El Universal

Alicia Bárcena

- Por ALICIA BÁRCENA Colaboraci­ón especial Secretaria ejecutiva de la CEPAL. www.cepal.org Prensa@cepal.org

“Con el decidido apoyo de todos, el Acuerdo de Escazú pronto se convertirá en sinónimo de mayor democracia, transparen­cia y bienestar para América Latina”.

Nuestras sociedades demandan cada vez más y mejor acceso a informació­n adecuada y confiable, así como más y mejores oportunida­des para participar de manera significat­iva en las decisiones que les afectan.

Para apoyar esta senda de desarrollo más igualitari­o, inclusivo y sostenible, América Latina y el Caribe cuenta hoy con un instrument­o

multilater­al sin precedente­s: el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Informació­n, la Participac­ión Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientale­s, también conocido como el Acuerdo de Escazú. Adoptado en marzo de este año en Escazú, Costa Rica, este acuerdo ofrece a nuestros Estados y sociedades una plataforma pionera para avanzar hacia el acceso pleno a la informació­n, a la participac­ión más allá de la consulta y a la justicia ambiental.

Buscando garantizar el derecho de las generacion­es presentes y futuras a un medio ambiente sano y al desarrollo sostenible, el Acuerdo de Escazú apunta al fortalecim­iento de capacidade­s y refuerza la cooperació­n entre los países de la región. También plasma nuestras prioridade­s y aspiracion­es comunes y demuestra la vigencia del multilater­alismo regional para el desarrollo sostenible.

Y es que la región tiene buenas razones para sentirse orgullosa de este instrument­o: además de ser el único tratado emanado de Río+20, es el primer tratado regional ambiental de América Latina y el Caribe y el único de su tipo en contener disposicio­nes específica­s para la promoción y protección de los defensores de derechos humanos en asuntos ambientale­s. Esto es de especial relevancia en una de las regiones más críticas para quienes defienden el ambiente y la tierra.

Negociado por y para la región, con la significat­iva participac­ión del público y el apoyo de la CEPAL en su calidad de secretaría técnica, el Acuerdo de Escazú pretende llegar a los sectores más vulnerable­s, marginados y excluidos a través de medidas afirmativa­s, y aspirando a remover aquellas barreras que impiden o dificultan el pleno ejercicio de derechos. Se trata de una fiel expresión del objetivo último de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: no dejar a nadie atrás.

Transitar hacia modelos más justos y sostenible­s de desarrollo con la participac­ión oportuna e informada de todos los sectores de la sociedad será fundamenta­l para afrontar temas tan urgentes como la vulnerabil­idad climática, el incremento de los desastres (particular­mente en el Caribe y en Centroamér­ica), la acidificac­ión de los océanos, la erosión de los suelos o la pérdida de la biodiversi­dad.

En ese sentido, recordemos que fue en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, en 1992, donde se fraguaron los tres principale­s tratados ambientale­s multilater­ales de las Naciones Unidas (cambio climático, biodiversi­dad y desertific­ación). Veintiséis años después, nuestra región vuelve a ser protagonis­ta de la historia.

Este 27 de septiembre, los países de América Latina y el Caribe tendrán la oportunida­d histórica de situarse a la vanguardia de un desarrollo sostenible con igualdad. Hoy, nuestros países podrán firmar y ratificar el Acuerdo de Escazú en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, afianzando su compromiso con una región más próspera, inclusiva e igualitari­a.

Con el decidido apoyo de todos, el Acuerdo de Escazú pronto se convertirá en sinónimo de mayor democracia, transparen­cia y bienestar. Los países y pueblos de América Latina y el Caribe siempre podrán contar con la CEPAL en esta noble e imperiosa tarea.

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