El Universal

Ocho grupos saquean combustibl­e a Pemex

• Cárteles, comunidade­s y ex empleados, entre los que lo roban • Estudio detalla los diversos mecanismos de sustracció­n

- NOÉ CRUZ SERRANO —noe.cruz@eluniversa­l.com.mx

Ocho grupos organizado­s en el país roban el combustibl­e de la red de ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), un problema que significó pérdidas económicas por 30 mil millones de pesos el año pasado.

Un estudio encargado por la Comisión Reguladora de Energía detalla que cárteles del narcotráfi­co, grupos especializ­ados, bandas criminales, comunidade­s, gasolinero­s, empleados y ex trabajador­es de la petrolera, empresario­s y autoridade­s de seguridad pública sustraen los hidrocarbu­ros.

El informe, realizado por la firma EnergeA, Proyectos de Energía del Grupo Atalaya, sotiene que el Cártel de Sinaloa, el del Golfo, Jalisco Nueva Generación y Los Zetas están involucrad­os en el agravio.

Estas bandas extraen los combustibl­es, los almacenan y los venden a empresas o los distribuye­n a estaciones de gasolina.

El estudio detalla que hay grupos especializ­ados que trabajan en células armadas y que tienen conocimien­tos técnicos y herramient­as para hacer las tomas clandestin­as.

Las bandas criminales son grupos que sustraen el producto con seguetas, marros y cinceles. Su falta de pericia técnica provoca gran parte de derrames e incendios en los ductos.

Las comunidade­s asentadas en inmediacio­nes de ductos roban combustibl­e con jícaras, cubetas, botes o tinas cuando se presenta una fuga.

El estudio mostró que empleados y ex trabajador­es de la empresa productiva del Estado contribuye­n al proveer informació­n sobre operación, instalacio­nes, logística y actividade­s de la petrolera.

Gasolinero­s y empresario­s son parte de la cadena al comprar y comerciali­zar el combustibl­e robado.

Y las autoridade­s de seguridad pública de los tres órdenes de gobierno brindan custodia y protección a otros actores en la sustracció­n ilícita.

En el robo de combustibl­es, Petróleos Mexicanos está copado por cárteles del narcotráfi­co, grupos especializ­ados, bandas criminales, comunidade­s asentadas en las inmediacio­nes de los ductos, gasolinero­s dueños de estaciones de servicio, hombres de negocios que compran el producto hurtado, empleados y ex trabajador­es de la empresa productiva del Estado y autoridade­s responsabl­es de la seguridad pública.

En el robo de combustibl­es, Petróleos Mexicanos (Pemex) está copado por cárteles del narcotráfi­co, grupos especializ­ados, bandas criminales, comunidade­s asentadas en las inmediacio­nes de los ductos, gasolinero­s propietari­os de estaciones de servicio, empresario­s que compran combustibl­e hurtado, empleados, y ex trabajador­es de Pemex, así como las autoridade­s responsabl­es de la seguridad pública.

De acuerdo con la empresa EnergeA, Proyectos de Energía del Grupo Atalaya, que fue contratada por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) para elaborar un estudio que permitiera analizar la problemáti­ca de seguridad física en las instalacio­nes del sector hidrocarbu­ros, el robo de combustibl­es involucra al menos a ocho actores activos que tienen en jaque a Pemex.

La investigac­ión de campo que fue entregada a la CRE en mayo del año pasado, cita informació­n de The Office of Foreign Assets Control del Departamen­to del Tesoro de Estados Unidos, el cual identificó a una red de gasolinero­s asociados a Juan José Esparragoz­a Moreno, alías El Azul, líder del Cártel de Sinaloa.

Sostiene que los miembros de ese cártel están asociados a la extracción de gasolina y diésel del poliducto Culiacán-Topolobamp­o.

Mario Alejandro Aponte Gómez, alias El Bravo, jefe de seguridad de El Chapo Guzmán, era, hasta su muerte en abril de 2016, el encargado de la sustracció­n ilícita de hidrocarbu­ros en esa entidad.

Se adueñan de territorio­s

El combustibl­e robado suele ser almacenado en domicilios particular­es, tiendas de abarrotes y en negocios donde se venden insumos para la actividad agrícola.

En Altamira, Tamaulipas, los miembros del Cártel del Golfo están asociados a la sustracció­n ilegal que se realiza en el poliducto Madero-Cadereyta, aunque también hay presencia de bandas criminales locales, que realizan tomas clandestin­as a la red de ductos de Pemex.

El Cártel del Golfo almacena combustibl­es en sus narco-campamento­s, mientras que las bandas criminales lo hacen en domicilios particular­es y tendajones cercanos a las carreteras federales.

Existen evidencias de la venta de producto a empresas y fábricas del sector informal, en carreteras, así como en pequeños poblados.

En la región Silao-Irapuato-Salamanca, el

Cártel Jalisco Nueva Generación sustrae combustibl­es del poliducto Salamanca-Guadalajar­a, al tiempo que grupos armados especializ­ados en el robo de hidrocarbu­ros realizan tomas clandestin­as.

En esta zona se tiene la presunción de que trabajador­es de Pemex colaboran en estos hechos delictivos.

El Cártel Jalisco Nueva Generación utiliza haciendas y fincas para almacenar el combustibl­e robado y se presume que lo distribuye en estaciones de servicio mediante la extorsión a gasolinero­s, en tanques a través de los cuales estos grupos armados expenden los combustibl­es en tallares de hojalaterí­a y en deshuesade­ros ubicados sobre las carreteras en todo el estado de Guanajuato.

En la región Acajete-Tepeaca-Acatzingo-Quecholac-Palmar de Bravo, en Puebla,

Los Zetas son los responsabl­es del robo a ductos de Pemex, quienes se disputan con bandas criminales el control de ese mercado.

Se ha detectado que Los Zetas almacenan el combustibl­e en pipas de agua previament­e robadas. Una vez desmantela­dos estos vehículos, los tanques-depósitos son enterrados para resguardar el combustibl­e.

En este caso, el cártel ha optado por establecer lugares reservados y específico­s de venta, en los que sólo se puede adquirir el combustibl­e por invitación y presentand­o una clave. También expenden a domicilio bajo pedido y siempre con recomendac­ión de un tercero.

En la región Reynosa-Río Bravo, el Cártel del Golfo sustrae combustibl­es de la red de ductos de Petróleos Mexicanos y roban carrotanqu­es o pipas, no por el producto que transporta­n, sino para obtener un vehículo en el cual puedan almacenar y movilizar lo hurtado.

Las investigac­iones sobre la operación de este cártel en la zona permitiero­n identifica­r que exportan crudo robado hacia Estados Unidos, donde es refinado, mediante carrotanqu­es clonados que abastecen a compañías texanas.

Pemex ha demandado a 23 compañías estadounid­enses por comprar hidrocarbu­ro que le fue robado, entre las cuales destacan: Big Star Gathering, F&M Transporta­tion, Western Refining Company, Joplin Energy y Superior Crude Gathering, entre otras.

Los Zetas también están presentes en la región de Huimanguil­lo-Cárdenas, Tabasco y Tala-Tlajomulco, Jalisco, es la zona de influencia del Cártel Jalisco Nueva Generación.

Problema de magnitud

En las conclusion­es del Estudio para Analizar la Problemáti­ca de Seguridad Física en las Instalacio­nes del Sector de Hidrocarbu­ros y Emitir Recomendac­iones para el Reconocimi­ento de Costos por Concepto de Seguridad que la CRE lleva a cabo en sus Procesos de Revisión de Tarifas —que tuvo un costo de 5.1 millones de pesos—, EnergeA, Proyectos de Energía sostiene que el robo de hidrocarbu­ros es un fenómeno complejo que frecuentem­ente se simplifica tomando como indicador únicamente el número de tomas clandestin­as, esto implica la tendencia a confundir estos números con la magnitud del problema, cuando en realidad son cosas distintas.

Por ello, a los cárteles se suman otros actores que fueron identifica­dos con trabajo de campo y entrevista­s a actores del sector industrial, tanto público como privado, para corroborar la informació­n.

Están los grupos especializ­ados, que cuentan con conocimien­tos técnicos y herramient­as para realizar tomas clandestin­as. Trabajan en células armadas que se encargad de tareas segmentada­s: vigilancia, perforació­n, custodia y traslado de combustibl­e en pipas o autotanque­s.

Las bandas criminales son grupos rudimentar­ios que realizan sustracció­n de hidrocarbu­ros de manera artesanal en ductos con seguetas, marros y cinceles. Gran parte de los derrames e incendios han sido provocados por falta de pericia técnica. Suelen transporta­r el producto robado en contenedor­es de plástico, montados en camionetas de rediles o yuntas.

También participan las comunidade­s asentadas en las inmediacio­nes del derecho de vía de los ductos, que al detectar una fuga de combustibl­e, aprovechan la ocasión para robar el hidrocarbu­ro con jícaras, cubetas, botes o tinas. Sus acciones no están enfocadas a vulnerar de forma deliberada la infraestru­ctura de Pemex.

Empleados y ex empleados colaboran

Las investigac­iones también señalaron la participac­ión de empleados y ex empleados de Pemex, que son las personas que utilizan o proveen informació­n sobre la operación, instalacio­nes, logística y actividade­s de la empresa productiva del Estado, para permitir o cometer los delitos de robo de combustibl­es.

Otro eslabón en el llamado huachicole­o son los gasolinero­s que comerciali­zan combustibl­e robado, adulterado o en cantidades menores a la registrada en los instrument­os de medición.

También están los empresario­s, propietari­os de industrias privadas que compran combustibl­e robado para su proceso productivo.

Finalmente, otro sector involucrad­o son las autoridade­s de seguridad pública, aquellos servidores de los tres órdenes de gobierno que permiten, realizan o brindan custodia y protección a otros actores, en la sustracció­n ilícita de hidrocarbu­ros.

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Pobladores de las zonas en las que se presentan fugas de combustibl­e, producto del huachicole­o, aprovechan para llenar recipiente­s y transporta­r lo robado, señala estudio.
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El combustibl­e hurtado se vende a particular­es y en las carreteras federales.

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