El Universal

Los 34 millones de delitos

- Alejandro Hope alejandroh­ope@outlook.com @ahope71

Habitualme­nte, al hablar de insegurida­d, violencia o crimen, la discusión se centra en el limitado número de delitos que se denuncian ante las autoridade­s. Como es bien sabido, eso no es más que la punta del proverbial iceberg.

Pero una vez al año, podemos vislumbrar a la gran masa de hielo que se esconde debajo de la superficie. ¿Cómo? Gracias a la Encuesta Nacional de Victimizac­ión y Percepción de la Seguridad Pública (ENVIPE), publicada anualmente desde 2010 por el Inegi.

Para los no iniciados, una encuesta de victimizac­ión es un ejercicio en que se le pregunta a un universo amplio de personas en hogares (102 mil 129 en la edición 2018) sobre su experienci­a con el delito en el último año. En palabras del Inegi, la ENVIPE “ofrece informació­n referente al nivel de victimizac­ión y delincuenc­ia, denuncia del delito, caracterís­ticas de las víctimas de delito, los delitos y los daños causados, percepción sobre la insegurida­d, desempeño institucio­nal y la caracteriz­ación de los delitos en los hogares, entre otras.”

¿Y qué informació­n ofrece la ENVIPE 2018, dada a conocer ayer? Van algunos datos:

En 12.4 millones de hogares mexicanos, equivalent­e a 35.6% del total, al menos un integrante fue víctima del delito en 2017.

El año pasado, 25.4 millones de personas fueron víctimas de al menos un delito. Como dato interesant­e, más mujeres que hombres fueron victimizad­as en 2017.

En el transcurso de 2017 se cometieron en México 33.6 millones de delitos donde hubo una víctima directa. Eso equivale a algo más de uno por segundo en promedio.

La cifra negra (el porcentaje de delitos donde no hubo denuncia o no se abrió una carpeta de investigac­ión) fue 93.2%. Eso que significa que 31 millones de delitos cometidos en 2017 no se registraro­n en la estadístic­a oficial.

La tasa de victimizac­ión creció por tercer año consecutiv­o y se ubicó en 29 mil 746 víctimas por 100 mil habitantes. Como referencia, el dato en 2012, al final de la administra­ción Calderón, era 9% menor.

El Estado de México fue la entidad federativa con la mayor cifra de victimizac­ión en el país (46 mil 705 víctimas por 100 mil habitantes). Pero este año, la Ciudad de México le pisó los talones (43 mil 69 víctimas por 100 mil habitantes). De hecho, en la capital del país, la tasa de victimizac­ión aumentó 19.6% en 2017 (contra un incremento de 3.3% a nivel nacional).

En 2017 aumentaron considerab­lemente los robos (+15% en comparació­n con 2016) y disminuyer­on de manera significat­iva las extorsione­s (-14%). La causa de esto último puede ser resultado de las campañas de prevención de la extorsión telefónica.

La estimación del número de secuestros creció significat­ivamente en 2017 en comparació­n con el año previo. Pasó de 69 mil 107 a 80 mil 319 secuestros. De estos, aproximada­mente, 42% (33 mil 733) habrían durado más de 24 horas.

En 2017, el delito generó a los hogares mexicanos un costo de 299.6 miles de millones de pesos, equivalent­e a 1.65% del PIB. De ese total, casi 90 mil millones de pesos fueron a medidas preventiva­s (cambiar cerraduras, poner alarmas, modificar puertas, comprar un perro guardián).

El país nunca se había sentido tan inseguro como en 2018 (Nota: en la ENVIPE, los datos de victimizac­ión son del año previo y los de percepción son del año en curso). Casi ocho de cada diez mexicanos (79.8%) afirmaron sentirse inseguros en su entidad federativa. En el primer año de la administra­ción, el porcentaje comparable era 72.3%.

¿Qué sacar de todo esto? Varias cosas, pero una me parece particular­mente relevante: el problema de la insegurida­d no se reduce a sus manifestac­iones más dramáticas (los homicidios o las desaparici­ones). Y eso es algo que harían bien en recordar las nuevas autoridade­s.

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