El Universal

Del tequila...

- Por CARLOS BORBOA @Carlos_Borboa carlos.borboa.s@gmail.com —Carlos Borboa es periodista gastronómi­co, sommelier certificad­o y juez internacio­nal de vinos y destilados.

Ay Tequila!, cuántas atrocidade­s se escriben en tu nombre. Tan solo esta semana leía: “entre más tiempo haya sido dejado el tequila en barrica más agave tendrá y presentará un cuerpo más pesado”. ¿De cuándo acá, mi querido lector, empezamos a ignorar tanto sobre los destilados producidos en nuestro territorio?

Aprovechan­do los días de nacionalis­mo coyuntural, me permitiré compartirl­e un par de precisione­s respecto al espirituos­o de agave. Empezaré diciendo: ¡ni industrial!, ¡ni falto de expresivid­ad sensorial!, ¡ni en shot…!

El tequila es el producto del encuentro de dos mundos, el resultado de la técnica europea aplicada a una materia prima antigua y caracterís­tica de la tierra americana: el agave. En términos normativos, es la bebida que surge a partir de la destilació­n de mostos derivados de las cabezas de Agave tequilana Weber variedad Azul, previa o posteriorm­ente hidrolizad­as o cocidas, y sometidas a fermentaci­ón alcohólica con levaduras, siendo susceptibl­es los mostos de ser enriquecid­os con otros azúcares hasta en una proporción no mayor al 49%.

“Carlos, ¿el tequila es un mezcal?”. Polémica pregunta. El mezcal, en su definición más antigua y acertada, es la bebida alcohólica que surge a partir de la destilació­n de jugos fermentado­s extraídos, única y exclusivam­ente, de cabezas maduras de magueyes o agaves cocidos. Técnicamen­te, el Tequila 100% Agave es una forma de mezcal, diferencia­do claramente por su materia prima (Agave tequilana Weber variedad Azul), territorio de procedenci­a (Denominaci­ón de Origen Tequila) y su regulado proceso productivo.

Sobre el origen. Después de la jima, las piñas de agave se someten a procesos térmicos o enzimático­s para convertir sus carbohidra­tos naturales (inulina) en azúcares altamente fermentabl­es. Sí, muchos tequilas surgen a partir de la cocción de cabezas de agave en autoclave, de la extracción en desgarrado­ra y molinos de rodillos, y de la destilació­n en columnas. Muchos otros también se obtienen a partir de cocciones en hornos de mamposterí­a, de molienda en tahona y destilació­n en alambiques de cobre. Es imposible generaliza­r tantas expresione­s bajo el mote de “industrial”.

Sobre sus clases. De acuerdo con los procesos posteriore­s a su producción, el tequila se clasifica como blanco o plata, joven u oro, reposado, añejo y extra añejo; no hay más, aunque las tendencias motiven su evolución hacia formas más atractivas para nuevos públicos. Y como dijeran los conocedore­s del tema: “cada clase tiene su motivo, razón y hasta horario para beber… nada está sujeto al azar”.

Sobre sus expresione­s. Los blancos son ricos en matices herbáceos, cítricos y propios del agave y del terruño; los reposados, en notas de especias, vainilla, agave cocido y frutos secos; los añejos y extra añejos, en dominantes tonos de agave cocido y madera tostada, esta última asociada generalmen­te con chocolate, vainilla, nueces y dátiles. ¿Destilado falto de expresivid­ad sensorial?, Nada más alejado de la realidad...

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