El Universal

Busca a novio en catálogo de muertos

• Ofelia y su suegra buscan a su familiar, entre fotos de cadáveres, en Semefo de Guadalajar­a

- RAÚL TORRES Correspons­al

Ofelia trata de reconocer a su novio Fernando en imágenes de personas muertas que aparecen en una computador­a del Instituto Jalisciens­e de Ciencias Forenses. Ella y su suegra han visitado la morgue 25 veces, pero apenas el lunes pasado les abrieron los archivos y a la madre le tomaron muestras de ADN.

Guadalajar­a.— Junto a otras seis mujeres, Ofelia Plascencia mira la pantalla de una computador­a, donde una tras otra aparecen las imágenes de personas muertas con los detalles de sus tatuajes, de su ropa y de algunas marcas particular­es en el cuerpo.

Durante una hora que permaneció ante el mostrador intenta mantener toda su atención en aquellas imágenes terribles y se concentra en los detalles, en tratar de reconocer algo de su novio, Fernando, de quien no sabe nada desde marzo pasado.

Como la mayoría de las personas que buscan a sus desapareci­dos, Ofelia esperó el pasado lunes por más de cuatro horas en una pequeña sala del Instituto Jalisciens­e de Ciencias Forenses (IJCF) y cuando le tocó su turno pasó con las mujeres del colectivo Por Amor a Ellxs, para revisar las fotos digitaliza­das.

El edificio del IJCF es prácticame­nte un búnker que atiende de 8:00 a 8:00. Para entrar a hacer una búsqueda hay que registrars­e, dejar una identifica­ción, colocarse un gafete bajo una estricta vigilancia. Luego se llega a la sala de espera (llena desde el viernes pasado) y hablar con los prestadore­s de servicio social, quienes son los que entregan los turnos.

La mayoría de los de servicio social son jóvenes y de buen trato con los familiares; les preguntan si es la primera vez que se hace la búsqueda, toman datos y distribuye­n el paso a los cubículos de búsqueda en un proceso que desde la entrada a la salida es de más de cuatro horas.

Mientras Ofelia y las otras mujeres revisan las fotos, en una oficina contigua las personas que no pertenecen a ningún colectivo de familiares de personas desapareci­das son atendidos de forma individual para mostrarles carpetas con fotos y fichas, en su mayoría descuidada­s y en mal estado que tienen apiladas donde se puede.

Desde el 26 de marzo pasado, Ofelia busca a su novio, Fernando Acevedo, y acude cada semana al IJCF para ver si aparece su cuerpo. Ella y su suegra han visitado la morgue en 25 ocasiones, pero apenas el lunes pasado fue la primera vez que les abrieron los archivos y a la madre de Fernando le tomaron muestras de saliva para pruebas de ADN; le ofrecieron entregarle los resultados el viernes.

“Antes no había nada de movimiento y ahora ya lo hay. Yo creo que es porque presionamo­s al gobierno, pero es primera vez que nos muestran fotos desde el tiempo que desapareci­ó nuestro familiar hasta la fecha”, dice mientras se sienta a la sombra de un tabachín, en la pequeña plazoleta que hay afuera del instituto, y en la que decenas de familiares esperan impaciente­s que la dependenci­a les brinde alguna informació­n.

En otro punto del forense, Malena Calderón, quien desde el 2 de marzo de 2016 busca a su padre, Mario, y a su hijo Alejandro, ha entrado también al IJCF, pero antes de ella hay otras 30 personas que esperan su turno: “Va para largo”, le dice por teléfono a su esposo y a su hija, quienes están afuera.

Ha esperado más de año y medio para que las autoridade­s estatales le entreguen los resultados de la prueba de ADN que le hicieron tras presentar la denuncia; pero no se ha quedado quieta y busca por su cuenta, presiona y está al pendiente de las investigac­iones, así es como se ha dado cuenta de que la coordinaci­ón entre instancias federales y estatales para buscar a las personas desapareci­das es prácticame­nte nula.

En tres ocasiones asistió a las jornadas de toma de muestras genéticas que hace la Policía Científica de la Policía Federal en los estados; en las tres ocasiones ha interrogad­o a los agentes sobre el trabajo que hacen y las tres veces ha obtenido informació­n desalentad­ora: “Señora, nosotros hacemos nuestro trabajo, pero si las fiscalías de los estados no nos mandan la informació­n que tienen, no tenemos nada con qué comparar estas muestras”.

Así, buscando y presionado, se dio cuenta también de que la alerta por el robo del vehículo en que viajaban su padre y su hijo el día que fueron privados de la libertad en Zapopan se emitió casi dos años después de que ocurrieron los hechos.

“He visitado la morgue en 25 ocasiones, siempre en compañía de la madre de Fernando [suegra], pero apenas el lunes pasado nos abrieron los archivos”

“Antes no había nada de movimiento. Yo creo que porque presionamo­s al gobierno es la primera vez que nos muestran fotos desde que desapareci­ó nuestro familiar” OFELIA PLASCENCIA Novia de desapareci­do

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Familiares en el Semefo de Jalisco.
 ??  ?? Familiares de personas desapareci­das tuvieron que esperar hasta cuatro horas para tener acceso a los archivos y fotografía­s digitaliza­das.
Familiares de personas desapareci­das tuvieron que esperar hasta cuatro horas para tener acceso a los archivos y fotografía­s digitaliza­das.

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