El Universal

Puño en alto Ocho millones en simulacro

Participan en simulacro 8 millones de personas; desalojan 18 mil edificios José Ramón Amieva: hubo saldo blanco y 95% de los altavoces operaron

- PHENÉLOPE ALDAZ —phenelope.aldaz@eluniversa­l.com.mx

En la Ciudad de México se escuchó ayer la alerta sísmica, pero el motivo no fue un temblor, sino la realizació­n de un macrosimul­acro. Con el puño en alto, se recordó a las víctimas de los terremotos del 19 de septiembre de 1985 y de 2017. Autoridade­s capitalina­s reportaron la participac­ión de 8 millones 114 mil 985 personas y que estuvieron en operación 95% de los altavoces. Protección Civil informó que el saldo fue blanco y sólo hubo algunas atenciones por crisis nerviosa.

Con 95% de los altavoces en operación y la participac­ión de 8 millones 114 mil 985 personas se llevó a cabo el macrosimul­acro 2018, que en esta ocasión se hizo para conmemorar los sismos del 19 de septiembre de 1985 y 2017.

Bajo una hipótesis de sismo magnitud 7.2, con epicentro a 35 kilómetros al este de Acatlán de Osorio, Puebla —condicione­s similares a las del terremoto del año pasado—, fue activada la alerta sísmica en punto de las 13:16 horas.

Se inició el desalojo de 18 mil 485 inmuebles de la iniciativa privada, escuelas, dependenci­as de gobierno y viviendas, en los que participar­on 70 mil 845 personas con discapacid­ad, 200 mil 99 adultos mayores y 20 mil funcionari­os públicos.

Por primera vez, el Comité de Emergencia­s de la Ciudad de México se instaló fuera del Centro de Control y Comando (C5) y se colocó un módulo móvil en la esquina de la calle Nápoles con Paseo de la Reforma.

“El saldo que tenemos es blanco, hubo unas atenciones por crisis nerviosa, algunas por lesiones menores que no ponen en riesgo la vida de ninguna persona”, informó el titular de Protección Civil, Fausto Lugo.

Indicó que durante el simulacro una mujer de 50 años resultó lesionada al momento de desalojar su vivienda, ubicada en la colonia San Marcos Norte, en la delegación Xochimilco. Aclaró que no se aventó de un tercer piso como trascendió en redes sociales. A bordo de un helicópter­o de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) fue trasladada al Hospital Balbuena donde se le brindó atención y fue reportada como estable.

La mujer “escuchó la alerta sísmica en el momento en que tendía la ropa y una vez que quiso evacuar su vivienda, tropezó y cayó por las escaleras, lo que le ocasionó heridas en el músculo de la pierna izquierda y espinilla derecha”, detalló el Gobierno.

Una hora después de haber iniciado el macrosimul­acro, a las 14:20 horas, el jefe de Gobierno capitalino, José Ramón Amieva, acompañado por integrante­s del gabinete, escucharon en las inmediacio­nes del módulo móvil el resultado del simulacro.

Cuestionad­o sobre los reportes hechos por los capitalino­s respecto a que la alerta sísmica no se escuchó en distintas zonas, el mandatario afirmó que el sonido fue emitido en 95% de los 12 mil 354 altoparlan­tes que se ubican a lo largo de la capital.

“Tenemos el conocimien­to que en todas las zonas fue audible, en todas las zonas la alerta sísmica y también el sistema de aplicación 911. Recordar que el sistema de aplicación 911 tiene que estar descargado para que se actualice y en modo sonoro, no en modo vibración”, dijo.

Sobre si se bajó el volumen de la alerta, Amieva señaló: “Pues comúnmente se maneja un volumen estándar, vamos a ver cuál fue la evaluación en cuanto al impacto sonoro.”

Como parte del macrosimul­acro se establecie­ron 28 escenarios hipotético­s de desastre en los que se atendieron: incendio con lesionados, personas atrapadas al interior de un inmueble y un vehículo, en escaleras de emergencia y elevadores, fuga de gas, rescate en altura, atención de personas con crisis nerviosas, torceduras, manejo masivo de víctimas en hospitales y derrumbes, entre otros.

Los escenarios se ubicaron, entre otros, en la Torre BBVA Bancomer, Torre Mayor, Central de Abasto, Hospital Pediátrico San Juan de Aragón, y en la plaza comercial Reforma 222.

En todos esos lugares la gente participó en los operativos, siguieron las indicacion­es en materia de protección civil y entre muchos pasó por la mente el deseo de que no volviera a temblar después del simulacro, como sucedió hace un año.

Los puños de miles de personas volvieron a estar en todo lo alto, esta ocasión para recordar la tragedia que hace un año enlutó a la Ciudad de México con el sismo de magnitud 7.2 y que dejó una estela de 228 muertos y miles de edificios y viviendas derruidas.

Esta señal que simbolizó la solidarida­d de los capitalino­s que salieron a las calles a movilizar, ahora fue para evidenciar que las heridas del temblor aún no han cerrado y en la memoria de muchos sigue el recuerdo de las personas que murieron bajo los escombros de edificios que colapsaron.

En punto de las 13:14 horas comenzó el simulacro con un minuto de silencio y después con la alerta sísmica que retumbó en la mayor parte de la Cuidad de México. El evento oficial se realizó en la plaza comercial de Reforma 222, donde el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva, observó cómo más de 3 mil personas desalojaro­n el complejo.

La llegada de un vehículo escala dio la señal de alerta, en el techo de la citada plaza un hombre estaba atrapado. En dos minutos llegaron los bomberos para su rescate. Era parte del simulacro que la administra­ción pretendía mostrar como ejemplo de coordinaci­ón y cultura de protección civil.

Una situación muy diferente se vivió en el Colegio Enrique Rébsamen, en la delegación Tlalpan, donde con rabia y coraje padres de familia de los 19 niños que perdieron la vida exigieron que la directora y dueña del plantel diera la cara: “Mónica [García Villegas], decepciona­ste a quienes más te respetaban y admiraban. Por ellos da la cara”, se leía en la manta que colocaron los padres.

Volver al lugar fue doloroso para ellos, la herida está fresca y recordar la tragedia hizo que las lágrimas rodaran sobre las mejillas de las madres.

“¡Carajo!, ya pasó un año y parece que fue ayer, todavía lo escucho reír, jugar, correr, aún lo espero a que llegue de la escuela, que me abrace y que me diga que todo fue un pinche sueño”, expresó con la voz entrecorta­da Rosalinda, mientras abrazaba la foto de su hijo Luis Eduardo, de siete años que murió en el colegio.

Además del dolor por la pérdida de los menores, ahora les pega el desinterés de las autoridade­s para esclarecer lo sucedido. “Tenemos ya un año que no sabemos nada de ella, Claudia Sheinbaum si antes que era delegada no nos hacía caso, ahora como jefa de Gobierno ni nos voltea a ver, la procuradur­ía sólo dice que indaga y que hace cosas, pero la realidad es que a un año, no hay nadie en la cárcel”.

En Bolívar 168, esquina Chimalpopo­ca, donde un edificio se desplomó, el coraje por no hallar a los culpables también invadió a las familias de las víctimas que acudieron para colocar veladoras y arreglos florales.

Ahí laboraban mujeres jóvenes, adultos y hasta personas de la tercera edad. También había extranjero­s. Era un edificio con fachada roja, donde se reparaba bisutería.

“La tragedia nos pegó en todos los sentidos por la corrupción. El gobierno sabía que este edificio no podía ser laborable. Se colocó una antena de no sé quién cuando este inmueble estaba soportado por trabes.

El uso de suelo también fue violentado: sólo la planta baja podía ser de uso comercial y el segundo y tercer piso, habitacion­al: no se respetó”, revela Lourdes Sánchez Lira.

Su mamá María Teresa Lira y su hermana María Elena Sánchez murieron ahí y hoy descansan en paz. Pero la paz no llega a Lourdes, quien asegura que seguirá en su lucha hasta que los responsabl­es paguen por esta tragedia. En Tlalpan. En el Multifamil­iar de Tlalpan se celebró primero una misa y luego continuaro­n con el protocolo de Protección Civil, el minuto de silencio y el simulacro con la alerta sísmica retumbando en las paredes.

“Este simulacro no nos representa, no tenemos que ser institucio­nalizados, no queremos monumentos, no queremos homenajes, queremos justicia, queremos vivienda”, decía uno de los afectados.

El sonido de la alerta afectó a muchos, quienes rememoraro­n las aterradora­s escenas de cómo se venía abajo uno de los edificios del complejo. Los vecinos lloraban y con la voz entrecorta­da alcanzaron a entonar el Himno Nacional. De nuevo los puños estuvieron en todo lo alto.

“Viva México, vivan los damnificad­os, vivan los topos, viva el pueblo, vivan los maestros, estudiante­s y amas de casa que nos brindaron apoyo, que este temblor no pase en vano, viva México”, vitorearon los asistentes.

Al otro lado de la capital del país, en la delegación Gustavo A. Madero, sobre la calle de Coquimbo 911,

“Este simulacro no nos representa, no tenemos que ser institucio­nalizados, no queremos monumentos, no queremos homenajes, queremos justicia” DAMNIFICAD­O DE MULTIFAMIL­IAR DE TLALPAN

donde todo un edificio de departamen­tos se derrumbó, los asistentes optaron por el silencio y la privacidad para recordar a quienes ya no están con ellos.

Con ramos de flores en las manos, pasaron por la caseta de seguridad del fraccionam­iento, caminaron frente a un inmueble deshabitad­o porque su estructura se dañó por el temblor.

En el predio de Álvaro Obregón 286, en la colonia Roma, la gente llegó callada, con flores y lentes oscuros para tratar de ocultar su dolor por los 49 que falleciero­n en ese edificio de seis niveles. Fue el corazón de la llamada zona cero, donde como hace un año, las personas se congregaro­n y volvieron a levantar los puños.

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 ??  ?? Los capitalino­s participar­on de manera cuantiosa en el macrosimul­acro, como ocurrió en la explanada del Monumento a la Revolución.
Los capitalino­s participar­on de manera cuantiosa en el macrosimul­acro, como ocurrió en la explanada del Monumento a la Revolución.
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 ??  ?? Un bombero llora durante la ceremonia conmemorat­iva del 33 aniversari­o de los sismos de 1985 en la Plaza Solidarida­d.
Un bombero llora durante la ceremonia conmemorat­iva del 33 aniversari­o de los sismos de 1985 en la Plaza Solidarida­d.
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 ??  ?? Afuera del Colegio Enrique Rébsamen familiares colocaron flores y veladoras en memoria de los niños que perecieron bajo los escombros.
Afuera del Colegio Enrique Rébsamen familiares colocaron flores y veladoras en memoria de los niños que perecieron bajo los escombros.

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