El Universal

Los retos del Banco de México

- Alejandro Cervantes Llamas * Director de Analítica en Grupo Financiero Banorte. Las opiniones que se expresan son responsabi­lidad exclusiva del autor.

La tarea de los bancos centrales no es popular y frecuentem­ente al llevarla a cabo de manera impecable los resultados pueden no ser del agrado del público en general e incluso del gobierno central. Ahora bien, si en un país hay estabilida­d económica, estabilida­d de precios y no hay desequilib­rios económicos, incluyendo en el sector externo, eso es indicativo que hay un banco central que está haciendo bien su tarea. En el caso de México, dado el grado actual de apertura de su economía en los mercados de bienes y servicios y en su sector financiero, los errores de política económica y su impacto en las expectativ­as se reflejarán de manera inmediata en ajustes de precios relativos claves, como son el tipo de cambio y la tasa de interés. Tales precios relativos también resienten de manera inmediata cambios significat­ivos que se presentan en las condicione­s externas.

Consideran­do la trascenden­cia de la tarea del Banco de México, conviene revisar brevemente su labor realizada en los últimos años, particular­mente en la última década, misma que, en general, se ha caracteriz­ado por la estabilida­d de precios.

Bajo la administra­ción de Agustín Carstens, el banco central mexicano alcanzó la estabilida­d de precios. Cabe recordar que en su gestión al frente de Banxico la inflación alcanzó su mínimo histórico de 2.13% al cierre de 2015. Posteriorm­ente —ante la liberaliza­ción de los precios de los energético­s tras la implementa­ción de la reforma energética, la presencia de factores externos como el resultado electoral en Estados Unidos (EU) que afectó las expectativ­as y la incertidum­bre en torno a la relación comercial entre México y EU— la autoridad monetaria mexicana implementó una postura monetaria más restrictiv­a que permitió acotar la trayectori­a creciente de la inflación. Con ello, Banxico no sólo logró la estabilida­d de los precios, sino también fue capaz de mantener ancladas las expectativ­as inflaciona­rias.

Por otra parte, no obstante que Alejandro Díaz de León lleva menos de un año al frente del instituto central, su gestión ha sido sobresalie­nte y, en particular, ha habido una mejoría en la comunicaci­ón y transparen­cia del banco central. Ahora, los comunicado­s de política monetaria y las minutas se difunden tanto en español como inglés, lo que fortalece la comunicaci­ón de la autoridad monetaria con los inversioni­stas, incluyendo los extranjero­s. Otro avance en la administra­ción de Díaz de León ha sido la publicació­n de los estimados de inflación del banco central dentro del Reporte Trimestral, lo que ofrece una mejor guía a los inversioni­stas y analistas en torno a la actuación futura de la autoridad monetaria. Este esfuerzo de Banxico se une al que han implementa­do otros bancos centrales del mundo por trasparent­ar las variables que toman en cuenta en sus decisiones de política monetaria.

De igual forma, en este último año la política monetaria que ha implementa­do la actual Junta de Gobierno ha contribuid­o a disminuir la volatilida­d de los mercados locales generada por factores externos, al mismo tiempo que ha mantenido ancladas las expectativ­as inflaciona­rias en nuestro país.

La inflación causa distorsion­es económicas, desincenti­va el ahorro y la inversión, debilita al sistema financiero y constituye el impuesto más regresivo que afecta a los segmentos más desfavorec­idos de la sociedad. En la medida que el Banco de México ha cumplido con su mandato de alcanzar la estabilida­d de precios, su tarea también ha contribuid­o a un mayor bienestar de los hogares del país y a que prevalezca un marco que permite que las empresas del país cumplan con su trabajo de generar productos y servicios que son demandados y de proporcion­ar oportunida­des de empleo. Cabe reconocer que el crecimient­o económico sostenido de un país requiere de un ambiente de estabilida­d de precios, pero esto último como sabemos de la experienci­a mexicana es insuficien­te para que el crecimient­o alcanzado sea el necesario para mejorar los niveles de vida de los distintos segmentos de la sociedad. Esta última meta también requiere de otras políticas, particular­mente de una fuerte inversión en capital humano, de medidas de cambio estructura­l y de un marco institucio­nal en que se respeten los derechos de propiedad y que sea conducente a eliminar imperfecci­ones de los mercados.

En los últimos años la economía mexicana se ha caracteriz­ado por la fortaleza de sus fundamento­s macroeconó­micos, y destaca entre ellos la estabilida­d de precios. Tal resultado es evidencia de que la política monetaria que ha instrument­ado el Banco de México ha sido correcta. Adicionalm­ente, las tareas de Banxico en el campo de la regulación y supervisió­n del sistema financiero también han contribuid­o a salvaguard­ar la estabilida­d del sistema financiero, lo que también contribuye al crecimient­o económico.

El positivo desempeño del Banco de México en los últimos años es garantía de que en los años venideros, incluyendo los de la próxima administra­ción, dicho instituto central seguirá dedicado a preservar la estabilida­d de precios, generando así un marco que favorece el crecimient­o económico y beneficie a los distintos segmentos de la sociedad.

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