“Me siento súper a gusto de haber hecho mi testamento”
Alejandra y su mamá Lourdes Nava tramitaron los documentos para la repartición de bienes; la hija tiene la previsión funeraria
Lourdes Nava y su hija Alejandra esperan en la fila para pasar a una oficina móvil donde iniciarán el trámite de un testamento. Viven en Cuajimalpa y Alejandra se enteró que el vehículo, conocido como Testamóvil, estaría unos días en la explanada de la demarcación. Apenas tiene 39 años, pero Alejandra quiere quitarse un pendiente y dejar certeza a su familia desde ahora.
A su edad pocos realizan este tipo de gestiones, “[a mis amigos] sí les genera conflicto. Yo, por ejemplo, ya pagué también la previsión funeraria. Sí les causa ruido, pero es algo que hay que hacer”, sostiene Alejandra Martínez, quien se tomó unos minutos entre semana para acudir a arrancar la gestión de este documento.
“Lo que pasa es que creemos que vamos a vivir por siempre y es mentira, estamos aquí de paso y tenemos que dejar nuestras cosas correctamente para no heredar problemas a nuestros padres, familiares, esposos o hijos”, señala Alejandra con un tono fuerte y decidido.
Ella decidió elaborar su testamento de una vez. Desde hace cuatro años tenía esa idea y fue ahora que se animó —además—, para aprovechar los descuentos del mes del testamento, el cual se prolonga hasta todo octubre, así como la jornada por alcaldías que realiza la Dirección General de Regularización Territorial (DGRT), con precios más económicos y asesoría gratuita para iniciar el trámite.
Al llamado Testamóvil sólo hay que llevar identificación oficial con fotografía. Te toman tus datos y te dan una orden de pago que hay que cubrir y a partir de ello, hay que estar atento a recibir una llamada para la canalización con un notario y de esa forma proseguir con las gestiones.
Alejandra siguió el ejemplo de Lourdes, su mamá, quien hizo su testamento a los 36 años y quien a la fecha, dice, se siente serena.
“Me acababa de divorciar, yo tenía mis bienes y no sabía qué iba a pasar, pensé: ‘Y si yo me muero, qué va a pasar con mis hijas’. Entonces me fui rápido a hacer mi testamento”, recuerda doña Lourdes.
“Me siento súper a gusto después de haber hecho el testamento hace 30 años, me costó trabajo tomar la decisión porque no sabía si estaba haciendo lo correcto, pero después de meditarlo con la almohada dije: ‘Claro que tengo que hacerlo’”, añade la señora. Señala que es mejor no postergar esta acción, porque ha conocido casos de personas muy grandes que tenían problemas hasta para hablar y eso complica mucho la realización de un testamento, pues no están en sus facultades plenas.
Lourdes Nava resalta que ahora el trámite es más sencillo que antes, cuando se requería contar con testigos y era más costoso: “La gente que no quiere hacer su testamento es porque no tiene conciencia de que va a dejar puros problemas (...). Amor es dejar las cosas fáciles”.
En la fila del Testamóvil, a cargo de la Consejería Jurídica y de la DGRT, también está don Benito Torres, quien por fin se decidió a asistir a las jornadas del Mes del Testamento, pues no quiere que su casa quede intestada cuando fallezca ni que sus cinco hijos caigan en conflictos.
“Uno no sabe cuándo va a faltar, entonces para evitar eso quiero mi testamento, para especificar qué se le deja a mis hijos”, sostiene don Benito.
Lourdes Nava y su hija Alejandra recomiendan a los capitalinos cumplir con este “pendiente”.
“La gente que no quiere hacer su testamento es porque no tiene conciencia de que va a dejar puros problemas. Amor es dejar las cosas fáciles” —Lourdes Nava