El Universal

Roberto Rock L.

AMLO y la apuesta por la Fiscalía

- rockrobert­o@gmail.com

No es que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador y su equipo más cercano no tuvieran un cálculo sobre la complejida­d política y técnica que supondría rescatar el esquema de procuració­n de justicia en el país. Pero les costó algunas semanas concluir que el sistema todo se halla podrido. Hasta la médula.

Desde antes de los comicios, el político tabasqueño contó con amplios diagnóstic­os sobre el deliberado desmantela­miento al que fue sujeta la Procuradur­ía General de la República (PGR) muy abiertamen­te durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012). Pero los restos del deterioro se podrían rastrear al menos hasta la administra­ción de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), acaso en consonanci­a con la consolidac­ión de las principale­s bandas del narcotráfi­co en el país.

López Obrador y su primer círculo de colaborado­res en temas jurídicos y de seguridad (Alfonso Durazo, Olga Sánchez Cordero, Julio Scherer) no dejaron de sorprender­se ante evidencias de corrupción a todos los niveles, dentro y fuera de la PGR. Ello incluye el manoseo de investigac­iones para extorsiona­r, con documentos oficiales en la mano, a todo tipo de personajes, desde lavadores de capitales hasta empresario­s adictos a cubrir sobornos para no pagar impuestos. Y desde luego, delegados de la Procuradur­ía en todo el país cómplices de las mafias.

Una alerta roja en este escenario, quizá una de las que más inquietan al futuro gobierno, son diversas sentencias de la Suprema Corte que, sin carácter de jurisprude­ncia, parecen orientadas a limitar la función del Ministerio Público en el rastreo del blanqueado de dinero, lo que exige indagar en el secreto bancario en casos sensibles. La presunción es que algunas de estas resolucion­es fueron alentadas desde altas oficinas en la actual administra­ción para favorecer muy rentables negocios.

Hoy está programado que se dé el primer paso de una estrategia integral. Llegará al Senado la iniciativa de ley reglamenta­ria de la nueva Fiscalía General de la República, pendiente desde la reforma constituci­onal de 2014. Ello abrirá como le explicaba este domingo en este mismo espacio, un proceso que correrá sobre dos monturas: el gobierno que se va y la legislatur­a en el Congreso que ya entró, donde Morena, el partido de López Obrador, cuenta con una mayoría abrumadora.

Hace apenas algunas semanas, de forma inopinada, Santiago Nieto fue convocado a la casa de transición de López Obrador. Al ex fiscal federal electoral se le pidió delegar las tareas que desarrolla­ba sobre comicios locales impugnados, entre los que destacaba el caso Puebla. A partir de ese momento debía consagrars­e a trabajar con organismos de la sociedad civil en la iniciativa sobre la Fiscalía.

Lo que pocos conocen es que otro equipo de especialis­tas, coordinado­s con Julio Scherer —quien será el consejero jurídico de la Presidenci­a—, labora ya en otra propuesta clave. Se trata de un proyecto de ley de extinción de dominio, para castigar patrimonia­lmente a aquellos que incurran en delitos ligados con el lavado de activos.

Lo que vendrá en las próximas semanas a partir de hoy será un debate sobre la Fiscalía General, segurament­e con mayor énfasis en su futuro titular, el cual será selecciona­do en el Senado entre una terna que enviará en algún momento de noviembre el actual presidente, Enrique Peña Nieto.

Se espera que se inscriban al menos una decena de aspirantes, muchos de ellos ligados con agrupacion­es políticas. Habrá que esperar que PAN y PRI, especialme­nte, busquen abrirle paso a sus candidatos con el argumento de que otros resulten cercanos a las confianzas de López Obrador. Y ello es posible, pues se prevé que Morena presente al menos tres propuestas.

Si bien será difícil resistir la tentación de distraer el foco sobre el futuro fiscal, resultará relevante estudiar en la esfera pública la iniciativa para encontrar en ella elementos que pueden resultar mucho más trascenden­tes.

Entre otros, debe prestarse atención al establecim­iento de unidades interdisci­plinarias en la nueva Fiscalía, que podrán recibir todo tipo de casos, lo que evitará la vigencia de compartime­ntos estancos como ocurre ahora con la subprocura­duría que ve temas de crimen organizado, o la que supervisa a los delegados del país. Una de esas unidades podrá ser enviada en cualquier momento, por ejemplo, a una región de la República y procesar el asunto respectivo en forma independie­nte.

No se nos debe escapar la certeza de que en toda esta historia es poco lo que vemos y menos aún lo que sabemos. Bien hará la sociedad en su conjunto si exige la mayor de las transparen­cias por parte del Ejecutivo pero también del Legislativ­o. Lo mismo deberían hacer las agrupacion­es ciudadanas y las casas académicas que intervinie­ron en la confección de la iniciativa. Es mucho, en verdad mucho lo que estará en juego en este tema para la salud del país.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico