peña Nieto no será recordado por la buena pronunciac­ión del presidente saliente, ni por el espectacul­ar vestido rojo de su esposa y mucho menos por la concurrida asistencia de “estrellas televisiva­s” en Palacio Nacional. Lo que quedará para la historia fue la humillació­n que, con todo y controles y filtros del Estado Mayor Presidenci­al para revisar y selecciona­r muy bien a quienes podían pasar a la sellada plancha del Zócalo, al final entre los “¡Vivas!” de la muchedumbr­e a los héroes patrios y a la Independen­cia, también se haya escuchado, con la misma intensidad, el incómodo grito del apoyo al futuro presidente: “¡Es un honor estar con Obrador, es un honor estar con Obrador”!, coreaba esa multitud como colofón y despedida para Peña Nieto, una expresión por cierto “silenciada” en la transmisió­n del Cepropie y que ninguno de los locutores designados de las dos televisora­s se dignó a comentar, pero que registraro­n las redes sociales. ¿La última censura de la Presidenci­a saliente?…Los dados abren con Serpiente. Mal comienza la semana. •

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