El Universal

¡ARRIBA GARIBALDI!

• “Aquí se mata sólo la tristeza”, dicen mariachis mientras cantan • Músicos organizan verbena para pedir que regrese la gente tras ataque

- ANDREA AHEDO —metropoli@eluniversa­l.com.mx

Con una megaserena­ta, mariachis pidieron a la gente visitar la plaza y no tener miedo a la violencia.

Unidos, sin importar el color de su traje de gala, cientos de mariachis, norteños, tríos y jarochos tocaron una serenata en medio de la explanada de la Plaza de Garibaldi. Hace dos semanas un tiroteo provocado por un grupo criminal alejó a los turistas y a los visitantes del lugar, pero ayer los músicos y empleados de los restaurant­es se manifestar­on, pues “en Garibaldi sólo se mata la tristeza”.

Desde temprano se organizaro­n, con su música le pedirían a la gente que regresara; pero no sólo a ellos, también a los turistas. “Somos afectados de lo que sucedió”, dijo uno de ellos para llamar la atención de quienes lo escuchaban. El 14 de septiembre un grupo de sicarios se vistió de mariachis y mató a siete personas.

Ayer, a las 21:00 horas, los músicos se acomodaron en la plazuela, separados unos de los otros sólo algunos centímetro­s para que sus colegas pudieran extender los brazos y tocar su instrument­o. Leonel Lemus, con su traje azul, gritó en representa­ción de sus compañeros “nosotros no somos ningunos asesinos”.

En la primera fila se acomodó y con su mano derecha les hizo la señal a todos para que hicieran sonar los primeros acordes del Son de la Negra. Los demás le siguieron el paso, cantaron, levantaron sus caras para que sus voces se extendiera­n.

Los visitantes que minutos antes deambulaba­n se acercaron y sacaron sus celulares para grabar. Garibaldi era fiesta, alegría, vida.

Sólo tres canciones tocaron los mariachis incluida Guadalajar­a, y luego un silencio que duró pocos minutos y llegaron los norteños, hombres con grandes sombreros y chalecos brillosos. La Puerta Negra fue la primera canción, sencillame­nte porque es una de las más pedidas.

Flor de Capomo con su coro “tu mi chiquitita, te ando vacilando, te ando enamorando con grande fervor”, provocó que los curiosos que los grababan movieran los hombros y bailaran con sus hijos en brazos y sus parejas. Esa y otra canción fue suficiente.

Después llegaron los jarochos, cinco hombres mayores trajeados de blanco y con sus arpas. Un hombre de gris detrás de ellos no paró de bailar, de gritar “¡Garibaldi vive!”.

Y aunque los mariachis y los norteños dieron un paso atrás para que las demás agrupacion­es hicieran lo suyo, las parejas y mujeres no dejaban de escuchar con atención la música. A todos los habían hipnotizad­o.

En un conteo rápido uno de los representa­ntes de los músicos en Garibaldi aseguró que más de mil personas dependen de lo que se consume en el lugar, no sólo las bebidas que se ofrecen en los restaurant­es, también las canciones al mejor postor.

Durante la fiesta musical también se acercaron los empleados de los pequeños negocios que todas las noches abren sus cortinas. “Les pedimos que vengan”, repetía una mujer de estatura baja quien dijo que todos la conocen en el sitio. “Muchas familias dependen del trabajo que hay en Plaza Garibaldi”, fue otra de las frases que se escuchó ayer.

Los jarochos y sus pañuelos rojos alrededor del cuello se retiraron y llegaron los tríos, más románticos que cualquier otro. Los jóvenes y adultos que cargaban sus instrument­os, vestidos con trajes negros con camisas blancas, decidieron cerrar con Gema y en una noche más de Garibaldi se escuchó: “Tú, como piedra preciosa, como divina joya, valiosa de verdad; si mis ojos no me mienten, si mis ojos no me engañan, tu belleza es sin igual”.

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 ??  ?? Los primeros en entonar melodías como el Son de la Negra y Guadalajar­a fueron los mariachis, sector más representa­tivo de la plaza.
Los primeros en entonar melodías como el Son de la Negra y Guadalajar­a fueron los mariachis, sector más representa­tivo de la plaza.
 ??  ?? Variedad. Norteños, tríos y jarochos, también aportaron su granito musical para atraer de nuevo a los clientes.
Variedad. Norteños, tríos y jarochos, también aportaron su granito musical para atraer de nuevo a los clientes.

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