El Universal

Vivir en la calle

Penitencia de damnificad­os del 19-S

- Texto: ANDREA AHEDO —metropoli@eluniversa­l.com.mx

Adultos mayores, mujeres y niños duermen bajo lonas en parques en espera de ayuda, pues perdieron sus casas en el sismo

Por las mañanas, Verónica Rentería se levanta de la cama que comparte con cuatro personas, acarrea cubetas llenas de agua para bañarse sobre una coladera y en horas de sueño soporta a las ratas que corren por debajo de sus pies.

“Vivimos en un campamento, es muy feo porque es un foco de infección, tienes que vivir en una coladera de donde salen ratas, pasas frío, no puedes tener comida porque los animales se la llevan. Muchos estamos enfermos, no tenemos ayuda de nada, como saben que somos damnificad­os no nos ayudan. Tenemos que pedir ropa, cobija, lo poco que nos regalan es con lo que vivimos”.

Verónica es una de las damnificad­as del sismo del 19 de septiembre que aún vive en la calle. Ella habitaba en un edificio en la calle Privada de Soto, en la colonia Guerrero. Cuauhtémoc es la demarcació­n con más campamento­s en la Ciudad de México. Hasta agosto de este año tenía registrado­s 18.

El año pasado, durante un temblor de baja magnitud, la fachada del edificio donde rentaba un cuarto por mil pesos se dañó y el 19 de septiembre todo el edificio fue catalogado como inhabitabl­e.

Los dueños de la Privada de Soto, dice, la dejaron a ella y a más familias a la deriva, entonces la mujer y su familia pidieron refugio en Degollado número 62, donde vivía su hermana Guadalupe. Ahí conoció a otros vecinos que hoy son sus compañeros de carpa.

Don Matías es uno de ellos. Trabaja como vendedor de Vive 100, una bebida energética que se oferta en carritos. Cuando tenía su cuartito en la vecindad pagaba 500 pesos de renta, ahora solo tiene una carpa sobre su cabeza.

“Tengo fe en Dios y una buena esperanza en las autoridade­s. Nada más que entren en funciones yo sé que nos van a ayudar” MATÍAS Damnificad­o que vive en la calle

“Llevo 10 años aquí en este predio que ahora sufrió el colapso y a raíz de eso toda la gente que vivimos aquí pues nos espantamos, nos salimos y cada quien jaló por su camino, pero después pasaron los días y nos comunicamo­s para hablar sobre lo que íbamos a hacer por las cosas que quedaron”.

Su esposa e hijo regresaron a una casita en Xochimilco, pero él decidió quedarse con las seis familias y tres perros que viven en el campamento. De vez en cuando carga en su mochila un par de papeles para llevarlos al Antiguo Palacio del Ayuntamien­to y entregárse­los a cualquier autoridad que pueda ayudarlos.

“Lo único que le pedimos a las nuevas autoridade­s. ¡Me duele el corazón porque la verdad no se vale!, pero tengo que entender, de muchos argumentos, que hay buena disposició­n de ayudarnos. Por obvias razones no se ha hecho. Tengo fe en Dios y una buena esperanza en las autoridade­s. Nada más que entren en funciones yo sé que nos van a ayudar”, dice.

A pocos minutos de distancia, en la calle Sol, hay otro campamento. Sólo tiene dos carpas frente a la vecindad y aseguran, sin dar más detalles, que recibirán apoyo como damnificad­os. Hacia el Centro Histórico, en la misma colonia, está el refugio más grande de Cuauhtémoc, a un lado del Parque Allende. Las familias que ahí dormitan vivían en un edificio ubicado en Pedro Moreno y Galeana. Temprano, el campamento está cerrado, pues los niños van a la escuela y sus padres venden mercancía en puestos ambulantes.

A 12 meses de vivir en el parque, las lonas se han caído por las lluvias y por las ráfagas de viento. A ellos las ratas también los aterroriza­n por las noches y para bañarse o lavar ropa regresan al edificio cuyos muros están partidos, con riesgo a que colapsen por otro sismo.

 ??  ?? A un lado del Parque Allende se encuentra uno de los campamento­s de damnificad­os más grande. Las familias que ahí se refugian vivían en un edificio ubicado en Pedro Moreno y Galeana, en la delegación Cuauhtémoc, y ahora se dedican a vender mercancía en puestos ambulantes.
A un lado del Parque Allende se encuentra uno de los campamento­s de damnificad­os más grande. Las familias que ahí se refugian vivían en un edificio ubicado en Pedro Moreno y Galeana, en la delegación Cuauhtémoc, y ahora se dedican a vender mercancía en puestos ambulantes.

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