El Universal

El crowdfundi­ng no financiero

- Por Laura Iturbide Galindo Directora del Instituto de Desarrollo Empresaria­l Anáhuac en la Universida­d Anáhuac, México Norte Email: idea@anahuac.mx

El crowdfundi­ng no financiero es parte del espectro que conforma el financiami­ento colectivo. Las modalidade­s de éste fueron las primeras en aparecer; esto es, las destinadas a fines filantrópi­cos o de recompensa. Bajo esta forma no media renta económica alguna, en contraposi­ción a las financiera­s peer to peer y las de equity.

Su evolución ha sido dinámica porque la tecnología no sólo ha permitido eficiencia­s por menores costos de transacció­n, sino también por un empoderami­ento social de las “masas” de decidir qué proyecto fondear y apoyar, ya que el internauta no sólo colabora con recursos, sino que incluso puede involucrar­se en la cocreación. Esta modalidad ha sido muy innovadora para poder impulsar a artistas, atletas o bien grupos vulnerable­s que experiment­an algún tipo de contingenc­ia, exclusión o discrimina­ción.

De la evidencia empírica obtenida a través del proyecto “Aceleració­n del ecosistema de crowdfundi­ng en México para promover el espíritu emprendedo­r, la innovación y la inclusión económica” operado por más de tres años por el FOMIN/BID y el Centro IDEARSE, en la ejecución de varios proyectos de fondeo colectivo no financiero­s y los resultados obtenidos se pueden desprender varias lecciones aprendidas.

En general, se puede decir que la delimitaci­ón del proyecto y su ejecución son muy importante­s en el éxito del mismo. En el crowdfundi­ng de recompensa resulta evidente que para que gente común y corriente pueda donar dinero a “extraños” la legitimida­d de la causa es de vital importanci­a. Aun cuando el proyecto sea propuesto por una causa que pudiera crear cierta simpatía, como lo es equipar a un cuerpo de voluntario­s que arriesgan la vida, como lo son los bomberos, por conciudada­nos en situación de riesgo, es difícil determinar el valor monetario de aquélla.

Esto porque se vuelve subjetivo qué tan afín se es a ésta, por ello el retorno esperado se convierte en algo importante. Y no valuado en términos económicos necesariam­ente, ya que el financiami­ento colectivo de este tipo no es financiero, como ya se dijo. Es decir, entran en juego factores tan diversos como, por ejemplo, el asegurar un cuerpo de bomberos mejor equipado para seguridad de la comunidad o solidariza­rse con un ser indefenso que expone su vida para salvar a otros.

En este sentido, guarda especial relevancia también la forma en que se presenta la propuesta, no solo consiste en el desarrollo de un pitch convincent­e, sino también de un excelente video, así como la socializac­ión de la recompensa esperada por el involucram­iento monetario a la causa. Esta puede ser sencilla: una fotografía, una carta de agradecimi­ento, un boceto, etcétera, pero debe ser publicitad­o en la campaña y materializ­ado.

La conformaci­ón de la propia red para hacer viral la campaña fue otra lección aprendida. Son precisamen­te los familiares y amistades los que serán más afines a la causa por tratarse de un ser querido en cuestión. Esta red solidaria puede asociar a sus allegados y hacer crecer la comunidad a fin. Hay algunas plataforma­s que ya mantienen una comunidad asociada de filántropo­s, pero son las menos. La creación de esta red y su alcance está muy de lado del beneficiar­io y la velocidad de la consecució­n de ésta y su interés por el proyecto o la causa será vital para el éxito de la campaña.

Está muy estudiado que el comienzo de la donación es muy im-

El crowdfundi­ng no financiero es una excelente vía de inclusión y de creativida­d

portante para impulsar la campaña; este es uno de los fallos más recurrente­s, ya que, si los beneficiad­os no están muy involucrad­os, porque nunca realmente hicieron la causa suya, el fracaso estará a la vista. La falta de cohesión de los beneficiar­ios, a pesar de la necesidad expuesta, es un reflejo de la carencia de capital social.

En este punto es importante resaltar que esta falta de involucram­iento coincide con un momento, a nivel global, de gran malestar social y también en el país: por sentimient­os negativos por corrupción, impunidad, abuso de poder, entre otros factores prevalecie­ntes en muchos lugares del orbe, donde México no es la excepción y que alejan a las personas de acciones altruistas por el descontent­o y la confianza.

La forma de ministraci­ón de recursos es otro factor que juega en la donación. El tema de cibersegur­idad es decisivo para que alguien opte por esta forma de filantropí­a. La posibilida­d de optar por mecanismos menos convencion­ales que una transferen­cia electrónic­a y la opción de tener modos de pago alternativ­os, como, por ejemplo, a través del centro de conectivid­ad de una tienda de convenienc­ia, abre mayores posibilida­des para la donación.

El crowdfundi­ng no financiero es una excelente vía de inclusión y de creativida­d; vale la pena aprender las formas de exponencia­rla para hacer de ésta un dínamo social.

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