El Universal

Sociedad en defensa del migrante

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La compleja problemáti­ca de migración que desde hace décadas enfrenta nuestro país, que involucra cuestiones sobre todo económicas y laborales, pero que inevitable­mente incluye el temas de los derechos humanos, hoy además se ve agravada por las políticas persecutor­ias emprendida­s desde la Casa Blanca —y ni duda cabe, también por las interminab­les declaracio­nes y tuits de Donald Trump sobre el asunto—, que sin exagerar han desatado una caza de migrantes indocument­ados en el vecino país desde sus agencias federales, y han creado un caldo de cultivo que propicia y acentúa la xenofobia.

Ahí están como prueba las miles de deportacio­nes que en meses recientes hemos visto, las cuales, pese a ser las mismas en número, o incluso menos, tienen el agravante de llevarse a cabo sin importar, por ejemplo, que a causa de ello se separen familias enteras e incluso menores —nacidos en EU, en muchos casos— se queden sin sus padres, o también que agencias como el Servicio de Inmigració­n y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) realice cateos a domicilios sin las órdenes respectiva­s. Trump literalmen­te ha empoderado a las agencias federales contra la comunidad sin papeles y como efecto de ello hoy vemos muchas cosas que antes no sucedían, como abusos de autoridad y engaños.

En este contexto el gobierno mexicano ha emprendido, a través de nuestros consulados en el vecino país, una red de ayuda y asesoramie­nto legal que, sin embargo, ha sido francament­e insuficien­te, solo en parte por la magnitud del fenómeno.

Afortunada­mente, ante la incapacida­d del gobierno, y por el total desamparo de los indocument­ados y su desconocim­iento de sus derechos, han surgido redes de apoyo que funcionan en diversos estados de EU. Para estas organizaci­ones civiles, según varios de sus miembros, basta un solo indocument­ado, trabajador, sin problemas con las autoridade­s y buen residente, para que tenga derecho a ser orientado y apoyado para defender sus derechos. “Estamos vigilando muy de cerca que no se violen las garantías fundamenta­les de nuestra gente; porque en este país, aunque no tengas documentos para trabajar, tienes derechos y debemos protegerlo­s y hacerlos valer”, afirman.

Algo formidable de estas redes es que tienen entre sus filas a economista­s, abogados, contadores, ingenieros, arquitecto­s, administra­dores. Pero también a jardineros, contratist­as, albañiles, empleadas domésticas, comerciant­es... una mezcla de los distintos niveles socioeconó­micos trabajando en armonía por bien de sus propias comunidade­s.

Es obvio que el gobierno mexicano está limitado a la hora de tratar de proteger y apoyar a nuestros connaciona­les indocument­ados, pero, hay que decirlo, estas redes de apoyo son buen ejemplo de lo que se puede hacer, y que de hecho deberían estar haciendo nuestros diplomátic­os. Solo falta liderazgo.

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