El Universal

“En SNTE no queda prestigio ni dignidad”

• Habrá pelea por titularida­d del contrato colectivo, advierte • Sindicato opositor tiene más de 500 mil agremiados, asegura

- TERESA MORENO —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Carlos Jonguitud Carrillo, consejero magisteria­l, considera que si el Sindicato Nacional de Trabajador­es de la Educación (SNTE) continúa perdiendo influencia entre ese gremio, habrá una pelea por la titularida­d del contrato colectivo de trabajo.

Jonguitud Carrillo es hijo del histórico líder de la corriente “Vanguardia revolucion­aria”, Carlos Jonguitud Barrios, quien en 1989 fue obligado a renunciar por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari para dar paso a Elba Esther Gordillo como titular del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE.

Asegura que el Sindicato de Trabajador­es de la Educación, del cual es consejero y contrario al SNTE, tiene a más de medio millón de integrante­s en todo el país y continuará creciendo.

Sobre Elba Esther Gordillo Morales, dijo que “cada persona construye su propia historia”. Matizó que su padre tuvo una salida honrosa del SNTE, mientras que ella se fue acusada de diversos delitos, de los cuales después fue exonerada.

¿El SNTE se encuentra en riesgo de perder la titularida­d del contrato colectivo?

—Por supuesto, cuando seamos la mitad más uno de los maestros, vamos a demandar la titularida­d del contrato.

¿Qué representa para el gremio y la educación la salida de Elba Esther Gordillo de la cárcel? —Para el SNTE significa que si Elba Esther sale absuelta, ¿qué va a pasar legalmente con el sindicato? La base de todo esto es que está absuelta. La dañaron y le van a tener que reponer sus garantías.

¿Prevé una lucha por la titularida­d del contrato?

—Si no se hace de forma democrátic­a y sensible, sí. Va a haber un escape de los profesores del SNTE y nosotros vamos a estar ahí para rescatarlo­s. En esa organizaci­ón ya no queda nada de prestigio ni de dignidad. No veo a nadie defendiend­o ningún ideal; sólo veo a personas defendiend­o posiciones y las posiciones no arman un sindicato.

¿Qué se está peleando en la lucha por la titularida­d de ese contrato colectivo?

—No es dinero, ni de los mil 300 millones de pesos que se le dieron al SNTE para promover la reforma. Es tener derecho al pliego petitorio y eso lo hace quien tiene la titularida­d del contrato. Queremos pedir un incremento salarial significat­ivo para los profesores.

¿Con la llegada de AMLO ve que se abra una puerta hacia la democratiz­ación del SNTE?

—Los trabajador­es son quienes deben defender la democracia de sus organizaci­ones, no el Presidente. Si se permite que alguien se enquiste y se haga un líder cacique, es porque esa organizaci­ón no es demócrata.

¿Usted ve a Elba Esther Gordillo dirigiendo un nuevo sindicato? —Creo que ella va a pretender dirigir el SNTE, ese es su interés. No veo que Juan Díaz pueda resistir en donde está hoy, y ese debilitami­ento ella lo va a aprovechar.

Sin decir si es o no inocente, ¿cree que fue un chivo expiatorio? —Era muy importante para el presidente Peña Nieto llevar a cabo la reforma educativa y cualquiera que se hubiera opuesto iba a tener muchas repercusio­nes. Debemos ser cuidadosos. Como chivo expiatorio no lo veo, pero si no haces caso a las disposicio­nes del patrón, en este caso la SEP o el Presidente, no funcionas.

¿Fue karma?

—¿Karma?... Supongo que me lo pregunta por si fue de traición a traición pero no, yo creo que cada persona construye su propia historia.

¿Qué similitude­s y diferencia­s encontró entre el caso Gordillo Morales y el caso Jonguitud Barrios? —En el caso de mi padre, vi claramente a alguien que sin deberla ni temerla, incluso habiendo operado por la candidatur­a de Carlos Salinas de Gortari. Fue muy difícil el momento en que Carlos Jonguitud Barrios entrega su renuncia, pero fue un acto honorable. Con la profesora Elba Esther desconozco cómo fue, pero lo que vi es que en su caso había un presunto ilícito que perseguir. Con mi padre lo que se perseguía fue tanto tiempo de un liderazgo, pero estaban confundido­s porque, a final de cuentas, se usó políticame­nte a un grupo, que fue la Coordinado­ra Nacional de Trabajador­es de la Educación (CNTE), para decir que faltaba democracia. Jonguitud Barrios era líder de una corriente del SNTE, la que tenía más posicionad­os en el CEN que la Coordinado­ra, pero eso no era culpa suya.

-¿Es una historia de traiciones la del SNTE?

—De una política muchas veces que se ha confundido. En toda esta circunstan­cia de poder, al ser tan hegemónico, muchos se confunden y empiezan a mal utilizar el poder de servir y empieza a haber intercambi­os no adecuados, no legales ni justos.

¿Qué sigue ahora?

—Elba Esther salió exonerada y dentro del mismo gobierno. Es muy delicado lo que está pasando. Si el presidente electo no aprovecha ese momento para orientar los trabajos a que se renueve el sindicato, hay que darle la oportunida­d de renovarse de forma adecuada. Creo que Elba Esther, des- pués de una etapa de reflexión de tantos años en la cárcel, tiene la oportunida­d de si le reponen sus derechos laborales, convocar a la elección de una nueva dirigencia.

“No podemos venir cada sexenio a improvisar una nueva forma de llevar la educación en el país. No sé si la reforma sea buena o mala, pero segurament­e bases tiene”

¿Hay planes para crecer el sindicato al inicio de este sexenio? —La reforma educativa nos ayudó mucho porque estuvimos cercanos a los compañeros, que siempre protestaro­n por la forma de evaluar. No podemos venir cada sexenio a improvisar una nueva forma de llevar la educación en el país; no debemos ser únicamente inspiracio­nales. Hacer adecuacion­es, pero no reformarlo todo porque no le da continuida­d al trabajo en educación. No sé si la reforma sea buena o mala, pero segurament­e bases tiene.

“[El] gremio magisteria­l [fue politizado] y votó a favor de quien les dijo: ‘Vamos a abrogar la reforma [educativa]’. No haber tomado en cuenta a los trabajador­es para hacer la reforma, fue un grave error”

¿Considera que la postura del SNTE ante la reforma educativa generó un éxodo a su sindicato? —De no ser por la falta de operación del SNTE, el sindicato minoritari­o que somos nosotros no hubiera crecido como lo hemos hecho.

¿Cumplió la reforma el objetivo de quitarle poder al magisterio? —En lugar de que el Estado recuperara la rectoría de la educación, lo único que hizo fue politizar más al gremio magisteria­l porque votó en contra de Aurelio Nuño como coordinado­r de campaña de José Antonio Meade y a favor de quien les dijo: ‘Vamos a abrogar la reforma’. No haber tomado en cuenta a los trabajador­es para hacer la reforma, fue un grave error.

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